Bachelet gana, pero no convence a Chile con su mensaje contra la desigualdad

La candidata del oficialismo quedó en segundo lugar con el 25,01% de los votos, un resultado que representa una segunda oportunidad inesperada para el oficialismo, porque aunque la ventaja de la expresidenta es holgada y supera a Matthei por 21%, la derecha esperaba una derrota definitiva en la jornada electoral. El tercer lugar fue para el exsocialista Marco Enríquez-Ominami, con un 10,93%, seguido de cerca por el empresario independiente Franco Parisi, con un 10,13% de apoyo. Ninguno de los otros cinco candidatos, que representaban una posición antisistema, lograron superar el 3%.

En estos comicios estaba en juego el modelo de desarrollo futuro, por ello en la agenda de esta campaña estaban incluidas grandes reformas políticas, económicas y sociales, como nunca antes en los últimos 25 años. Para la candidata de Nueva Mayoría era importante ganar en primera vuelta, puesto que era una muestra de fuerza para su agenda de cambios. Y puede que el centroizquierda haya logrado vencer a la derecha en dos circunscripciones senatoriales y en diez distritos de diputados (lo que le entrega mayoría en ambas cámaras), pero el resultado les impedirá aprobar reformas que requieren un alto nivel de consenso en el Congreso.

Cuando abandonó el poder, hace cinco años, Bachelet tenía el mayor índice de aprobación en la historia política chilena, más del 85%. La constitución, que prohíbe que los presidentes se presenten a la reelección de forma consecutiva, fue lo único que la apartó del cargo. Por ello, lo que de verdad se sometía al escrutinio de los chilenos este domingo eran dos cuestiones: la primera, si su coalición, Nueva Mayoría, lograría obtener una victoria suficiente en el Senado para impulsar su programa reformista; y la segunda, si podrá canalizar la energía del reciente malestar civil hacia un movimiento que produzca un cambio real. 

En esta campaña entraron con fuerza en la agenda política iniciativas como cambiar la Constitución, realizar una gran reforma tributaria, estudios gratuitos y hasta la renacionalización del cobre, entre otras propuestas. La frase se repite entre los analistas: Chile cambió de ciclo y eso se ha visto reflejado en esta carrera presidencial.

El país sufre una brutal desigualdad (un 70% de la población tiene unos ingresos mensuales de 408 euros), lo que se une al gran problema, que ya denunciaban las protestas estudiantiles en 2011: Chile crece pero no se desarrolla. Para los opositores, los buenos registros de la económica chilena se deben la actividad de los servicios públicos privatizados (como sanidad y educación). ¿Qué perspectivas de cambio real se abren si Bachelet se lleva la victoria en la segunda vuelta? Viendo cómo fue su primer mandato, está claro que hará algunos, pero nada radical. 

Consciente de que partía como favorita, Bachelet evitó durante la campaña los enfrentamientos con los otros ocho candidatos en los últimos debates televisivos. La exdirectora de ONU Mujeres se esforzó por mantener su perfil de líder internacional, aunque su equipo llegó a acusar a La Moneda de cien casos de intervencionismo.

La derecha cumple su objetivo

Mientras, la candidata de la derecha, Evelyn Matthei, la primera en acudir a las urnas, aseguraba ayer con cautela que “las expectativas son pasar a segunda vuelta”. “Tenemos que cuidar Chile y eso significa que cada persona tiene que tomar la responsabilidad de votar por quien cree que mejor puede conducir los destinos del país", indicó la economista de 60 años y exministra de Trabajo de Piñera.

El tono más agresivo de la campaña lo protagonizó precisamente Matthei. La postulante del oficialismo cargó contra la expresidenta por sus gastos de campaña. Además, denunció que el candidato Franco Parisi, el empresario populista que partía en tercer lugar con un 10% en las encuestas, mantenía deudas laborales con los empleados de sus colegios.

Fuente: Elconfidencial.com - Á. M. - 18/11/2013