La experiencia del 20-D ha sido para los partidos un 'laboratorio' sobre el que diseñar la nueva estrategia de campaña. Las formaciones tienen bien identificados sus puntos fuertes, y sobre todo, los débiles. Para Podemos, que coloca en el sorpasso al PSOE su primer objetivo, existe un indudable lastre: el escaso tirón de su discurso en las zonas rurales, especialmente, del interior.
La cuestión no es menor. Pese a que las 'papeletas urbanas' son más, la escasa diferencia con los socialistas- apenas 300.000 votos en diciembre-convierte la penetración en estas zonas en una urgencia para Iglesias.
A la conquista del voto rural
Es indicativo que las autonomías donde menos triunfa el discurso 'emergente' sean precisamente Extremadura, Castilla-La Mancha y Castilla-León, comunidades con población dispersa y eminentemente rural.
Un handicap que en Podemos tratan de resolver con su alianza con IU-partido que cuenta con una implantación histórica en estas zonas-y con una intensa campaña, que han puesto en marcha este mismo miércoles: unacaravana con la que recorrerán varias provincias y comarcas-Salamanca, Zamora, Guadalajara- y en la que explicarán sus principales propuestas en cuestiones como la producción alimentaria, la protección de la biodiversidad o la transición del modelo energético en la agricultura.
El voto urbano, un problema para el PSOE
Al contrario que Podemos, las ciudades de más de 100.000 habitantes, y en especial, las capitales de provincia, son el punto débil del PSOE.
Hace meses que los socialistas asumieron este diagnóstico e intentaron ponerle freno. El pasado verano, y a la vista de laestrepitosa pérdida de voto urbano en las municipales, el partido diseñó una intensa estrategia de movilización. Dirigentes y voluntarios se implicaron en una campaña puerta a puerta para informar a los vecinos de las urbes acerca de la propuesta socialista.
El propio número dos, César Luena, asumió que el partido tenía un problema de peso en estas zonas, fundamentales para una victoria electoral. El 24-M, el PSOE perdió un millón de votos, 1.000 concejales. Sólo ganó en cinco de las 50 capitales de provincia, entre ellas Lleida, Soria o Tarragona. El derrumbe fue histórico en Madrid, Barcelona, Valencia y Zaragoza. En las generales, los socialistas solo lograron ser la fuerza más votada en Huelva, Dos Hermanas (Sevilla) y Fuenlabrada (Madrid).
Ahora, las distintas federaciones socialistas se han propuesto recuperar este voto, promoviendo varios actos preelectorales. Entre ellos, una serie de jornadas sobre el voto en las ciudades, en las que analizan qué políticas son las prioritarias para seducir a este votante.
“La ciudad es la vanguardia del futuro. Hay que anticiparse a los cambios”, avisó recientemente el diputado en el Congreso por Teruel, y sociólogo, Ignacio Urquizu en el transcurso de unas jornadas organizadas en Valencia. “No he escuchado hablar de desigualdad. Si no hablamos de redistribuciónno podremos competir con las fuerzas emergentes”, observó, muy crítico.
El tirón de las confluencias y del voto nacionalista
Podemos dispone de la 'bala' de las coaliciones territoriales.En Marea, En Comú Podem y Compromís-Podem lograron el 20-D un éxito indiscutible: doce escaños en Cataluña-primera fuerza-nueve en la Comunidad valenciana- o seis en Galicia, bastión histórico del PP. Podemos y sus movimientos afines colocaron además a sus 'alcaldes del cambio' en ciudades estratégicas, como Madrid o Barcelona.
El tirón de Ada Colau en Cataluña es evidente y aviva los temores delPSC. El partido de Iglesias es capaz de atraer además al voto nacionalista, que no independentista, mientras el PSOE lastra aún sus divisiones sobre el 'derecho a decidir'.
Andalucía, en el punto de mira
La comunidad es uno de los puntos estratégicos para Iglesias-Garzón. Es la que elige más diputados, 61, y un territorio donde, hasta ahora, los partidos tradicionales habían aguantado el tirón de los emergentes.
Podemos logró allí diez escaños el 20-D, e IU, ninguno, pese a reunir 256.080 papeletas. Según la aritmética electoral, podrían sumar hasta cuatro escaños más ahora que van juntos. Los socialistas lograron 22 diputados. La diferencia sigue siendo grande, pero acortar distancias supone un golpe estratégico importante para Juntos Podemos.
Hundimiento del PSOE en comunidades clave
El 20-D, los socialistas vascos sufrieron la peor debacle del partido, un 13% de los votos. El PSC logró apenas un 15%. Con Andalucía, Cataluña ha sido uno de los territorios estratégicos para las victorias electorales del PSOE, entre ellas, la última de Rodríguez Zapatero. En el País Vasco, los resultados eran más que satisfactorios.
El peso de Podemos en ambas comunidades ha tenido un impacto indudable. Los de Iglesias lograron cinco escaños en el País Vasco, solo uno menos que el PNV. El PSOE, tres.
El temor a que se repita un escenario similar crece en el PSOE. Los socialistas andaluces, por ejemplo, no ocultan que un nuevo batacazo en esas regiones tendría consecuencias. El número dos de Susana Díaz, Juan Cornejo, arengó hace unos días a sus 'colegas' vascos y catalanes a"trabajar más" para salvar los resultados. Una reprimenda que fue muy mal recibida por esas formaciones.
Menos votos por escaño
Según un estudio de la consultora GAD3, tras la confluencia, Podemos necesitará 14.000 votos menos para lograr escaño. Las cifras le igualan prácticamente al PSOE, que precisa de unas 61.000 papeletas por diputado. Una circunstancia le permitiría compensar ahora la caída de votos que avanzan los sondeos.
FUENTE: LAINFORMACION.COM - POR LUZ SELA - 19/05/2016
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