"Era una chica responsable y segura. Tenía 9 años y no le tenía miedo a nada", dice Jorge, quien entrenó a Micaela durante seis años.
Hace una semana no puede evitar volver a una imagen de esa época, de su propia hija cuando era bebe. "Estábamos en el gimnasio y la beba iba desde donde estaba yo adonde estaba Micaela. Cuando me acuerdo no lo puedo creer, no puedo creer lo que pasó".
Micaela fue hallada muerta el sábado pasado después de estar desaparecida por una semana. La autopsia dice que murió asfixiada y la investigación judicial apunta como principal sospechoso a Sebastián Wagner, un hombre de 30 años que tenía dos condenas por violación pero había salido de prisión por decisión del juez de Ejecución de Penas Carlos Rossi.
Cuando tenía 12, Micaela volvió a viajar sola. Después de tres años de entrenamiento, se clasificó en cuarto lugar para el Campeonato Mundial de Gimnasia Artística, en Alemania. Sus padres la autorizaron a viajar con la delegación y se preparó para la competencia. Pero en esa época, 2008, había una ola de incendios en los campos bonaerenses. Las rutas estaban cortadas y sus padres no pudieron llegar a tiempo al aeropuerto. Micaela perdió el vuelo y la delegación viajó sin ella. Pero la desesperación no duró mucho. Le compraron otro pasaje y ella voló hacia Europa, donde se encontró con su entrenador en el aeropuerto y pudo competir. Representó a la Argentina en la ciudad de Ulm en la categoría de 12 a 15 años. "Nos fue bien, a pesar de que allá había mucho nivel y de que ella no era la mejor de acá. Desde entonces empezó a mejorar".
Después del Mundial, Micaela participó de otras competencias, nacionales e internacionales, como los Juegos Panamericanos de Camboriú de 2010, donde estuvo en la categoría Grupo y ganó la medalla de plata. Durante esos años pasaba los fines de semana en la casa de Jorge y su esposa Luisa. Y en el último tiempo de entrenamiento, se quedaba en la casa de sus amigas.
A los 15 empezó a alejarse de la gimnasia y a incursionar en otros deportes. Dejó la idea de perfeccionarse en el Cenard, que tenía cuando era menor. Y, como en Gualeguay, a 200 kilómetros desde su casa, se daba el profesorado de Educación Física, decidió estudiar allí. El pasado sábado 1º de abril, cuando fue atacada, se encontraba en esa ciudad. Había empezado a cursar el último año de la carrera.
"Nos llamó la madre el sábado y nos dijo que Micaela estaba desaparecida -cuenta Jorge-. No sabíamos qué hacer. Estuvimos difundiéndolo por todos lados. Generamos la marcha a la Plaza de Mayo y al Obelisco con mis otras alumnas".
En los últimos años, a pesar de que ya no los unía la gimnasia aeróbica, Jorge y Micaela siguieron en contacto. Él la orientaba en su carrera y se mantenía al tanto de cómo estaba. Hasta ayer, Jorge pasaba sus horas en el gimnasio con sus otras alumnas preparando, en homenaje, un video sobre Micaela.
La militancia
Micaela dejó de entrenar en gimnasia a los 16 y se acabaron los viajes cada fin de semana. Hasta que empezó el profesorado. De lunes a viernes cursaba en Gualeguay, pero los viernes volvía a Concepción, donde militaba en el barrio Villa Mandarina con su grupo de Movimiento Evita. "Tenía una voluntad enorme", cuenta un amigo de la militancia, Damián Castro, que la conoció en 2013. "Si tenía que rendir 10 materias las sacaba, pero los fines de semana militaba en Concepción. Creía en la política como herramienta".
"La negra", como la llaman sus amigos, tenía planeado recibirse este año y volver a vivir en Concepción para militar "de lleno". "Los chicos con los que ella trabajó en el frente barrial tenían 11, 12 años cuando los conoció. Ahora tienen 15, 16. Están terminando la secundaria. Hacen deporte. Eso es en gran parte gracias a ella, que organizaba torneos de fútbol, o batucadas. Hay una que ahora está en pie hace 4 años".
La última vez que Damián habló con Micaela fue unas horas antes de la fiesta en el boliche King, en Gualeguay, la noche de la desaparición. Hablaron de las acciones sociales de ese fin de semana. "Ahora no tengo bronca contra nadie. Con Micaela hablábamos hasta el cansancio de que la solución no es la mano dura, no es endurecer las penas. No se trata solo de que Wagner cumpla una condena de 20 años o que el juez Rossi sea destituido. Eso no va a hacer que Micaela vuelva ni que deje de haber muchas más como ella. Para que esto sirva, para que ella descanse, tenemos que cambiar nosotros".