Se aproxima el fin del año, época en que para las fiestas navideñas, muchos padres buscando un “regalo original”, suelen adquirir una mascota para sus hijos sin pensar en un primer momento, todas las exigencias que supone mantener un perro o un gato en la residencia familiar.
Los problemas aumentan según va creciendo el gracioso cachorro y los padres comienzan a ver que tener una mascota en casa –sobre todo si estamos hablando de un piso-, es una situación que dista mucho de ser todo lo idílica que se creía en un principio.
Tener un perro o un gato no es tarea simple: los animales necesitan cuidados, comida, visitas al veterinario y sobre todo, cariño y aprecio por parte de los humanos que conviven con ellos.
Las estadísticas indican que un alto número de perros y gatos adquiridos en épocas navideñas, son abandonados de manera cruel e irresponsable, en el verano siguiente a la Navidad situación que aumenta la cantidad de animales que deben ser atendidos y/o recogidos por las organizaciones humanitarias que intentan mejorar la suerte que les espera a estas macotas que, por algunos meses, fueron un juguete que se estima desechable o con fecha de caducidad por parte de adultos irresponsables que sobrepasados por la obligación de brindar cuidados al animal, prefieren abandonarlo de manera subrepticia en cualquier carretera o sector alejado del domicilio familiar.
Esta situación que aumenta de manera imparable tendría que ser –ojalá en el más corto plazo-, un tema a resolver por las autoridades o legisladores que deberían crear y aprobar mecanismos legales lo suficientemente bien estructurados para acabar con el flagelo que supone ver como aumenta la población de animales abandonados en España.