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El Buen Uso del Español en Libro

El nuevo best seller de la RAE

De izquierda a derecha, los académicos José María Merino, Soledad Puértolas, José Manuel Blecua, Luis Mateo Díez y Salvador Gutiérrez
De izquierda a derecha, los académicos José María Merino, Soledad Puértolas, José Manuel Blecua, Luis Mateo Díez y Salvador Gutiérrez
miércoles 22 de octubre de 2014, 11:21h

La Real Academia Española está en la calle y hasta parece humana. Es polémica porque sus diccionarios hieren susceptibilidades sociales e históricas; es contradictoria porque sus académicos se declaran insumisos a las propias recomendaciones que ellos mismos proponen y aprueban; es popular, porque defiende el interés público y orienta a todos los hispanohablantes en el uso correcto del idioma común; también es un producto, porque tienen un material entre manos muy valorado por las editoriales, que convierten la lengua común en un excelente negocio gracias al esfuerzo de los académicos; y sólo se ancla en el pasado por conveniencia, como ocurre en El buen uso del español, que ahora lanza Espasa sólo en papel.

No, las dudas más recurrentes que tenga sobre su idioma no serán resueltas en el momento vía internet. Su éxito de 45 millones de visitas al día para consultar el diccionario no repercute en las cuentas de la institución, como podría hacerlo un ejemplar bien editado, como ocurre con la mencionada obra. “Será un best seller”, dijo Ana Rosa Semprún, la acreditada editora de Espasa. No un superventas o un éxito comercial, un best seller. En la casa del español no saltó ninguna alarma por el anglicismo, como tampoco ocurrió cuando José Ignacio Wert presentó al nuevo equipo del Instituto Cervantes, hace dos años, como el “dream team” del español.

El Diccionario, al menos reconoce, la expresión best seller. Y en este caso su uso está legitimado porque la primera edición, aseguró la editora, tendrá un lanzamiento de 20.000 copias. Altas expectativas después de haber vendido 60.000 ejemplares de la Ortografía de la lengua española (2010) y 35.000 del estuche con los tres volúmenes de la Nueva Gramática (2009-2011). El caballo es ganador, porque El buen uso del español es un resumen didáctico de estas dos obras, con precio asequible y “destinado a la inmensa mayoría”. Las claves de un buen superventas.

El valor de la lengua

El tirón no ha hecho más que empezar: “Esta obra será el precedente de otras publicaciones cercanas, claras y amigables que, a través del papel o de la pequeña pantalla, se hallen cerca del hablante para resolver sus dudas y mejorar su comprensión y expresión”, se anuncia en la presentación del ejemplar.

El despliegue comercial de la lengua no es monopolio de la Academia, el año pasado el Instituto Cervantes publicó El libro del español correcto. Claves para escribir y hablar bien en español, “con el objeto de ayudar al lector a manejarse bien con el idioma”. En principio, dos obras similares. Espasa también edita y comercializa éste, aunque Semprún asegura en rueda de prensa que son dos obras muy diferentes, “la lengua da mucho de sí, editorialmente también”. “La gente está demandando hablar bien”, añadió la responsable de su distribución y venta. Y si no se demuestra el interés del público, al menos confirmará que el mercado está saturado de obras que marcan el buen uso del lenguaje.

Otra cosa es que se usen. El académico Salvador Gutiérrez, durante la presentación del nuevo volumen, quiso destacar que la publicación forma parte de “la cruzada para que el español mejore”, porque mejorar el nivel es bueno para nuestra lengua, que se hará “más sólida y más potente”. ¿En la cruzada no entra la difusión universal por internet? “Bueno, en los primeros momentos no, porque la editorial quiere recuperar su inversión. Esperemos que en un tiempo no muy lejano pueda consultarse”, explicó Gutiérrez dando a entender que por contrato los contenidos de los académicos no quedarán libres.

Machismo incurable

“El buen uso del español favorecerá el desarrollo personal y social”, reza en la introducción del libro y sobre eso también habló Salvador Gutiérrez, quien estableció un interesante paralelismo entre la madurez del lector y escritor, del ciudadano, y su habilidad para respetar las reglas de puntuación. Lamentablemente, también reconoció que los alumnos llegan con dificultad de puntuar a la universidad. “No ha habido una correcta enseñanza de la lengua española, se le otorga muy poca importancia en la enseñanza. La destreza lingüística está bajo mínimos en la juventud”, añadió. Pero basta asomarse a otras ventanas para comprobar que el mal uso del español no es cosa de edad. “Quien suspende no es la escuela, quien suspende es la sociedad”, remató con lucidez el académico.     

Gutiérrez no castigó a las redes sociales como culpables de la degradación del idioma, porque los medios digitales “no son los responsables del olvido de las buenas normas”. Una actitud que choca con algunos de sus compañeros académicos, como José Manuel Sánchez Ron, y que es estimable en alguien que desconoce “si en twitter se pueden poner tildes”. El problema es que no se han aprendido. Además se mostró algo indulgente con las prisas, las urgencias y los malos hábitos producto de la inmediatez de las respuestas que exigen la Red. Eso sí “es entendible, pero no es disculpable”.

Entre Ana Rosa Semprún y Salvador Gutiérrez se encontraba el director de la RAE, José Manuel Blecua, que anunció que la nueva versión del Diccionario estará lista para octubre de 2014, si entregan a Espasa los 20.000.000 de matrices y las más de 200.000 definiciones, antes del 15 de marzo. Y se lanzó al ruedo de la polémica al asegurar que “el Diccionario ni es capaz de remediar una sociedad machista”. Es decir, que su función es reflejar los usos de esta comunidad que degrada a la mujer. “Podemos sustituir la expresión ‘trabajar como un negro’, pero ¿para sustituirla por ‘trabajar como un chino’?”. “Nuestra obligación es registrar”, apuntó Gutiérrez. Y dejó caer que es probable que términos como “gitanada” y “judiada” se mantengan en la siguiente edición.

Registrar, no reprimir 

“Aunque los juicios sobre la norma se asocian a imposiciones y preceptos, las academias adoptan siempre una actitud positiva”, de nuevo la introducción del manual se muestra “amigable”. Un idioma es un organismo vivo y debe aceptar y ser permeable a los hechos y nuevas construcciones. Cambio y adaptación, fueron señalados con devoción. Así que son los usos los que, además de darle patadas al diccionario, marcan el devenir de la norma. “Los filólogos estamos vacunados contra esto: si lo quiere el uso puede convertirse en norma”, aseguraron con mucho ahínco y quizá no tanto convencimiento.  

La Academia está por debajo del uso. La humildad en rueda de prensa también tocó la intención panhispánica de cada una de las obras que lanzan al mercado. En este caso, han contribuido las academias de México, Uruguay, Paraguay y Costa Rica. Porque de los 500 millones de hispanohablantes, sólo 40 viven en España. No podemos pensar que el centro del español es Castilla, explican. Aunque sí la sede de la RAE.  

Fuente: elconfidencial.com - Peio H. Riaño - 12/12/2013

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