Apenas 48 horas después de la constitución del Ayuntamiento de Madrid, PP y Vox ya habían protagonizado la primera polémica del nuevo Gobierno municipal. Se trata del reparto de las concejalías de distrito: el PP ha ofrecido a Vox la presidencia de la Junta Municipal de Usera, pero la ultraderecha también quiere Chamberí y Salamanca, de acuerdo con la información adelantada por ABC.
Vecinos y asociaciones de estos barrios se pronuncian con cautela y temor a que se reviertan determinadas políticas, aunque las inquietudes difieren según el perfil socioeconómico de cada barrio: en el primero, preocupa el abandono o la inseguridad, mientras que en los otros –situados en zona más céntrica– muestran apego por las cuestiones medioambientales.
Al sur de la ciudad y fuera de la M-30, Usera es una de las zonas de menor renta per cápita (23.052 euros de media). Allí los edificios de promociones más nuevas contrastan con los edificios más antiguos y deteriorados. Se caracteriza, además, por la gran concentración de población inmigrante. Es el segundo con más porcentaje de extranjeros –el 22,07%– después de Centro. La media de la ciudad es del 14,2%.
"No los he votado ni estoy de acuerdo con ellos", adelanta una mujer de mediana edad que pasea con su marido por la calle Marcelo Usera, principal arteria del barrio. Eso sí, cree que con una presidencia de Vox en el distrito "se compensaría un poco el exceso de inmigración" pues, a su juicio, "en este barrio no lo reconoce nadie, lo que tenemos aquí es una invasión". A pocos metros, una joven de origen latinoamericano se apresura a decir: "No me simpatiza Vox ni lo que representan, no me gusta nada".
"Abandonados" por izquierda y derecha
Cristian también camina por esta misma calle con su mujer y su hijo en brazos. "No estoy nada de acuerdo con Vox, pero si de alguna manera hacen algo por el barrio... Estamos abandonados de todo el mundo: izquierda, derecha… Nadie hace nada", lamenta. E insiste en que el distrito "está cada día más degradado, más sucio, con menos recogida de basuras y menos servicios en general". "Podían hacer calles peatonales", sugiere antes de afear que el Ayuntamiento no tiene ningún proyecto para la zona sur. "Todo es para el centro y norte".
Esta opinión se repite a lo largo de la vía donde, no obstante, Más Madrid fue la primera fuerza y Vox consiguió alcanzar un 8% de las papeletas, apenas por encima de la media de la ciudad. "Este barrio está dejado de la mano de Dios en todos los aspectos", así que "peor que antes, no creo que vayamos a estar", sentencia Julio, de 60 años, que pasea con su suegra. "Soy de los primeros que va a recoger firmas, pero no me han hecho ni caso", se lamenta. Y aboga por "crear serenos, como antiguamente" para dar mayor "seguridad" al vecindario. "Muchas cosas se pueden hablar con quien gobierne, sea del PP o sea quien sea", asevera.
En la Asociación de Vecinos de San Fermín, también en Usera, dicen que "no es un tema del que queramos hablar por ahora". En el barrio de Orcasitas, en cambio, no tienen problema en valorar ya una posible llegada de Vox a la presidencia de la Junta. "Por lo que han dicho anteriormente, están en contra de todo el tejido asociativo", asegura el presidente de este colectivo vecinal, Juan Cordero: "No sabemos si van a aplicar sus propuestas al pie de la letra, pero si es como parece indicar, nos van a espolear: la idea de participación ciudadana que tienen es nula".
"Nosotros defendemos siempre los intereses de los vecinos del barrio, con el anterior gobierno y con el que venga. Somos la asociación de los vecinos, no de los partidos políticos", se entusiasma Cordero. "Y si van a intentar eliminar lo conseguido, nos van a tener enfrente".
¿Qué es lo conseguido? Entre otras cosas, la remodelación del campo de fútbol de San Fermín, cuyo convenio se ha firmado hace apenas unas semanas. "Puede parecer algo de poca monta, pero hay cientos de chicos y chicas que hacen deporte y necesitan un espacio en condiciones".
Pendientes de los nombres: "Influyen mucho"
Al otro lado de la ciudad, en la calle Serrano del distrito de Salamanca, no son muchos los que se animan a dar su opinión sobre la posible llegada de Vox a la presidencia de la Junta de distrito. "La política y eso, no nos va", corta en seco un hombre de 60 años que pasea con su esposa. Más gente evita la pregunta negando con la cabeza o asegura no vivir allí. A escasos seis kilómetros de Usera –y unos 45 minutos en transporte público– estas manzanas se cuentan entre las más lujosas de la capital, donde brotan hoteles y boutiques para bolsillos acaudalados y oficinas de multinacionales.
Aquí la renta trepa a los 81.634 euros per capita, entre tres y cuatro veces más que en Usera. La extrema derecha consiguió en torno al 12% de voto en las elecciones municipales, mientras que el PP consiguió mantener el que sigue siendo su feudo más emblemático de la ciudad.
¿La llegada del partido de Santiago Abascal será positiva? "Seguro que sí", lanza al aire una mujer que acelera el paso y avisa de que tiene "prisa". Parte de la base de que "todo es mejorable en esta ciudad", pero duda ante la pregunta de qué cree que podrían hacer por su barrio: "Eso tendría que verlo con más detalle, chico, no sé".
Pero Salamanca es un distrito grande (tiene más de 145.000 habitantes) y el entusiasmo se modera en cuanto se pone distancia de la Milla de Oro. "Estamos preocupados porque va a significar un retroceso en las formas de relación", destaca Juan Antonio Aguilera, portavoz de la Asociación de Vecinos Goya-Dalí. "Si ya con el PP fue difícil, con Vox va a ir a peor", resume. En cualquier caso, piden "esperar para ver a quién designan: no somos partidarios del programa de Vox en general, pero las personas influyen mucho".
