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Opinión: “La Columna de Primavera…”

Fumar… ¿Es un placer?

Por Primavera Silva Monge (*)
miércoles 19 de septiembre de 2018, 21:56h

19SEP18 – SANTIAGO DE CHILE.- ¿Un placer como tener sexo? ¿Una costumbre como el saludo? ¿Un bienestar como alimentarse? ¿Un entretenimiento como bailar? ¿Un vicio como el alcoholismo? ¿Una necesidad como amamantar a un recién nacido? ¿Un mal hábito como sacarse los mocos sin pañuelo?

Fumar… ¿Es un placer?
Fumar… ¿Es un placer?

Cuando uno tiene una herida en cualquier dedo de la mano y topa una y otra vez dicha herida con lo que nos rodea, se da cuenta de lo mucho que se usa y expone el dedo en cuestión. Cuando éste se cura, ya no se recuerda lo molesto que fue tenerlo invalidado. Así me ocurrió, sin darme cuenta, con la Ley antitabaco, que pretendiendo seguir las normas de la OMS, ha despejado abruptamente nuestros pulmones de nicotina cuando estamos en sitios públicos. Hacía tiempo que no caía en cuenta de que no veía fumar a nadie alrededor. Hacía tiempo que no me daba cuenta de que ya no me pongo a toser dentro de un restaurante u oficina pública. Hacía tiempo que no me había dado cuenta de que no se ven desenfadados escolares con cigarrillos en sus bocas de niños crecidos.

Encontrándome enferma, justo para la larga celebración de las Fiestas Patrias de Chile, traté de no echarme a morir y ser optimista, en cuanto a lo que acontece en mi país, buscando cosas buenas antes del final de fiesta, que es cuando se cuentan los muertos atropellados o aprisionados entre hierros automovilísticos por causa del exceso de alcohol mezclado con irresponsabilidad urbana. Estuve un par de horas pensando en ello, pero me dormí sin encontrar nada digno de ser comentado, hasta que desperté con este pensamiento adherido a mis neuronas mareadas.

La mencionada ley, que recibiera el más alto vituperio del nuevo siglo, hacía rato que nos estaba permitiendo respirar aire de mejor calidad en Chile, al menos en las zonas de refugio humano como los hogares, hospitales, oficinas, restaurantes, escuelas… Al comparar, necesariamente vienen a la memoria sucesos de mi infancia (ya les he dicho que tengo excelente memoria) desde donde se desprenden recuerdos como haber tenido que soportar, en mi propio rostro de niña, la exhalación tabaquera de profesores, almaceneros, choferes de la locomoción colectiva, médicos, novios, hermanos.

Sí, han cambiado cosas para bien y ni siquiera hemos dado las gracias. Lo peor y me incluyo, no nos habíamos dado ni cuenta de este buen cambio, de tanto usar el tiempo para hablar de los malos. Realmente, se siente rico pasar por una vitrina o una fuente de soda sin tener que aspirar humos impropios. Se huelen aires de esperanza. Se siente bien la civilidad, aunque sea obligada.

Al margen de lo anterior, todavía existen ciertos espacios públicos que acogen fumadores que juegan al escondite en horas de trabajo. Es un vicio, excusan… Los otros vicios… ¿También podrían obtener los mismos furtivos recreos, como salir a tomarse un vaso de vino cada tres o cuatro horas? ¿También se podría ir a jugar al casino? Es que es una costumbre, alegan otros… ¿Se podría salir, cada cierto rato, a saludar gentilmente a la gente que va pasando? ¿O quizás ir a jardinear a la casa, por lo menos una vez al día? Me hace sentir tan bien, explican… ¿También se podría salir al gimnasio cada cuatro horas? ¿Ir a una sesión de acupuntura? ¿A un masaje? Quienes califican el fumar como un entretenimiento… ¿Considerarían plausible que algunos fueran al cine una a dos veces diarias? Ahora, conviniendo en que solamente se trate de un mal hábito… ¿Se podría salir a jalar del pelo a las mujeres bonitas que coqueteen con nuestros cónyuges? ¡Solo una vez a la semana! ¿Sí? Por último pregunto a quienes absurdamente defienden al cigarrillo como un placer cilíndrico… ¿Cuántas veces, por un placer similar, se me permitiría acostarme con mi marido en horario laboral?

(Primavera intoxicada)

(*) Primavera Silva Monge es una escritora chilena, traductora de japonés, ex alumna del prestigioso Instituto Nacional de Santiago de Chile, artesana y socióloga por afición. Sus escritos los redacta referidos principalmente a los temas cotidianos imprimiéndoles una dosis de frescura y cercanía que hacen muy fácil su lectura y comprensión. Su género literario favorito es la novela y el relato o cuento corto.

Primavera Silva Monge (*)

(*) Primavera Silva Monge es una escritora chilena, traductora de japonés, ex alumna del prestigioso Instituto Nacional de Santiago de Chile, artesana y socióloga por afición. Sus escritos los redacta referidos principalmente a los temas cotidianos imprimiéndoles una dosis de frescura y cercanía que hacen muy fácil su lectura y comprensión. Su género literario favorito es la novela y el relato o cuento corto.

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