Artesanías del Norte, Centro y Sur
Galería Carápan, situada en pleno corazón de la Zona Rosa de Monterrey, Nuevo León, tiene varias salas en una enorme casona de principios del siglo XX. Cuando uno las recorre, simplemente se queda atónita ante tanta belleza exhibida de una manera absolutamente prolija y por regiones: Oaxaca, Chiapas, Michoacán, Jalisco, Nayarirt, Zacatecas, Potosí, Veracuz y Chihuahua, es decir, todos los estados mexicanos con sus más finas y elaboradas artesanías.
Lozas , textiles, maderas talladas y laqueadas, joyas en plata , antiguas técnicas del arte plumario precolombino, enconchados- técnica de pintura sobre madreperla-, arte religioso elaborado con pasta de maíz, la que había desaparecido desde el año 1600 , ha rescatado Porfirio Sosa en sus innumerables y larguísimos viajes por todo México. En ellos se dedica a buscar las más diversas y exclusivas expresiones del arte popular azteca, que por cierto es riquísimo e impresionante por su variedad, creatividad, colorido y belleza.
Conexión entre dos extremos
Porfirio Sosa nos relata que se siente profundamente agradecido con la vida, pues ésta le dio la oportunidad de unir dos extremos: el de la sencillez y creatividad y aquel de la más grande sofisticación, además del don para poder apreciar adecuadamente cada pieza.
Confiesa, pausadamente, en este “lugar de paz”, donde fluye el agua de una pileta en un patio lleno de estatuas, “en muchísimas oportunidades me guío por lo más elaborado del arte popular, pues considero que la división entre éste, que ha sido heredado por generaciones, sin estudios académicos, y el arte en sí, que realizan personas que han seguido una formación en escuelas, no desmerece. Incluso, señala “para el ojo más experto a veces es muy difícil distinguir uno de otro”.
Cultura prehispánica mixteca y joyas de Frida Kahlo
Hay una sala donde se exponen las joyas, de gran influencia prehispánica, especialmente la mixteca descubierta en 1932. Esa sala ha sido visitada especialmente por la Princesa Letizia Ortiz, María Félix, Dolores del Río, Columba Domínguez, Joan Manuel Serrat y Bill Clinton entre otros muchos personajes de nivel mundial y mexicano.
Hay vitrinas con todas las réplicas de las Joyas de Frida Kahlo, confeccionadas en plata, turquesas, amatista, que Porfirio Sosa facilita a esta periodista para que las exhiba en las fotos, junto a chamantos y arropes.
Porfirio Sosa, se da el tiempo para recorrer sala por sala explicando el origen de cada pieza, ante nuestro asombro. Juegos de loza completos, copas en el tono, exhibidas en grandes comedores, con sus respectivos manteles, con trabajosos bordados.
38 años de incansable trabajo y viajes
Platos para adornar paredes, cristos, muñecos, vírgenes, candelabros, cuadros, baúles y miles de otros objetos de belleza incomparable, confeccionados en los más diversos materiales. Es tanta la belleza que está ahí, que de cuando en cuando se hace necesario salir a un patio para poder respirar y contener en algo esta inmensa belleza, colorido y formas, que a uno la envuelven de pie a cabeza al traspasar inocentemente la puerta de entrada. Es que Carápan es mágico, irresistible y se podría contemplar todo por horas. No se puede asimilar de una sola vez. Es demasiado. Por eso le pedimos a este Ingeniero dedicado al arte, que nos conceda una entrevista la próxima semana. Lo hace gustoso en su tono amable y amistoso, característico de los mexicanos.
Tarea extenuante física y emocionalmente
Porfirio Sosa, nos cuenta luego cómo adquiere sus obras de arte. “Es un trabajo extenuante, explica. “Me implican viajes de miles de kilómetros de recorrido por todo el país, recorriendo pueblo por pueblo, cargando la camioneta desde la mañana hasta la noche. Eso es agotador, porque debo embalar cada pieza seleccionada muy cuidadosamente. Pero, agrega, además luego está la parte emocional. “Eso, porque al viajar por estos pequeños poblados entro en contacto con gentes tan modestas, que viven en tal precariedad, como son las poblaciones mestizas e indígenas, que quedo muy entristecido al no poderle comprar a cada uno lo que ofrece, para que éste pase a tener una mejor vida”. Además, agrega,” jamás regateo con los precios, pues de ese modo haría desaparecer esas piezas artesanales”.
La cantidad de años que lleva en estos viajes, confiesa, “no han logrado hacerme más fuerte frente a tanta carencia. Tampoco he logrado llegar a entender, cómo es posible que estas personas que carecen hasta de lo más mínimo puedan crear estos juegos de losa tan completos, sin tener ni siquiera un platillo digno, además de los implementos mínimos dentro de un comedor”.
Oficina y Cristos
Luego de terminada la sesión de fotos, Porfirio Sosa nos pasa a su oficina que está completa con una Gran Obra de Arte: todas las paredes cubiertas de los más diversos crucifijos, donde ninguno es igual al otro. Ahora nos relata que al adquirir la casa había dentro de esta sala un enorme crucifijo. “Cada vez que me desprendo de una pieza, que para adquirirla puse tanto esfuerzo y oficio, es una parte mía que se va. Entonces pensé con qué quedarme yo, sin interferir con el gusto de la gente. Así empecé esta colección que hoy suman más de 300 crucifijos”.
Luego de muchas horas en Galería Carápan, llega el momento de irse. La despedida es cálida y se habla de un “hasta pronto”. Cuesta volver a la calle y ver transitar a la gente, escuchar el ruido y bocinazos de los autos y acostumbrarse a la normalidad. Hemos dejado, dando sólo algunos pasos, la belleza más grande vista en México, atrás. Esta visión quedará sin duda fija en nuestra memoria para siempre. Y como consecuencia, nos hará volver una y otra vez a Galería Carápan, donde afortunadamente un gran Ingeniero Mecánico Eléctrico, según nos cuenta su ex colega y amigo Alejandro Reyes Romo, decidió cambiar la Siderúrgica de San Joaquín por Galería Carápan.
¡Mis felicitaciones Porfirio. Le ha dado a México y a miles de extranjeros lo mejor y más selecto de toda la artesanía que se realiza en la República!
Texto y fotos: Annemarie Balde
(*) www.ablturismo.com