El énfasis en la participación ciudadana une de alguna manera a los vecinos de Orcasitas con los de Goya-Dalí, aunque pertenezcan a distritos muy diferentes. "En los últimos años había estado en uno de los niveles más alto de la ciudad, hay un campo asociativo muy activo en este distrito", destacan en este barrio. "Vox es una ramificación del PP y ya tenemos experiencia con ellos, por lo que nos tememos una gestión más centralizada desde el despacho del concejal presidente", sostiene Aguilera. Y enumera los logros que este tipo de gestión pondría en peligro: "la continuidad de los foros locales", la colaboración vecinal en las fiestas de distrito –"en las que se trabaja desde las asociaciones con muy buenos resultados"–, la rehabilitación de la plaza de Dalí original o "el mantenimiento y mejora de servicios sociales".
"Más polución" y "coches a tope"
La ultraderecha "tiene una cruzada con todo el tema del cambio climático, la contaminación les da igual y lo que van a hacer es no regular nada", se queja Iker, un estudiante veinteañero que vive de alquiler en el distrito de Salamanca. "En habitabilidad, creo que puede perjudicar al barrio, con más polución y menos aire saludable", agrega.
Su opinión la comparte Fran, otro universitario de la misma edad, vecino de Chamberí, otro distrito acomodado. En términos de renta per cápita –49.808 euros–, esta zona duplica la cifra de Usera, pero también queda lejos del nivel de vida en Salamanca.
"Aunque esto no sea parte de la almendra central, está mucho más despejado. Temo que desaparezca todo lo que se ha avanzado y que vuelva otra vez el modelo de coches a tope", comenta Fran para aludir al tramo peatonal de la calle Galileo, que fue un ensayo del Ayuntamiento para estudiar la ampliación de la medida a toda la vía. En cualquier caso, avisa de que no piensa que Chamberí "sea un distrito especialmente peligroso para Vox, ni tampoco Salamanca. Casi me preocupa más que tengan Usera a esto", reflexiona.
"Hasta que no se vea cómo lo hacen, no se puede valorar"
"No soy de Vox, pero si la gente les ha elegido, tienen derecho a estar ahí", defiende un joven en la treintena que pide no dar su nombre. Frente a la salida de la estación del metro de Argüelles, también en Chamberí, pide cautela porque "hasta que no se vea cómo lo hacen, no se puede valorar a un partido nuevo, independientemente de las ideas que propaguen".
Mari Carmen, de 50 años y vecina de toda la vida del barrio, tiene una opinión distinta. "Creo que me voy a cambiar de barrio, vamos. No me gusta la gente que no cree en la igualdad ni en la mujer, y que además quiere que retrocedamos 50 años. Me aterra", dice con tristeza antes de alejarse por la calle de Alberto Aguilera.
Para ella, una posible irrupción de Vox "supondría muchos cambios" que no está dispuesta a asumir. Como en el colectivo Corazón Verde Chamberí, donde admiten estar "muy preocupados" por la llegada de la extrema derecha.
Entre otras cosas, porque la derecha "había amenazado con cerrar la Casa de Cultura, que es una institución magnífica, creada y gestionada por muchas asociaciones de todo tipo", señalan. También temen que se reviertan medidas como el carril bici que "pueden ser suficientes o no, pero suponen un paso adelante para facilitar la movilidad" o que se lleve a cabo el desmantelamiento de Madrid Central, lo que consideran una "monstruosidad" porque "ha sido positivo pese a todo lo que se dijo" y "no ha habido efecto frontera": "Hay que seguir regulando el tráfico para que la ciudad sea más habitable, más sana y más sostenible".
Sin embargo, se niegan a entregarse demasiado rápido a la resignación. "Hay que aceptar los resultados electorales, pero solo podemos esperar a ver qué sucede". Otros colectivos vecinales se pronuncian en el mismo sentido, y prefieren guardar silencio hasta que haya una designación definitiva.
Es el caso de las asociaciones más tradicionales y combativas de Chamberí, El Organillo, protagonistas de la pelea que acabó consiguiendo el desmantelamiento del campo de prácticas de golf que Esperanza Aguirre había instalado en el parque público del Canal de Isabel II. "No queremos entrar a rumores porque el decreto que publicó Alcaldía el pasado sábado, establecía que el concejal responsable del distrito es del PP", explican.
En cualquier caso, la configuración del Gobierno municipal parece no ser definitiva. Este mismo jueves ha habido baile de responsables de concejalías. Y mientras el PP negocia con Vox la investidura de Isabel Díaz Ayuso en la Comunidad de Madrid, la puerta de entrada de los de Abascal en el poder municipal no está cerrada. Es más, a la formación de extrema derecha no le basta con la presidencia de distritos, sino que quiere "concejalías de gobierno" y han anunciado que rompen "toda relación con el PP" para las negociaciones regionales hasta que el PP cumpla lo firmado.
En Ciudadanos han salido al paso de la polémica alegando que la petición de Vox implicaría un acuerdo expreso entre ellos y los populares. "Dudo mucho que nadie se vaya a meter a ver los matices de si un partido tiene Juntas de Distrito", declaró la vicealcaldesa, Begoña Villacís, en una entrevista con El Mundo. Al parecer, a los vecinos de Usera, Salamanca y Chamberí sí les importan estos 'matices'.
Mario Escribano
FUENTE: eldiario.es
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