Vivimos en una época en que la censura de medios impresos nos parece inaceptable pero no somos capaces de percibir hasta qué punto los gobiernos limitan, sin ningún tipo de consecuencias, nuestra libertad de expresión online. Esto se debe, en parte, a que el avance de la tecnología, por un lado se torna imparable, y por el otro, como consecuencia indirecta también está aumentando el control de los medios desarrollados por gobiernos y lobbies para limitar la libertad en la red.
Todo ha ocurrido tan rápido que nos hemos quedado ciegos y, por eso, cuando hablamos de censura y manipulación en Internet solemos caer en el tópico de pensar en China como único país censor.
No podemos estar más equivocados. Está claro que las dictaduras y los regímenes autoritarios actuales, tienen entre sus objetivos el control de Internet. Pero cada vez más países que destacaban por la defensa de la libertad online, están empezando a hacer cambios para restringir este derecho y, en los casos más graves, incluso, a utilizar las redes sociales como un instrumento para acallar la disidencia. Un ejemplo del poder que ejercen los gobiernos para limitar la libertad de expresión de los ciudadanos en la red, es lo ocurrido en Egipto durante la Primavera Árabe. Poco más de dos semanas bastaron para demostrar que los movimientos de protesta en la red pueden cobrar una fuerza inusitada (Mubarack tuvo que renunciar). Aunque por desgracia, esos días también sirvieron al gobierno para descubrir lo eficaz que puede ser cortar el acceso a Internet, si el objetivo es silenciar protestas o movimientos en contra de las políticas de un gobierno o régimen.
Existe no obstante, algo que va más allá de la censura y que ha demostrado ser tremendamente eficaz para las campañas políticas en países que presumen de una supuesta democracia sin fisuras. Estamos hablando de las técnicas de manipulación, capaces de limitar la competencia de los ciudadanos para elegir líderes políticos en base a noticias y debates objetivos. Así ocurrió, por ejemplo, en Estados Unidos donde la empresa Cambridge Analytica utilizó información personal de 50 millones de usuarios de Facebook para manipular las elecciones a favor de Trump; a través de algoritmos se diseñaron campañas especialmente segmentadas para determinadas audiencias. El problema de este tipo de tácticas, no obstante, es que son muy difíciles de perseguir, debido a la gran cantidad de personas y de los bots desplegados.
Según The New York Times, estas tácticas de manipulación en Internet han tenido un importante papel en al menos 17 elecciones al margen de las de Estados Unidos. Filipinas, Ecuador o Turquía, son solo algunos ejemplos de países donde los partidos en el poder pagaron a comentaristas, troles, sitios de noticias falsas y medios propagandísticos para influenciar el apoyo popular y promocionarse.
Parece mentira que desde el envío del primer mensaje legible a través de Arpanet, lo que fueron los primeros pasos de Internet, según se cuenta en este artículo especializado en el tema, hayan pasado casi 50 años. Desde entonces, la realidad nos ha descubierto que muchas de las ideas en las que creímos en un primer momento eran solo mitos; principalmente aquella de que Internet es un espacio libre de interferencias gubernamentales.
La Primavera Árabe consolidó Internet como “una herramienta de movilización e información ciudadana” y ahora es nuestra obligación luchar contra la censura en la red y reclamar a los partidos políticos que acaben con la llamada “vigilancia digital”.
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