Antes que nada, debe considerarse y reflexionar que la naturaleza no es esquiva y que por el contrario, está siempre expuesta y dadivosa frente a nuestros ojos. La mezquindad en la entrega no es parte de la naturaleza, sino de estrategias, conscientes o no, de atracción. Muchos hemos tenido relaciones difíciles y atractivas con personas que nos han sido indiferentes e inalcanzables. Sin embargo, aunque a lo largo de nuestra vida (en mi caso a lo ancho) hubiese habido cientos de otras personas interesadas en nuestra existencia, nosotros insistimos en que nos haga caso fulanita o zutanito, que nos ignora a toda capacidad. A tal persona le damos toda nuestra atención, nuestra energía y desgaste. El sólo hecho de preocuparnos y estar pendiente de aquel ser, pareciera llenarnos la vida. La dificultad eleva en alto porcentaje un falso valor confuso e inexplicable.
¡Exacto! Justo lo que está pensando.
Lo mismo sucede con nuestra sociedad, lo cual, dicho sea de paso, pareciera colaborar bastante en el triunfo de las dictaduras o imperios gubernamentales de cualquier color político o religiosos. No nos hacen caso y los adoramos. Nos pisotean y los respetamos. El análisis transaccional funcionando en todo su esplendor. Es decir, para obtener el dominio, alguien debe estar dispuesto a ser dominado.
La gente más pobre de información de nuestro mundo, pareciera rendirle pleitesía a sus soberanos, desde los preámbulos eleccionarios en adelante, como diciendo: “acá estoy adorándole, recuérdeme… si es posible, por favor, su majestad”. Saben a ciencia cierta, o por lo menos intuyen, que los candidatos en cuestión solamente buscan sus adhesiones en tales transacciones, pagadas con sonrisas odontológicas más que cordiales, eternas, más que espontáneas. Es la gran etapa de los abrazos a la gente maloliente y los infaltables “tan tan tan” (léase como cariños rápidos) en la cabeza de los niños moquillentos, que por única vez son “tocados” por un famosillo y, por lo mismo, ahora lo votan con el pecho henchido de orgullo, sin saber que cayeron en un juego de seducción e indiferencia, ignorando que regalarán su única e invaluable cuota de poder, aunque afortunadamente, en los países verdaderamente democráticos, susceptible de ser recuperada tras cada período.
El fenómeno de la atracción hacia personas indiferentes, se da también entre los distintos actores de la farándula, como cantantes, actores, variados artistas, escritores, médicos, profesores, religiosos y superiores de toda la gama. Es un juego peligroso que lleva a una suerte de sumisión o esclavitud hacia unos “superiores”, magnificados seres comunes y corrientes, como usted o yo… Bueno, más usted que yo. Así, quizás ha ocurrido con los casos de abusos en “jólibu” y otras instancias, que aunque muy diversas, similares en el ámbito del poder, como el caso mundial de sacerdotes pederastas. Cuando se recupera la razón, muchas veces es demasiado tarde y ya se ha perdido la dignidad, se ha perdido un mar, se ha perdido un país, se ha perdido la libertad y la esperanza en un mundo mejor.
(Primavera expuesta)
(*) Primavera Silva Monge es una escritora chilena, traductora de japonés, ex alumna del prestigioso Instituto Nacional de Santiago de Chile, artesana y socióloga por afición. Sus escritos los redacta referidos principalmente a los temas cotidianos imprimiéndoles una dosis de frescura y cercanía que hacen muy fácil su lectura y comprensión. Su género literario favorito es la novela y el relato o cuento corto.