Descansando sin descanso

Diferentes ramos matemáticos, artísticos, sociológicos, etc, estarán siendo impartidos por un equipo de 26 personas, entre profesores, otros profesionales y monitores, apasionados por la enseñanza, entre el 20 y el 31 de Enero.

El sólo requisito de ingreso ha sido la motivación por aprender algo más en vacaciones. No se solicitan puntajes de admisión, promedios de notas, ni otras evaluaciones especiales.

Sebastián Marambio (director ejecutivo y fundador del proyecto) y David Hernández (director académico) aparecen a la cabeza de la “Academia Consejo de Curso”. Una actividad que ha costado alrededor de 38 millones de pesos y que han logrado ponerla a disposición de los alumnos en forma enteramente gratuita.

Con la participación de 63 colegios se ha dado el inicio a este innovador curso que durante estos días está sacando muy temprano de sus camas a numerosos jóvenes y jovencitas santiaguinas que entre las sábanas, tablets y play station… no tenían otras grandes motivaciones veraniegas.

Al decir de sus organizadores, un alumno que se aleja de sus quehaceres escolares desde Diciembre a Marzo, pierde en promedio el equivalente a 2 meses de los conocimientos adquiridos durante el año reciente.

Esta es una iniciativa que ha sido puesta en marcha en las aulas del Instituto Nacional, lo que llena de simbolismos al proyecto.

La arista anecdótica de estas actividades, lo constituye el hecho muy particular que  ha significado la presencia de mujeres en este bicentenario bastión de la resistencia masculina. Un 63% del alumnado son mujeres.

Patrocinadores principales de este proyecto han sido el Instituto Nacional y el Club de Harvard de Chile, entre otros.

El Domingo 19 se dio inicio a las actividades, con la presencia del rector del colegio anfitrión, Fernando Pérez Barrera. Y hoy Martes 21, se ha dado por inaugurado oficialmente el curso con la participación del vicerrector Pablo Gutiérrez Vásquez (ambos ex alumnos) y personeros del Ministerio de Educación y de la Ilustre Municipalidad de Santiago.

Iniciativas como estas hacen pensar que el futuro de la educación chilena no depende sólo de variables económicas. La creatividad, la vocación y la entrega también tienen su lugar.