Al decir del gran Lostalé de que mi vida es pura literatura, yo podría decir que la de María Antonia es un escudriñar con atención microscópica la naturaleza de lo que vemos trascendida hacia lo que no vemos.
María Antonia (Premio Internacional de Literatura “Rubén Darío 2022”) dice que nos parecemos, y no le falta razón, a ambos nos preocupa la belleza de la vida pero con el constante peligro de la aparición de la “hermana muerte”, como la llamaba San Francisco de Asís, pero es que Francisco era un santo y María Antonia y yo no lo somos.
Por eso de nuestra angustia ante un futuro desconocido nace nuestra literatura del más muro arte existencialista. Ella tiene más erudición, yo más fantasía, los dos atesoramos premios muy importantes, pero yo ya soy muy mayor, quizá demasiado, pero ella desde su cátedra de Sociología (UCM), con sus numerosos ensayos sobre “Género y Poder”, y yo con mis premios y mi amor al teatro, tenemos en común esa angustia existencial que viene de no saber con claridad donde se hallan nuestros antepasados. Sabemos que siguen vivos, pues “la muerte como tal no existe”, siguen viviendo, pero dónde y cómo.
Nos enfrascamos en la ambrosía de esta vida inefable y hermosa, pero nos gustaría continuarla para poder seguir viviendo: ¿Aquí?; no lo sé.
María Antonia García de León alcanza con su mirada hacia la vida, las más altas cotas de la literatura poética de pensamiento y de acción, y este libro, “Mira la vida”, no te lo puedes perder, querido lector; es una joya para tener en tu biblioteca y releerlo cuando te encuentres triste, pensativo u obnubilado.
Si (
No(
