El oficialismo derechista de Chile y parte de la oposición había solicitado hace unas semanas al gobierno, mediante una moción en el Congreso, reanudar los vínculos, a lo cual se opusieron algunos legisladores vinculados al socialismo. El senador oficialista Hernán Larraín, presidente de la Comisión de Relaciones Exteriores, dijo a periodistas que hasta hace algunos meses se justificaba la medida contra el país centroamericano, pero la realidad cambió con el paso del tiempo. “Durante el periodo del gobierno de la presidenta (chilena) Michelle Bachelet se justificaba que no se reanudaran las relaciones e incluso que se cortaran, pero hoy el cuadro ha cambiado”, puntualizó el senador de la Unión Demócrata Independiente (UDI).
Añadió que “así lo reconocen los países de Centroamérica, América del Norte, Europa y muchos otros”, tras lo cual apuntó que la decisión del gobierno de Piñera “tiene por objetivo ayudar al proceso democrático hondureño, es un paso en la dirección correcta”. El senador del Movimiento Amplio Social (MAS), Alejandro Navarro, aseveró que rechaza la decisión del gobierno chileno porque no es posible validar una administración originada de un golpe de Estado. “Chile no puede respaldar ningún gobierno que haya tenido su origen en un golpe de Estado.
Yo creo que el presidente Piñera ha sentado un precedente nefasto en materia internacional porque se aleja de una línea de integración como es Unasur”, consideró. Agregó que Piñera quiere liderar un movimiento de derecha alternativo al presidente venezolano Hugo Chávez, quien impulsa en la región la Alternativa Bolivariana para los Pueblos de nuestra América (ALBA). Chile informó en la víspera del regreso del embajador Sergio Verdugo a la legación diplomática en Honduras, ello luego que la Organización de Estados Americanos (OEA) constatara avances en la normalización democrática y la defensa de los derechos humanos.
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