Pedro Sánchez llamará en los próximos días a Pablo Iglesias y a Albert Rivera para plantearles una reunión en la que abordar su primera propuesta tras ser elegido secretario general: la creación de una mesa de negociación para intentar desbancar al PP del Gobierno, que tanto Unidos Podemos como Ciudadanos miran con cierta cautela.
"Quiero anunciar que me pondré en contacto con los líderes de Unidos Podemos y Ciudadanos para que la próxima semana podamos reunirnos. Me imagino que por separado", ha reconocido Sánchez. Rivera ya le ha dejado claro que pueden hablar de medidas parlamentarias, pero que no quiere entrar en ninguna conversación relacionada con una hipotética moción de censura.
Sánchez ha admitido que la única fórmula para llegar al Gobierno pasa por un entendimiento entre Unidos Podemos y Ciudadano, que mantienen sus vetos. Si conservan la negativa, Sánchez tendrá la baza de acusarles de haber impedido el cambio de nuevo.
"¿Cuántos metros podemos avanzar juntos? ¿5, 10, 20 metros? ¿Podemos llegar juntos a Moncloa? No lo sé, pero lo importante es que hagamos ese camino juntos", ha dicho Sánchez.
"Tenemos un destino que es la Moncloa porque somos la izquierda que aspira a gobernar. Tenemos que tener una hoja de ruta clara", les ha dicho Sánchez a los parlamentarios socialistas: "Nuestra prioridad es cambiar al gobierno. Lo que hacemos es tender la mano al resto de fuerzas que se denominan del cambio para alterar el rumbo de las instituciones en nuestro país", ha insistido Sánchez, que ha asegurado que están "abiertos a todas las opciones y políticas" que las otras dos fuerzas planteen en esa mesa de negociación. "No aspiramos a monopolizar esta mesa por el cambio", ha dicho en la primera reunión con los parlamentarios.
En las filas socialistas hay un cierto escepticismo sobre el plan de Sánchez, dado que ya fracasó una vez. "Seguimos siendo 84, no hemos crecido", le ha recordado el diputado Cipriá Císcar en la reunión a puerta cerrada. A su salida de la reunión y preguntado por los periodistas Sánchez se ha limitado a decir que "lo va a intentar".
El grupo socialista ha aprobado por asentimiento la nueva composición de las direcciones en el Congreso, el Senado y el Parlamento Europeo. Margarita Robles, recién elegida portavoz del PSOE en la Cámara Baja, ha dado la palabra a Pedro Sánchez en su primera intervención ante los parlamentarios socialistas, a los que el secretario general ha saludado uno a uno a su llegada a la sala Ernest Lluch.
La mayoría de parlamentarios socialistas han recibido en pie y con un aplauso a Sánchez en la primera reunión que ha presidido en su nueva etapa como secretario general. No obstante, destacados socialistas andaluces, como el destituido secretario general del grupo, Miguel Ángel Heredia, y el exdirigente federal Antonio Pradas no han participado del recibimiento, ya que ni se han puesto en pie ni han aplaudido, como tampoco otros parlamentarios vinculados a la candidatura de Susana Díaz en las primarias, como la vallisoletana Soraya Rodríguez, informa EFE.
Sánchez les ha saludado a todos, incluidos a los que fueron personas de su confianza y que ahora han sido apartados. A Antonio Hernando le ha dado un abrazo, como a César Luena. Más frío ha sido el saludo con Óscar López. "Ha habido mucho frialdad", dice un parlamentario sobre el recibimiento de Sánchez.
En presencia del secretario general ha habido dos intervenciones. Una de César Ramos, que ha apelado a la concordia, y otra de Cipriá Císcar, que ha felicitado al nuevo líder, pero le ha recordado que le ha votado medio partido pero que el otro medio apostó por otras opciones. El diputado valenciano cree que ahora es el responsable de "unir" al partido y reconectar en la calle. Sánchez les ha dado la razón.
Robles: "Unidos como un solo hombre y una sola mujer"
La nueva portavoz parlamentaria, Margarita Robles, ha asegurado que el grupo "está unido como un solo hombre y una sola mujer". Aunque ha admitido que puede haber discrepancias sobre asuntos puntuales, ha argumentado que "en las grandes cuestiones hay un objetivo común".
El nombramiento de Robles, que ha sido asumido por asentimiento en el grupo socialista, ha sentado mal en algunos diputados que ponen en duda que sea capaz de imponer la disciplina de voto cuando la rompió en la investidura de Mariano Rajoy. Uno de los diputados ha expresado en la reunión también sus dudas sobre la designación al tratarse de una diputada independiente. La dirección responde con el precedente de José Antonio Alonso. Respecto a la disciplina de voto, restan importancia argumentando que la militancia le ha dado la razón apoyando mayoritariamente a Sánchez.
Irene Castro
eldiario.es
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