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La Cueva del Lobo”

Escenario del atentado contra Carrero Blanco (imagen de archivo)
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Escenario del atentado contra Carrero Blanco (imagen de archivo)

El Sexto Asesino de Carrero Blanco

Por Ignacio Vasallo
sábado 06 de enero de 2024, 21:20h

06ENE24 – MADRID.- En la mañana del 20 de diciembre de 1973 fue asesinado en Madrid el presidente del gobierno, Almirante Carrero Blanco, en un momento de claro deterioro físico y político del general Franco. Ese mismo día empezaba el juicio con número de sumario 1001 contra 10 lideres sindicales de Comisiones Obreras.

Él atentado fue ejecutado por el comando Txikia de ETA, compuesto por 5 miembros de la organización terrorista. Tres participaron directamente: Argala que apretó el detonador, Kistur, que alertó desde la calle y Atxulo que condujo el automóvil en el que escaparon. El grupo de apoyo lo formaron el jefe del comando: Ezquerra y Wilson. Eva Forest, esposa del conocido escritor Alfonso Sastre les facilitó el piso de Alcorcón en el que se escondieron durante un mes hasta que pudieron escaparse.

Para sustituir a Carrero, Franco encarga formar gobierno a Arias Navarro, que era el Ministro del Interior, responsable de la seguridad del Almirante. Procedía de la derecha del régimen, pero asegura que va a favorecer una evolución aperturista nombrando algún ministro de esa tendencia como Pío Cabanillas, al frente de Información y Turismo. Cabanillas le preparó el discurso del 12 de febrero que dio nombre al espíritu de esa fecha. Se iban a autorizar las asociaciones políticas, pero dentro del Movimiento Nacional.

Poco duró el espejismo. El 2 de marzo es ejecutado a garrote vil, el anarquista Salvador Puig Antich, lo que provocó fuertes manifestaciones en varios países. Unos días antes había explotado el escándalo Añoveros, el obispo de Bilbao que fue sometido a arresto domiciliario por su defensa de la cultura vasca. En abril tiene lugar la revolución de los claveles en Portugal y tres meses después, la caída del régimen de los coroneles en Grecia. A comienzos del verano Franco tienen que delegar al poder temporalmente a causa de una flebitis. Salió aún más debilitado.

El llamado “bunker“ del régimen se lanzó contra los “reformistas” y especialmente contra Pío Cabanillas que intuyó que pronto seria cesado.

En ese contexto el subsecretario Marcelino Oreja nos convoca a algunos jóvenes colaboradores “progresistas” para anunciárnoslo. A nosotros nos tocaría pasar una etapa en puestos de menor nivel. Nos ofreció ocupar las Consejerías de Información y Turismo que iban a quedar vacantes en varias embajadas, en las que tendríamos garantizados un sueldo notablemente superior y un destino durante 4 años.

Por motivos personales, mi mujer es sueca, escogí Estocolmo. Al subsecretario le pareció una elección modesta dadas las otras opciones, por lo que decidió encargarme también de la Oficina de Turismo en la capital sueca y de la coordinación de las 4 oficinas en los países nórdicos.

Cuando llegué a Estocolmo a finales del verano las circunstancias no podían ser más negativas. En el área de la información la imagen de España estaba por los suelos. Todavía sonaban los ecos del Proceso de Burgos con seis condenados a penas de muerte, luego conmutadas, que tanta repercusión internacional había tenido. En el campo del turismo la primera crisis del petróleo que empezó el año anterior había hecho disminuir el número de escandinavos que visitaban nuestro país .

Pero, como ya estaba en vigor la ley de Murphy, las cosas empeoraron aún más. El 13 de septiembre ETA realiza el atentado terrorista más sangriento hasta la época en la cafetería Rolando en la Calle del Correo a unas decenas de metros de la Dirección General de Seguridad. Al poco, la policía detiene por complicidad en el atentado a Eva Forest, que se había ido del partido comunista por ser poco revolucionario. Se inicia una fuerte campaña internacional para conseguir su liberación, acogida con entusiasmo por la mayor parte de los medios suecos, destacadamente por dos de los principales diarios ”Expressen” y “Dagens Nyheter”, para los que Eva Forest era una presa política. Por supuesto las acusaciones de la policía española eran burdas falsificaciones, además ETA era un movimiento antifranquista. Las breves notas que Forest conseguía sacar de la cárcel denunciando que era torturada saltaban inmediatamente a la primera página de los periódicos.

Entramos ya calientes en el año 1975, que no defraudó: en España huelgas y manifestaciones de estudiantes, violencia policial y reforzamiento del “ bunker” con un jefe del estado “ausente”.

El 27 de septiembre el régimen se suicida fusilando a dos etarras y tres miembros del FRAP. La algarada nacional es importante pero la internacional mayor aún. Solo el régimen de Pinochet apoyaba a nuestro dictador.

