www.euromundoglobal.com

CARTA DESDE ALEMANIA

¡Pobres cerdos!

miércoles 22 de octubre de 2014, 11:21h
Así como en todos los idiomas, también en alemán existe una expresión para lamentar la mala suerte, la pobreza de oportunidades, la desigualdad que vive una persona. En esos casos, el pueblo de habla germana suele decir, en tono muy conmiserativo, “das ist ein armes Schwein”, lo que traducido significa: éste es un pobre cerdo. Y pocas veces se ha dado el caso de que esta apreciación popular se pueda aplicar precisamente a los cerdos, como sucedió en días pasados en Austria.
El Centro de medicina de urgencia de Bolzano y la clínica de la Universidad de Innsbruck, quisieron sepultar a 29 cerdos vivos bajo un alud y dejarlos que murieran allí. El objetivo era adquirir más conocimientos sobre la muerte de personas bajo una avalancha de nieve. Poco después, y debido a las protestas de la población no sólo de Austria, el experimento fue suspendido anticipadamente. Según una información de la agencia de noticias austriaca APA, la decisión llegó muy tarde para diez cerdos, que ya habían muerto antes de que ésta se hiciera efectiva. No obstante, el director del proyecto, un investigador de la Universidad de Innsbruck, defendió el experimento, argumentando que la meta era muy humana, ya que se trataba de perfeccionar las posibilidades de supervivencia de aquellas personas que son sepultadas por un alud intempestivo. La declaración que retrata su frío afán científico para tratar el asunto: “Queremos salvar vidas, éste el objetivo del experimento”, la hizo ante el canal austriaco de televisión ORF, lo que provocó airadas reacciones de los espectadores, de políticos y de grupos animalistas.

De qué manera se desea sacar conclusiones para la vida del ser humano en base a experimentos con animales, lo demuestra cómo se planificó proceder con estos cerdos. Como en los muchos otros casos en que animales sirven de “conejillos de Indias” para salvar vidas humanas, también aquí se quiso actuar con estricto ánimo científico. Los cerdos fueron sepultados vivos en un alud simulado. El experimento había de durar 14 días. Los científicos se justificaron diciendo que estaban supeditados a emplear animales, ya que un experimento semejante no es posible simularlo en otra situación. Los planes de estudio preveían que después de que se desenterrara a los animales muertos, éstos serían descuartizados. Pruebas de sus tejidos se enviarían a los EE. UU. para ser analizados y el resto del cuerpo sería reciclado. Para efectos del experimento realizado ahora, antes de sepultarlos en la nieve, los cerdos fueron narcotizados y conectados a aparatos de medición. Según fuera el tamaño de la cavidad respiratoria, los investigadores podían observar durante minutos o incluso horas la angustiosa lucha de estos animales por conservar la vida. En otros casos, a otros cerdos se les entierra hasta la cabeza hasta que mueren congelados. Después de ello se les sacan pruebas de los tejidos para ganar así nuevas explicaciones para la medicina. Un miembro de una asociación a favor de la protección de animales expresó el sentimiento de muchos otros cuando preguntó ante las cámaras si era realmente necesario matar a un animal indefenso para enterarse cómo se asfixia una persona sepultada en la nieve.

Seguramente que esta noticia se difundió por muchos países, y más de una persona que la ha leído o escuchado es posible que haya desaprobado tanta crueldad. ¿Pero quién piensa que a diario se está torturando y matando despiadadamente en el mundo a todo tipo de animales en los mataderos, en los laboratorios de experimentación, durante la caza, en la pesca con explosivos, cuando se mata a las focas apaleándolas, cuando miles de animales del aire, del agua y de la tierra mueren a causa de la contaminación y el envenenamiento de la naturaleza con pesticidas y otros productos químicos, sólo por mencionar algunos de ellos?

En todos los tiempos muchos personajes importantes, también del ámbito cultural “cristiano”, alzaron su voz en contra del derramamiento de sangre animal. Algunas de ellos son, por ejemplo, el gran filósofo alemán, Kant: “La crueldad con los animales es lo opuesto al deber que el hombre tiene consigo mismo”. El poeta clásico romano, Horacio: “¡Atrévete a ser sabio! ¡Deja de matar animales!”. Leonardo da Vinci: “El hombre es en verdad el rey de todos los animales, pues su crueldad sobrepasa a la de éstos. Vivimos de la muerte de otros. ¡Somos tumbas andantes!”. O bien: “Llegará el día en que los hombres serán juzgados por la muerte de un animal como hoy se juzga el asesinato de un hombre”. El gran escritor ruso Tolstoi: “De matar animales a matar hombres hay sólo un paso, y con ello también de torturar animales a torturar hombres”. Darwin: “Los animales sienten como los hombres alegría y dolor, felicidad e infelicidad”. Gandhi: “Creo que el crecimiento espiritual, llegado a un cierto grado, exige de nosotros que dejemos de matar a los seres vivos animales para satisfacer nuestras necesidades físicas”. Freud: “Prefiero la sociedad de los animales a la de los hombres. Cierto, un animal salvaje es feroz. Pero la bajeza es privilegio del hombre civilizado”. Goethe: “El profundo respeto religioso por aquello que está debajo de nosotros, incluye naturalmente también al reino animal, e impone a los hombres la obligación de respetar y proteger a las criaturas que están por debajo de él”.

Y a propósito de respeto religioso, y tomando en cuenta que las opiniones de tales grandes personajes no sólo en el mundo occidental han sido ignoradas en su mayor parte, ¿qué dijo Jesús de Nazaret a sus seguidores, de los cuales tantos cristianos de hoy dicen serlo?: “¡Lo que hagáis a las más pequeña de las criaturas, me lo estáis haciendo a mí”. ¿No será que tales palabras fueron anuladas por la declaración de un Santo católico posterior, de que los animales no tienen alma, lo que es una justificación de peso para torturar y matar impunemente a estos seres inocentes?

Sea como sea la actitud de los científicos de la noticia mencionada al principio, de los matarifes, de los cazadores o de todos aquellos que matan animales, si se le pregunta a un niño sobre si él cree que si se le pega a su animalito preferido, éste sentirá dolor por ello, sin duda alguna que él contestará afirmativamente, sorprendiéndose de que los adultos hagan una pregunta tan absurda. Tal vez fue ése uno de los motivos por los que el mismo Jesús de Nazaret advirtió que si los seres humanos no volvían a ser como los niños, no entrarían en el reino de los cielos. En vista de casos como los mencionados antes, pareciera que los cristianos han olvidado tales palabras. A aquellos que no padecen de esta amnesia colectiva, tal vez les interese saber que en Alemania existe un nuevo y fuerte movimiento cristiano originario libre, ajeno a las instituciones tradicionales, que lucha a favor de la vida y la protección de la naturaleza, de los animales y en última instancia del ser humano. Una de sus muchas publicaciones lleva por título: “El asesinato de los animales es la muerte de los hombres”. Quien se interese por este escrito, lo puede solicitar gratuitamente, así como otras informaciones, en la página web www.editorialvidauniversal.com.
¿Te ha parecido interesante esta noticia?    Si (19)    No(0)

+
0 comentarios
Portada | Hemeroteca | Índice temático | Sitemap News | Búsquedas | [ RSS - XML ] | Política de privacidad y cookies | Aviso Legal
EURO MUNDO GLOBAL
C/ Piedras Vivas, 1 Bajo, 28692.Villafranca del Castillo, Madrid - España :: Tlf. 91 815 46 69 Contacto
EMGCibeles.net, Soluciones Web, Gestor de Contenidos, Especializados en medios de comunicación.EditMaker 7.8