En España ya existen 72.071 taxis, o lo que es lo mismo, uno por cada 640 habitantes. Madrid y Cataluña son las dos comunidades con mayor número de licencias (16.087 y 13.340 respectivamente) seguidos por los 9.938 en Andalucía. El sector con gran tradición en nuestro país se ha visto perjudicado por la aparición de nuevas plataformas que amenazan su Status Quo. Empresas como Blablacar, Cabify o Uber argumentan que actúan como red social y plataforma para que los usuarios puedan compartir sus gastos.
El trasfondo de este cambio de cultura por parte de los consumidores se explica no solo por el auge de las fórmulas de transporte colaborativo y el elevado precio de los taxis sino también por la picaresca del taxista, un fenómeno que tiene en España uno de sus máximos exponentes.
Algunos taxistas manipulan sus taxímetros para que muestren tarifas más elevadas; en otros casos se llevan a cabo rodeos evitables para engrosar el importe final. En España se han registrado casos de taxistas que entregan el cambio con billetes falsos que previamente han recibido por parte de clientes fraudulentos. En otros casos el conductor argumenta que el taxímetro sufre una avería comentario que a menudo refleja una actitud engañosa destinada a que el viaje no quede registrado.
La entrega de recibos manipulados constituye otra mala práctica del sector; es frecuente que el taxista entregue un vulgar “recibí” donde no consta el número de licencia, tampoco matrícula ni CIF alguno lo cual le impide ser identificado en caso de denuncia o reclamación.
Otra mala práctica habitual es aplicar tarificaciones que no corresponden con las franjas horarias o segmentos de desplazamiento, es frecuente que el pasajero no conozca a fondo las distintas tarifas algo que sin duda aprovechan muchos taxistas para engrosar el importe a cobrar.
Fuente: Francisco Canals (periodista) Madrid