En su turno en el debate de investidura, el líder de la oposición le recriminó que haya empleado dos horas de su intervención para "no decir nada", sin ver al "elefante de la habitación con un gran lazo amarillo que está en medio del hemiciclo", en alusión a los claveles que portaban los diputados de ERC.
Casado, que afirmó que la historia del gobierno de Sánchez es la "historia de un gran vacío", formuló varias preguntas a Sánchez: "¿Qué ha venido a hacer aquí?", "¿quién es usted realmente?", "¿Dónde están sus apoyos reales? o "¿Para hacer qué se presenta a la investidura?".
En la contrarréplica, Sánchez instó a Casado a abstenerse para permitir la puesta en marcha de un Gobierno socialista, advirtiendo de que lo contrario sería "bloquear España", y el líder popular descartó hacerlo subrayando que Sánchez "no es de fiar" y que permitir su investidura "sería muy perjudicial para España".
En opinión de Casado, el problema es que Sánchez "tiene un proyecto de ruptura para España" y que, aunque trate de tener buenas intenciones, acabará pactando con el independentismo "porque está en su condición" y porque, a su entender, ha apostado por rehacer el Estatut. "¿Cómo voy a abstenerme si estaría dando patente de corso a los que quieren destruir España?".
De ese modo, le advirtió, está dando "carta de naturaleza a una minoría que está fuera de la legalidad hace demasiados años". Casado le remarcó a Sánchez que no puede decirle al presidente catalán, Quim Torra, que hay "un problema político", porque "lo que hay son unos presuntos delincuentes que están subvirtiendo la ley": "No es una cuestión política, es un delito que el presidente del Gobierno está relativizando".
Sánchez, aunque puso el foco en reclamar la abstención, también aprovechó para recordar al PP que él apoyó al Gobierno de Rajoy cuando aplicó el artículo 155.