Pero no, se refería a los cuatro perros que asesinaron al Presidente Allende y que fueron muriendo antes que ella y lo celebraba con alegría. Esta frase me viene ahora a colación a propósito de una historia de “Los Tres Chiflados” y es una historia triste, que la gran mayoría de los gobiernos “democráticos” tienen miedo de recordar pero que me gustaría contarla.
Verán, la historia dice así: Un día cualquiera se juntaron Los Tres Chiflados y en su vaguería y horas y horas de ocio, decidieron que un robo a gran escala podía proporcionarles más dinero del que ya habían robado anteriormente.
Se pusieron manos a la obra y buscaron un lugar de la tierra, con recursos naturales abundantes y se decidieron por el petróleo. Como tres muchachitos masturbadores, arengaron a los vecinos, mintieron, calumniaron, traicionaron y se encomendaron a un ser supremo con la ayuda de los fanáticos.
Y así con tres mil tanques, un millón de hombres, dos mil aviones y catorce mil toneladas de explosivos, invadieron un pequeño país. Que no estaba desarmado, ya que tenía veinte aviones, cuatro tanques, mil quinientos soldados y algunos explosivos. Bombardearon, quemaron, robaron, violaron y lo celebraron. Dejando tras ellos un millón y medio de muertos, dos millones de lisiados, cinco millones de huérfanos, ciudades enteras reducidas a escombros, enfermedades y desolación.
Los gobiernos malditos los condecoraron y es más, celebraron que un hijo de perra, soldado del país del norte se sentara en el sillón presidencial del país destruido, poniendo los pies sobre su mesa de trabajo, faltando el respeto a toda una nación, humillando generaciones que aun no comprenden la razón de tanta maldad.
Ahora, muchos años después de sucedido aquello, he recordado las palabras de mi abuelita cuando los mayores criminales dejaron de jugar ajedrez, ya no tenían torres.
Ahora según parece, Los Tres Chiflados comienzan a preocuparse. Algunas (muchas) personas aunque tarde, piden justicia.
Sólo escribo lo que pienso, aunque no entiendo que los invasores a través de la historia sean héroes y valientes y los humillados, robados y perseguidos, sean terroristas cuando buscan la justicia.
(Geral Aci – Julio 2016)
Si (
No(
