Bailando ante el Papa

Las primeras orquestas y solistas había comenzado a visitar Europa y Carlos Gardel ya formaba parte del sueño colectivo de las muchachas. En 1923 va a debutar en Madrid junto a José Razzano , con la Compañía de los esposos Matilde Rivera-Enrique de Rosas, en el Apolo de la calle Alcalá. Pero a pesar de todo, el estigma seguía cayendo pesadamente sobre esta danza a la que se tildaba de obscena y procaz, proveniente de los arrabales porteños y practicada en sitios nada edificantes. No solo las “buenas familias” argentinas ponían en cuarentena al tango, en Europa también surgían voces que no brindaban una buena acogida. Curiosamente, cuando empieza a ganar el “ánimo de los europeos, algunos argentinos ilustres se ocuparon de señalar su origen espurio, su tradición malsana, con estas palabras: El Tango es en Buenos Aires una danza privativa de las casas de mala fama y de los bodegones de peor especie. No se baila nunca en los salones de buen tono ni entre personas distinguidas...” (1).  Inclusive la reina María de Inglaterra resuelve no asistir a ninguna fiesta donde figure el tango, pero lo permite a sus damas. Podríamos citar miles de ejemplos respecto al tema en cuestión. Solo este aperitivo para recordar una fecha muy importante de la que se acaban de cumplir 87 años el pasado 1º de Enero de 2011. Ese día la pareja formada por el bailarín Casimiro Aín y la señorita María Scotto, bailaron el tango de Francisco Canaro “Ave María” ante el Papa Pío XI, en una exhibición que tuvo lugar en la Santa Sede por pedido especial del embajador argentino  Daniel Mansilla García. A su término, dijo el Papa: “Es una danza hermosa e inocente”,

“se había abierto con ello, una puerta grande para el tango en todo el mundo”. (2) Señalemos que así como Aín era bailarín profesional, su acompañante en la ocasión era empleada de la Embajada. Sobre este hecho,  dijo el Maestro Horacio Ferrer: “Pío X dio al tango –con todas las premuras del caso- oportunas credenciales de decencia cuando la indecencia debía concederse a quienes, después de ignorarlo por su procedencia lo habían adoptado a manera de moda, dado su circunstancial destino”. (3)

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Rodolfo Ghezzi  es Académico en Madrid de la Academia Nacional del Tango de Argentina.

(1) (3) Tango, discusión y clave. Ernesto Sábato. Editorial Losada. Buenos Aires

(2) Anuario del tango. Raúl Outeda,Roberto Casinelli. Corregidor. Buenos Aires