Admira la época de la transición que considera un éxito sin precedentes de progreso y prosperidad. De 1975 al 2.000 España habría vivido una nueva edad de oro, no solo económica sino también social y cultural, cuyo ímpetu va decayendo por agotamiento.
Como consecuencia de las crisis iniciadas en el 2007, el consenso salta por los aires con la aparición de nuevos partidos que no se sienten atados, ni por la constitución ni por la monarquía. Esa inestabilidad es la que, desde entonces, ha dominado el panorama político.
Toca todos los palos sobre los que escribió en su etapa de corresponsal: desde los derechos de las mujeres a la España vaciada, desde la decadencia de los toros a la crisis del catolicismo, los medios y la corrupción. Cuando llegó se encontró un país atrasado en términos europeos y al irse deja un “país moderno“ como indica en su título, con un sistema de comunicaciones, autopistas, fibra óptica, ferrocarriles y sanidad pública que están entre los mejores del mundo, pero sobre todo una sociedad tolerante y libre de prejuicios.
Hoy día hay polarización, pero no más que Gran Bretaña o Estados Unidos. España, asegura, no está tan mal como algunos españoles creen. Sale ganadora en comparación con Francia -excepto en la forja de un estado nacional- o Italia, especialmente en el funcionamiento general del sistema y en la corrupción.
Como es natural, por la época en la que estuvo de corresponsal, presta atención especial al “problema catalán“. Se muestra muy crítico con los lideres independentistas, cerrados de mente, autoritarios y provincianos, alguno incluso racista, que persiguen sus objetivos sin atender a la opinión pública. No se olvida de los periodistas “románticos “que idealizaron un movimiento retrógrado. A la parte de las élites que giraron hacia el nacionalismo español, les recuerda que este es un país diverso y que hay que atender a las diversas sensibilidades caminando hacia el federalismo.
Por fin leemos: “el movimiento terrorista ETA” tras largos años de llamarle solo independentista. En el caso de Bildu distingue entre Sortu heredera de los terroristas y el resto de los partidos de la alianza de nunca tuvieron lazos con ella.
Sus principales criticas van dirigidas al sistema político y a la Administración: las listas cerradas, la falta de control y responsabilidad, la poca preparación de los altos directivos y el aforamiento configuran, citando a Víctor Lapuente una sociedad del Siglo. XXI, con una economía del S. XX y una administración pública del S. XIX. En parte es cierto, pero como el profesor Lapuente, magnífico analista, paga sus impuestos en Suecia, no sufre la formidable eficacia de la hacienda pública .
Reid no acierta al escribir sobre los políticos. Asegura, basándose en las apreciaciones de la abogada Miriam González, que “en España hay entre 300 y 400.000 políticos, cobrando sueldazos, sin contar asesores y similares” y unos 20.000 cargos de ”libre designación“, nombrados y cesados discrecionalmente. No desglosa las cifras. Se ve que con la distancia Miriam González que, desde 2018 vive en Palo Alto California, ha perdido la perspectiva.
“La mayoría de los políticos tienen coche oficial y guardaespaldas, miles de ellos están aforados“. “Una casta de cientos de miles de políticos dirige España“ afirma, distanciándose de la realidad.
El Ministerio de Política Territorial y Función Pública cifra en 73.000 el número de puestos para electos. Algunos ocupan dos, como concejal y senador por ejemplo y una parte importante cobra sueldos miserables o solo dietas como tantos concejales de pueblo. Hay unos 20.000 asesores en todos los niveles de la Administración.
No parece entender que los “cargos de libre designación“ no son discrecionales. De hecho, todos los niveles 28, 29 y 30 de la Administración son de libre designación, pero para ser nombrado hace falta ser funcionario y reunir ciertos requisitos. Pueden ser cesados, solo unos cuantos lo son al cambiar el gobierno, pero con garantías, como acabamos de comprobar con el caso del coronel Pérez de los Cobos. Se podría decir que son puestos “políticos“ pero ocupados por funcionarios.
Recordemos que España es uno de los países europeos con menor nivel de empleo público.
Otros errores menores deberían de haber sido corregidos por los editores, como los “omnipresentes Fiat 500” que circulaban por España en los años 70, la asignación a Fraga del Spain is different, ya maduro cuando él llegó, la atribución a Bismark -al menos dice que sólo atribuida- de la frase “ España es el país más fuerte del mundo porque sus políticos llevan 400 años intentando destruirla y no lo han conseguido”, que más bien inventó Alfonso Guerra en el Congreso de Suresnes en 1973 o que Sánchez habría asegurado que no dormiría con Podemos en el Gobierno -cuando dijo con Podemos en el Ministerio de Hacienda- .
Sorprende porque la lista de las personas con las que se ha entrevistado y a las que da las gracias es larga. Son de todos los colores políticos, altamente cualificados; del mundo del periodismo, la política o intelectuales, pero ningún funcionario.
Pero son más importantes los aspectos positivos. Llevábamos años sin una visión objetiva y competente de nuestra reciente historia. Se agradece el lenguaje claro y preciso, sin frases derivadas, propio del medio del que era corresponsal.
Si (
No(