En Estocolmo, como en tanto otros lugares hay manifestaciones, a veces violentas ante la Embajada y aquí, además, ante la Oficina de Turismo, situada en la calle principal, donde recibimos numerosas amenazas de bomba alguna de las cuales resultan ser verdaderas. De hecho, la mayor bomba en la historia de Suecia fue colocada allí, pero pudo ser desactivada por los artificieros en las afuera de la ciudad.

Suecia retiró a su embajador en España y el Gobierno mandó regresar al nuestro; el segundo de la embajada enfermó y al frente quedó un joven diplomático.

Estocolmo era uno de los refugios de los etarras, que constituían una amenaza para los que trabajábamos para el Estado Español, por lo que, el inspector de policía que había mandado nuestro Ministerio del Interior para supervisar nuestra seguridad me aconsejó que me hiciera con una pistola , tras obtener el correspondiente permiso de armas sueco. Practiqué con ella unas cuantas veces en un bosque . Me sentía más seguro.

Efectivamente me habían llegado amenazas de ETA. Tuve que aprender a cambiar horarios y rutas. Los coches de mi esposa y mío, con placa diplomática identificativa de que correspondían a personal funcionario español se quedaron en el aparcamiento de mi domicilio. Los servicios de inteligencia locales SÄPO, nos protegían eficazmente.

Los medios atacaban al régimen implacablemente, los asesinos de Carrero Blanco aparecían como luchadores por la libertad y el siempre genial, primer ministro Olof Palme se plantó delante de mi oficina de turismo con una hucha y un cartelón en el pecho solicitando dinero para la ”libertad de España”.

Poco duró el general, pero el régimen se atrincheró. La subida al trono del rey Juan Carlos, elegido por el dictador para sucederle y la designación de Adolfo Suárez, secretario general del Movimiento como presidente del Gobierno, indicaban que se trataba de una continuación del franquismo sin Franco. El propio Palme, a preguntas de su amigo Harry Schein, director de la filmoteca nacional, le dijo que Suarez era un viejo fascista: ”en gammal fascist” como yo mismo le oí en los vestuarios del Club de Tenis de Estocolmo.

El 25 de noviembre Dagens Nyheter titula “5 miembros de ETA piden asilo político en Suecia, e incluye una entrevista con uno de ellos, José Ignacio Abaitua Gomeza, con una foto suya. Abaitua, alias Markin, declara que ”ha decidido irse de Francia y trasladarse a Suecia porque el gobierno galo había endurecido su posición respecto a los exiliados y aquí les iban a tratar mejor”. Los otros 4 desean mantener el anonimato. Había llegado con un pasaporte español falsificado. “Decidí abandonar ETA a la muerte de mi esposa en junio en un accidente de coche y refugiarme en Suecia con mi hijo Oskar”. Todos los medios recogieron esta información. La televisión la repetía en sus informativos con su foto .

Al día siguiente mi secretaria me dice que una persona llama por teléfono asegurando que es un asunto urgente e importante. Al atender la llamada, el interlocutor me asegura que es Abaitua y que necesita hablar de manera urgente y personal conmigo porque tiene importante información para la Embajada, tras preguntarme si yo era el Agregado de información Así era le aseguré, pero mi responsabilidad era la de las relaciones con los medios y la cobertura de la información sobre España, nada que ver con la llamada “inteligencia“. “Da igual” me dijo, “solo le ocuparé 5 minutos y después traslada lo que le diga a los responsables de la Embajada con los que no consigo hablar”. Me pareció razonable y acepté verle en un lugar publico a las 12 del mediodía. Quedé citado con él en la plaza de Kunjstrëdgarden, en el centro de la ciudad.

Como en las películas o las novelas que tratan estos asuntos, le pedí a un colaborador que me acompañara conduciendo mientras yo me sentaba en el asiento de atrás con la pistola en mi regazo oculta por el abrigo propio de la época. Nos seguía otro vehículo con otro compañero de la Oficina de Turismo.

Efectivamente pasamos por el lugar designado y allí estaba, solo, esperando en la acera. Dimos una vuelta y al volver a pasar abrí la puerta y le invité a sentarse a mi lado. Era una joven de unos 26 o 27 años, de estatura media, delgado y con buena pinta, que se expresaba con claridad y soltura. Nos dirigimos a un café. Cuando nos habíamos sentado la televisión volvió a dar su imagen. Él, que se había cortado el pelo y afeitado el bigote, alzó la cara, miró a izquierda y derecha y me dijo ufano : “ves, -tuteo-, como nadie me reconoce, son cosas que aprendes en la clandestinidad, basta un pequeño retoque para cambiar de identidad”.

