“Yo expongo con ellas, en un primer espacio que me reservo y ellas en otro más amplio donde trabajamos”, explica Carmen Feijóo (Valladolid, 1939), que confiesa su satisfacción por la docencia, sobre todo cuando cuenta con unas alumnas muy fieles y con una dinámica interior muy positiva.
Carmen Feijóo tiene también planes para ella misma: “volver a las sesiones de modelo desnudo en el Círculo de Bellas Artes, después de estos años de pandemia. Dibujar a un modelo humano en movimiento produce una agilidad y soltura pasmosas. Estos dos años atrás, yo procuraba hacerlo con personajes televisivos también en movimiento”.
“Se dice que el que pinta un paisaje es capaz de pintar cualquier cosa, pero yo opino más bien que el que sabe pintar un desnudo, la figura humana, es que domina la pintura y puede encararse con otros temas”, declara la artista.
La pintora vallisoletana, afincada en Madrid, desde hace cuarenta años, recuerda todavía a la Trini, una modelo mítica que posaba como ninguna otra en el Círculo de Bellas Artes, pese a que el paso del tiempo también le afectaba a su cuerpo. “Yo estuve en su jubilación, que fue muy celebrada”.
Feijóo recuerda algunos momentos o situaciones de su trayectoria artística, como las energías que gastó como miembro de la junta directiva y tesorera de la Asociación Española de Pintores y Escultores, AEPE, donde la han nombrado “miembro de honor” o socia honoraria, por los años de servicio que prestó en la institución.
También recuerda y ser ríe con el comentario de presentación que le hizo el escritor Camilo José Cela, en el que decía: “Ha dejado momentáneamente los cacharros de la cocina, para pintar los cacharros de la cocina”. Fue un comentario que no convenció a la pintora y no lo publicó, porque le parecía machista. “Yo no estaba todo el día con los cacharros de cocina. Quizás fuera una provocación humorística del escritor, pero en aquel momento yo no lo interpreté así”, explica.
“Nunca he sido de presumir, sino de trabajar mucho, y no me pudo quejar por los resultados. Mis hermanos ha sido siempre mis mejores estímulos y admiradores. Yo soy artista como mi padre, que era sastre y tenía buen gusto y el mejor corte de todo Valladolid en la calle Santiago. Mi madre sin embargo era mejor empresaria y, al igual que dos de mis hermanos, convertía todos sus negocios en oro”.
“He expuesto mucho y he vendido mucha pintura. Hay algunas casas que solo tienen obra mía en las paredes, porque se entusiasmaban con mi pintura. Mi marido me lo decía: “Tienes mucho mérito, porque todo lo has logrado solita”. Él no me apoyó al principio, no le gustaba que pintara, expusiera y vendiera, como si lo necesitara. Era la visión de los maridos de antaño. Pero Manolo, poco a poco fue entendiendo que la pintura era mi vida y me respetó para poder seguir con ella”.
Actualmente Carmen pinta un paisaje de 60 x 60 cm –“ya no me meto con grandes formatos como antes”- y estoy centrándome en él. “He variado un par de veces de idea y ya lo voy concibiendo de modo definitivo”, cuenta para narrar las vacilaciones de un artista a la hora de enfrentarse con un lienzo.
Hablamos de libros de Historia del Arte y de los grandes maestros. “Yo respeto mucho a Velázquez, pero para mí, Goya es el artista por excelencia, el gran maestro de la modernidad. El impresionismo que late en su obra es impresionante. Goya nos ha enseñado a todos los artistas”, declara Carmen Feijóo con entusiasmo.
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