Es evidente que estamos asistiendo a un cambio radical en la mentalidad de esta selección.
Es evidente que estamos asistiendo a un cambio radical en la mentalidad de esta selección.
Marcelo Bielsa se ha encargado de reencantar a un pueblo deportivo que se había tenido que conformar desde el año 1998, con avivar en los Mundiales a sus vecinos sudamericanos.
El éxito de Bielsa se fundamenta en varios soportes y algunos de ellos bastante audaces:
- Se sobrepuso tempranamente a un medio que lo recibió con cierta reticencia.
- Bielsa vino a Chile a trabajar. Estableció una real distancia entre director y dirigidos. Le restó relevancia a los asaditos y parrilladas de camaradería. Nada se puede celebrar, si nada se ha conseguido.
- Nos ha hecho recordar a “Maestros” como Fernando Riera y Luis Alamos.
- Les dio la oportunidad a jugadores que inclusive eran reservas en sus respectivos clubes.
- Hizo sentir importantes a muchachos que se habían acostumbrado a los devaneos de un mediocre medio futbolístico local, que siempre se encargó de estigmatizar falencias hasta en los apodos: Pajarito, Pollito, Huevito, Tobi, Chupallita, Heidy, Piry, Chupete, Osito, Chapita, Tomatín, etc; por mencionar algunos.
- No ha titubeado en dejar en la banca a varios que se sentían inamovibles. Ha disciplinado a un grupo en que muchos se creían estrellas. Ha invitado a trabajar a quienes quieren servir a la selección y no a servirse de ella.
- Le devolvió la fe a una hinchada que ya comenzaba a sentirse huérfana después de la partida de aquellos inolvidables padres protectores como fueron Salas y Zamorano.
- Y lo que ha sido también determinante; no ha farandulizado su quehacer, ni tampoco lo ha permitido con el plantel.
Creo que esta selección está muy cerca… de llegar muy lejos.
Pareciera que una buena estrella protege e ilumina en Chile, a quienes llevan por nombre “Marcelo”: Marcelo Ríos, Marcelo Salas, Marcelo Bielsa.
Les saluda: Marcelo Fernández.