Proponía entregar importante información sobre ETA a cambio de un nuevo pasaporte, un billete para Helsinki y 10.000 coronas suecas, unas 100.000 pesetas, más o menos el sueldo anual de un funcionario medio en España. Le aseguré que pasaría el mensaje a la Embajada y que me llamara por teléfono al día siguiente para indicarle la respuesta.

Trasladé el mensaje al secretario de Embajada que estaba al frente, que me dijo que no quería saber nada, que no tenía en la caja 10.000 coronas y que ni siquiera iba a preguntar a Madrid. Así se lo transmití a Markin que no dijo nada .

La información de la solicitud de asilo político fue recogida en los medios españoles y algo más tarde el semanario italiano L´Europeo publica una a Abaitua bajo el título “Así maté a Carrero Blanco“, que recoge en España la revista Interviú, por la que, luego nos enteramos, había cobrado 300.000 pesetas, una fortuna. En ella recogía con todo detalle los preparativos, la ejecución y la huida de los miembros del comando Tikia y comprometía a miembros de ETA que estaban presos.

La cobertura fue amplia. Mes y medio después, el abogado Juan María Bandrés acompañado de otra persona, da una conferencia de prensa en San Juan de Luz en la que asegura que su acompañante es el verdadero Abaitua Gomeza , y que el de Estocolmo era un farsante llamado Juan María Sanz nacido en Bilbao en 1951 y residente hasta hacía unos años en San Sebastián.

Se trataría de un montaje del gobierno español para “extender la idea de que ETA es una cueva de traidores, frenar el movimiento pro-amnistía y desprestigiar a los revolucionarios vascos”. Mostró documentos acreditativos de la identidad de su representado y afirmó que procedían a entregar la documentación en la embajada sueca en París con una carta para el Ministro de Justicia. Habían tardado tanto tiempo en denunciar al falso Abaitua porque tácticamente beneficiaba al verdadero, pero que las declaraciones del otro a la prensa sueca en las que acusa a compañeros presos en España le habían obligado a manifestarse“.

Unos días después El País, con fecha 11 de enero asegura que “el individuo que se presentó en la Embajada de Suecia en París dice que su esposa está viva y que su hijo se llama Erra”, sin tomar partido por ninguno de los dos, mientras el de Estocolmo reafirmaba que el verdadero era él.

Todo se aclara cuando al ver la foto del de Estocolmo en la prensa española su hermano declara que ese era Juan Mari, que desde que se había ido de casa a los 16 años vivía a costa de los demás .

El personaje se había alistado en la legión para desertar meses después, fue capturado y condenado a seis meses de presidio, obtuvo un indulto y continuó con su emocionante carrera. Volvió a la península y consiguió un trabajo en una pequeña empresa. A los 15 días ya le habían nombrado director, lo que aprovechó para escaparse con la caja, tras haberse casado y abandonado a su esposa. Su alargado historial siguió apareciendo. Tenía antecedentes en varias ciudades españolas y estaba en busca y captura en Bélgica y Holanda. En Bruselas se había hecho pasar por Antonio Abad, un policía especializado en la inmigración vasca. Le contactó un agente de verdad llegado de Madrid que le invitó a cenar. Al día siguiente ese agente fue al domicilio de la familia Abad donde le recibió el verdadero Antonio. El policía madrileño se quedó sorprendido por la suplantación de identidad y solo pudo exclamar “que hijo de puta, me ha sacado una cena “

Toda la información sobre el atentado procedía del libro “Operación Ogro” escrito por Eva Forest bajo el seudónimo de Julen Agirre. En el libro había cambiado varios nombres y fechas para proteger a los autores , pero que habían sido recogidas en las declaraciones de Juan María Sanz.

Como era imposible mantener la ficción, el falso Abaitua se entregó a la policía de Estocolmo el 15 de enero de 1977.

Ignoro como evolucionó su vida y quienes han sido sus víctimas desde entonces.

Eva Forest negó su participación en el atentado de la cafetería Rolando. Sin embargo, la dirigente comunista y persona de confianza de la Pasionaria Lidia Falcon o la actriz Mari Paz Ballesteros que compartieron cárcel con ella aseguraron que lo había admitido hablando con ellas. Siguió en prisión hasta la amnistía de 1977. Nunca fue juzgada. En 1989 fue elegida senadora por Herri Batasuna. Murió en San Sebastián en el año2007

El verdadero Markin regresó a España en 1984 tras haber realizado estudios universitarios en Francia. Tampoco él, ni el ni el resto de los componentes el comando Txikia fueron juzgados.

Poco después de la amnistía, el 21 de diciembre de 1978, el día siguiente del quinto aniversario de la voladura del automóvil de Carrero Blanco, José Miguel Beñaran Ordeñana , alias Argala, el terrorista que apretó el detonador de los explosivos voló a su vez por los aires cuando explotó una bomba colocada en los bajos de su coche por el Batallón Vasco Español en la localidad de Anglet en el sur de Francia.

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