Las dos últimas semanas confirman que el entendimiento que situó a la ciudad de Madrid como un ejemplo de consenso para España se ha quebrado.
El desgaste se cierne sobre el que fue apodado como el "alcalde de todos" en los primeros compases de la epidemia. Tanto, que Martínez-Almeida tuvo que salir al paso de las críticas de la oposición sobre su pasividad ante la gestión de su compañera de partido, protagonista de nuevo de un conflicto político con el Gobierno de Pedro Sánchez. "Igual que colaboramos con un gobierno de la Nación que tiene los peores datos de la Unión Europea, también colaboramos con la Comunidad cuando estamos en una situación que no es fácil", justificaba este martes en el Pleno del Ayuntamiento ante un aluvión de reproches de la oposición.
Un día antes, Almeida se reunió con todos los portavoces para atajar, también en privado, los rumores sobre su discrepancia con las medidas acordadas por la Comunidad de Madrid. Algunos medios llegaron a publicar que el alcalde se había alineado con el criterio del Ministerio de Sanidad para extender las restricciones a toda la región, sin distinguir por zonas sanitarias. Almeida salió a desmentir tal posición. Y a la oposición municipal le aseguró que las medidas eran "suficientes" y que se limitaba a cumplir las órdenes de la autoridad sanitaria.
Pero, ¿qué ha cambiado desde marzo hasta hoy? El alcalde de Madrid compatibiliza su cargo ahora con el de portavoz nacional del Partido Popular. Desde hace dos semanas, asume decenas de entrevistas en radios y televisiones donde invierte la mayor parte del tiempo arropando las políticas de la Comunidad de Madrid para atajar esta segunda ola preocupante de contagios. La presión también ha crecido por la sucesión de protestas desencadenadas en la calle por la sectorización de las restricciones solo a zonas de salud concretas y la precariedad de los servicios públicos en esas áreas especialmente vulnerables al virus.
"Me parece que por ahora los datos avalan la gestión", defendió el portavoz el pasado domingo en La Sexta, solo seis días después de que entraran en vigor las primeras limitaciones a la movilidad en 37 áreas. Un tiempo insuficiente según los expertos para que el resultado se note. El regidor puso la primera piedra con esta entrevista al argumentario que ha seguido el PP en estos días: mostrar como un "desplome" en los ingresos hospitalarios una ralentización en el ritmo de crecimiento.
En marzo, el regidor solo hablaba en nombre de sí mismo y de su cargo, lo que le permitía esquivar las no menores polémicas que marcaron la primera gestión de Ayuso: la denegación de traslado de mayores de residencias a hospitales, los menús de Telepizza, el pulso con el Gobierno de Sánchez para pasar de fase...
Pero ahora el regidor capitalino trata de compaginar su faceta institucional como máximo responsable de la ciudad más golpeada de Europa por el coronavirus con las exigencias que le impone estar a las órdenes directas de Pablo Casado. La directriz marcada por el líder del PP es cerrar filas con la gestión en la Comunidad de Madrid, mostrar a la región como un territorio tratado de forma desigual por Sánchez y enviar el mensaje de que al Gobierno nacional le interesa "poner el foco de la epidemia" en Madrid por razones "políticas". Mientras, el partido trata de fijar la atención en otros asuntos ante el temor al desgaste de Casado por las constantes polémicas de Ayuso, su apuesta personal para la Comunidad de Madrid.
"Debe abandonar su sectarismo y ejercer como alcalde, no como compañero de filas de la señora Ayuso. Deberían haber exigido una rectificación a este peligroso rumbo", le reprochó en el Pleno el portavoz socialista, Pepu Hernández. "Sé dónde está el portavoz, lo que no sé es dónde está el alcalde de Madrid, que debería estar defendiendo a sus vecinos", le criticó, por su parte, la portavoz de Más Madrid, Rita Maestre, cuyo partido considera que el regidor "se comporta como un mero observador o comentarista".
La misma edil hace seis meses le tendía la mano para desterrar la crispación del Ayuntamiento de Madrid en lo más agudo de la crisis sanitaria y aseguraba que el alcalde estaba haciendo bien su trabajo. Precisamente ese tono moderado fue el que elevó la figura del regidor mientras su homóloga en la Comunidad de Madrid, Isabel Díaz Ayuso, se desgastaba por un enfrentamiento constante con el Gobierno de Pedro Sánchez. Ahora los requerimientos del nuevo cargo de Almeida colocan a los dos en el mismo barco.
Sofía Pérez Mendoza
@Sofi_pm
fuente: elDiario.es
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