Cabezón de La Sal, Lugar de Museos

Recorrido por su zona Oeste por el río Saja este territorio de 33.6 kilómetros cuadrados de superficie se articuló desde antiguo en torno a su capital, Cabezón, dada la importancia económica y estratégica de su principal riqueza, la sal. Siendo este elemento, junto con el agua y el fuego, necesarios para la supervivencia humana, es fácil suponer que los lugares que disponían de ellos fueron escogidos como enclave de asentamiento. Por ello, Cabezón de la Sal atesora una larga historia. Sus yacimientos salinos del subsuelo ya fueron explotados por los romanos.

Hasta seis pozos  llegaron a  estar en explotación a finales del siglo XIX y primeros años del XX. El último, el de Tresano, dejó de funcionar en 1.979.  La importancia que tuvo la sal quedó plasmada en el año 1.871, cuando salieron a subastas las explotaciones que hasta entonces pertenecían a La Corona.

El destino de la sal que salía de los pozos de Cabezón de la Sal seguía itinerarios regionales para abastecer a empresas como Electra del Besaya o  Solvay. También se enviaba fuera de la región. Starlux o Explosivos Riotinto fueron algunos de los destinos. Igualmente se exportó a las colonias de ultramar como Cuba y  Guinea Ecuatorial. Además de a Estados Unidos, a través de los puertos de Santander y Gijón. Camerún y Sudán, igualmente, recibieron el producto salino  cabezonence.

Fue en el año 1979 cuando se cerraron definitivamente las salinas, que explotaban el pozo “Tresano”, cuyos caserones, -el último vestigio de las explotaciones salinas en el municipio-, se encuentran en ruina. El edificio de Las Salinas existente en la zona de La Estación, fue derribado y en el solar se levanta ahora una urbanización de viviendas. El ayuntamiento mantiene la idea de poder llegar a crear en la villa un Mueso de la Sal.

El último museo que ha abierto sus puertas, en Las Cuadras de Domañanes, es el  Textil, junto con el del Traje Regional. Además de los productos y maquinaria, el visitante puede conocer mejor los procesos  de fabricación a través de tres videos. En su recorrido por el local de reducidas dimensiones observa, además, las  materias primas, entre ellos el algodón, que es lo que se trabaja en la Textil Santanderina.

Se continua viendo el tencel, sus tintados, muestras de poliéster y de acrílicos, para pasar al proceso del algodón.

.El visitante continuará en su recorrido conociendo el proceso del algodón, pasando del cardado a la cinta por medio de un manual de 1926, que fue cuando inició su actividad de Cabezón de la Sal la Textil Santanderina. El museo muestra, además, la hilatura open donde se logra el hilo, el ovillado primitivo manual, la nueva versión de Japón, así como una ovilladora que lleva incluida el control de calidad. Se ven aparatos de laborado antes de llegar a la sección de telares. El visitante puede observar la tejeduría con sus utensilios, aparatos de control y las lanzaderas de tejer.

El museo de completará con un telar mecánico del año 1.832 que se va a hacer funcionar, así como con una maqueta de un telar de madera y una máquina de anudar.

En la localidad de Carrejo se ubica el Museo de la Naturaleza de Cantabria, que surgió con el  objetivo el mostrar la diversidad biológica de Cantabria con la variedad de sus sistemas ecológicos y de sus especies,  interpretando el concepto de biodiversidad, así como ponderar su conservación.

Busca, a su vez, el introducir el concepto de paisaje como parte importante del patrimonio cultural del hombre, mostrando los panoramas que existen en Cantabria. Este museo, que en sus orígenes se proyectó como Museo de la Caza, promovido por la Sociedad de Cazadores Locales de la Reserva de Saja, se ubica en un noble edificio de estilo montañés, construido en el siglo XVIII.

El Poblado Cántabro, que se levanta en el altozano del Picu de la Torre desde el que se divisa toda la villa, se comenzó a construir en el año 2.002. Cuenta con un centro de interpretación, como prólogo   de lo que los visitantes se encuentran, un museo al aire libre de 5.000 metros cuadrados, que recrea la vida de los cántabros de hace más de 2000 años, con cabañas, murallas, un portón y la correspondiente ornamentación.

En Carrejo se halla, también, el molino harinero del siglo XVIII, que se rehabilitó en el año 2.005,  y que nunca ha dejado de moler aprovechando el agua de un canal abastecido por el río Saja. Conserva la maquinaria, mobiliario y herramientas originales. Y en el centro de la villa, está el calabozo del siglo XVIII, que a modo de museo se muestra al público con una acertada ambientación.

FOLCLORE

Cabezón de la Sal destaca por ser un enclave fiel guardador del folclore y las tradiciones de Cantabria. Sus distintas agrupaciones han sabido conservar y trasmitir en su más puro origen los cantos y bailes de la tierra. En la villa de la sal se celebra todos los años el Día de Cantabria, jornada de exaltación del folclore y las tradiciones de la tierra, que está institucionalizada como  Día de la Región, y, a su vez, declarada de Interés Turístico Nacional.

Otro evento importante es  el Concurso Nacional de Ganado Vacuno de la Raza Tudanca, conocido popularmente como la “Olimpiada del Tudanco”, que reúne a lo más selecto del ganado autóctono de la región.

En cuanto a la arquitectura, destacan las casonas escudadas de Carrejo, especialmente la casa barroca de Los Haces, donde se encuentra el Museo de la Naturaleza; el palacio de Gayón en Santibáñez, el palacio de La Bodega, en Cabezón; el de Jesús de Monasterio, en Casar de Periedo. Otros edificios sobresalientes son el palacete del Conde San Diego  la casa neoclásica de Los Arcos, ambos en Cabezón, y la Residencia de la Sagrada Familia, en Carrejo.