La novela, publicada por la editorial Planeta, fue presentada en Madrid, en medio de un dialogo intenso del escritor Javier Sierra con la escritora, que tiene verbo y comunicación para abrumar a cualquiera. Espido Freire (Bilbao, 1974) llevaba unos cuantos años sin presentar novela, afectada por cierta depresión, pero “sin dejar de trabajar en otras cosas durante este tiempo”, declaró.
Durante la presentación resaltó el dolor de la zarina Alejandra, por la hemofilia de su hijo, heredero del zar, sus buenas virtudes domésticas como madre y esposa, no siempre valoradas por la opinión masculina o la opinión pública exterior de Rusia que no la amaba y culpaba de muchas cosas en tiempos difíciles del anarquismo, que obligaba a los zares a vivir en sus “jaulas de oro”.
La autora de Llamadme Alejandra –el título es muy común- dice que sabe del dolor y del sentido de la violencia, porque ha vivido en el País Vasco, donde esta última era habitual en la vida cotidiana y había que hacerse a convivir con ella, sabiendo que la misma vida podía irse en el segundo siguiente por un atentado.
Preguntada por si algún día narraría esa vida de violencia de ETA en el País Vasco que ella bien conoció, declaró que no lo descarta en un futuro, si bien se ve joven y necesitaría un poco más de distancia para hacerlo.
El personaje de Rasputín es clave igualmente en la vida de la zarina Alejandra, un eremita del siglo XX con gran poder psicológico y sanador, casi mágico, capaz de dominar la corte de los zares. Personaje muy potente, capaz de acaparar él solo una novela, pero Espido Freire quiso concentrarse en la protagonista Alejandra, que tuvo gran influencia en su esposo el zar Nicolás, un buen hombre, pero incapaz de gobernar un imperio.
El destino parece planear sobre la familia de los Romanov, que la escritora vasca ha investigado a fondo, introduciéndose en los palacios rusos sin haberlos visitado para no dejarse llevar por el contraste de la realidad actual y el mito del pasado.
Los ejércitos Banco y Rojo de la Rusia de primeros del XX manejaron los últimos días de la familia de los zares. Alejandra y Nicolás fueron fusilados por los revolucionarios en una crimen que dejó un capítulo sangriento inolvidable en la historia. Alejandra, descendiente de la reina Victoria de Inglaterra siguió ese destino implacable de los zares y su vida ha dado lugar a biografías, novelas y películas.
En este año del centenario de la revolución de 1917, esta magnífica novela de Espido Freire nos presenta desde dentro a uno de los personajes más importantes y menos conocidos de aquellos años: la zarina Alejandra, quien fue víctima de bulos de todo tipo. Esta es su propia versión, y en ella su figura se contempla desde la intimidad.
El libro
Antes de la Revolución
Julio de 1918. Hace ocho meses que los bolcheviques han tomado el poder en Rusia. Pero su revolución no está consolidada. El mes anterior ha comenzado una guerra civil entre los revolucionarios y los llamados rusos blancos, los partidarios del viejo régimen. Estos, de momento, les van ganando terreno a los rojos. El zar Nicolás II, que, forzado por las circunstancias, abdicó en marzo del año anterior, es prisionero de los bolcheviques, junto con su familia, su mujer y sus cinco hijos. La familia imperial no sabe qué destino les aguarda. Sueñan con que les dejen instalarse en algún lugar, dentro o fuera de Rusia, en el que vivir tranquila y modestamente; pero la violencia con que se está conduciendo la revolución ensombrece esa esperanza. Un día les ordenan que recojan sus pertenencias a toda prisa porque van a ser trasladados.
Así empieza esta novela, narrada en primera persona por la última zarina de Rusia, la princesa Alix, nieta de la reina Victoria, que en Rusia, al casarse con Nicolás, ha tomado el nombre de Alejandra Feodorovna:
“Nos han despertado en mitad de la noche a gritos porque nos espera un nuevo viaje. Nicolás se ha levantado, ha abierto la puerta y a través de ella, semicerrada (yo aún en camisón, el Nene asustado y confuso), ha hablado con el comisario Yurovski."