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Vergüenza para la Iglesia, Obispo de México Apoya las Sangrientas Corridas de Toros

Desde Buenos Aires escribe Carlos Estrada *

miércoles 22 de octubre de 2014, 11:21h
(Foto de archivo) Toro agonizando vomita sangre atravesado por banderillas y espada clavada del otro lado. A punto de ser sacrificado con “puntilla” (puñal), mira al fotógrafo como diciendo ¡me duele! ¿Qué hice para merecer este destino?
(Foto de archivo) Toro agonizando vomita sangre atravesado por banderillas y espada clavada del otro lado. A punto de ser sacrificado con “puntilla” (puñal), mira al fotógrafo como diciendo ¡me duele! ¿Qué hice para merecer este destino?

Análisis de Lucha Contra Fiestas Taurinas en México,  España y Francia (Parte I)

Aparentemente, el gobernador de Guanaguato (México) firmó el 11 de mayo pasado un decreto declarando a las corridas de toros como “Patrimonio Cultural Intangible del Estado”,  algo así como “un referente histórico, social, cultural, económico y ambiental”, aprovechando el obispo de Celaya, Benjamín Castillo Plascencia a criticar con dureza a las organizaciones proteccionistas y cuerpos políticos que se oponen a los sangrientos espectáculos taurinos.

Obispo: “Prelado superior de una diócesis, a cuyo cargo está su cuidado espiritual, dirección y gobierno eclesiástico...”  (Real Academia Española).

 

(Foto de archivo) ¿Es “cultura”? ¡No jodan! Es sangre fría y cero valentía. Arte es esquivar embestidas con elegancia y buenos reflejos, la parte sangrienta es criminal y cobarde.
(Foto de archivo) ¿Es “cultura”? ¡No jodan! Es sangre fría y cero valentía. Arte es esquivar embestidas con elegancia y buenos reflejos, la parte sangrienta es criminal y cobarde.

El raro  “ministro de Dios” despertó indignación en diferentes sectores del país. Después de considerar  a las Fiestas Bravas “costumbre muy antigua y mexicana”, su imperdonable error fue decir que los defensores de los toros “se preocupan más por los animales que por el respeto al hombre” (?), haciendo hincapié en “cien mil abortos que no tendrían en cuenta",  dirigiéndose en especial al Partido Verde Ecologista de México que el 1° de noviembre de 2011 habría presentado en el Congreso un proyecto para prohibir las corridas de toros, lo que tuvo rechazo los bloques políticos conocidos como P.R.I. y P.A.N. 

Trascendido de prensa: “... el Verde Ecologista también pugnaba por prohibir cualquier espectáculo público en donde se maltrate, torture o prive de la vida a toros, novillos y becerros” y Monseñor Castillo Plascencia salió a criticar con dureza que “hay asociaciones que están en contra del sufrimiento de los toros, pero no contra el sufrimiento de un feto que se está formando y lo pasan por alto”, paralelamente dejó en claro su pasión  por la tauromaquia.

Si este señor pertenece a la Iglesia Católica no reuniría elementales condiciones éticas para ser portador de la palabra de Dios y el Papa Francisco I (que bendijo al perro de un ciego) debería sacarlo con un plumero; no es correcto usar a la Iglesia como escudo para dobles discursos.  La defensa del feto es muy  importante, pero ha quedado destapado un alto grado de insensibilidad al desparramar comentarios que aplauden la tortura y muerte de inocentes animales en espectáculos públicos, lo que parece una maniobra para generar polémica y divisiones entre hermanos.  

Es bueno que se luche contra el aborto injustificado y los legisladores tendrían que  ocuparse de trabajar con imparcialidad en el tema, ajenos a presiones de fanáticos y sin  correr detrás de votos porque el mundo está lleno de “maestros ciruela” (no es insulto) que miran la paja en el ojo ajeno y no la viga en el propio.  Un ser humano en formación debe ser cuidado, pero también está la elección de una mujer -menor o mayor- a rechazar a ese hijo en las primeras etapas si ha sido violada por su padre,  sometida a actos sexuales por delincuentes, engañada o  abusada en un secuestro, porque es muy cómodo opinar sin ser mujer con vagina fértil  y sufrido atropellos aberrantes (me refiero a los hombres);  es arbitrario que una mujer deba aceptarlo y arruinar su vida obligada por acosos sociales o la decisión de un juez (dicho con respeto) que si le tocara padecerlo a su esposa o hija seguramente no dictaría medidas injustas.  Demasiados tocamos la guitarra desde afuera sin ser parte del problema, sin embargo estoy de acuerdo con campañas para prevenir embarazos no deseados que tienen lugar por inocencia,  momentos de placer o “descuidos”, generando vida en el vientre femenino,  en estos casos no vale el arrepentimiento, personas que si abortan tendrían que ser castigadas por la justicia y peores sanciones a las enfermeras y médicos que se presten a prácticas clandestinas, es decir, prisión y tener prohibido el ejercicio de la profesión.   

Estoy a favor de la vida, pero una víctima de violación no puede ser condenada al sufrimiento y aceptar recibir ese hijo porque lo dicen grupos ajenos a su dolor, menos ser criticada por quien vive sin compromisos en un convento o templo y nada conocería en carne propia de hambre y padecimiento de madres sin recursos económicos que deben sostenerse sin esperanzas futuras. Es fácil imponer reglas morales al prójimo desde el bienestar personal asegurado y vida tranquila, recibiendo innumerables beneficios sólo por rezar y dar consejos a los que sufren (consejos que no alimentan, no ayudan a criar hijos y no posibilitan techo ni trabajo). Aclaro que pertenezco a un hogar profundamente católico y respetuoso, pero no comulgo con el pan y circo.

Que exista gente que defienda a los animales no quiere decir que sean “abortistas” o miren para otro lado; si un hombre eligió ser cura no puede pretender que todos sean “curas”, los defensores de animales -me refiero a los auténticos- no rezan, salen a la calle, se meten en problemas y salvan millones de vidas por año y Dios seguramente está de su lado. Una sociedad debe tener piezas útiles en todas partes: médicos, albañiles, peluqueros, religiosos, constructores, mecánicos, deportistas profesionales, escritores, barrenderos, policías, científicos, políticos, defensores de gatos, defensores de ancianos, de caballos, de árboles, de perros, estudiosos de las aves, organizaciones a favor de una cosa y otras en veredas opuestas, gente que alimenta niños pobres, otros que socorren animales abandonados, es decir,  cada ser humano transita el camino que cree conveniente o le parece fácil (aunque no sea el correcto), sigue su vocación o lo impuesto por el entorno familiar,  defendiendo causas que no siempre son iguales a las del vecino, innegable realidad. Aparentemente, el obispo ha descalificado a los que defienden a los toros al criticarlos y pretender que piensen como él  ¿Dónde dejó archivada su regla moral al aprobar la crueldad de las Ferias Taurinas? 

Gracias a vinculaciones y conocimientos de ganadería, las corridas de toros las conocí de cerca y no precisamente desde el ruedo. Poco tiempo, pero suficiente para observar en cuatro o cinco oportunidades la “preparación” de animales (entiéndase: formas de arruinarlos), he investigado trastiendas, negociados y destino final de los  explotados (no generalizo ni digo que todo es irregular, excepto la innegable tortura en público en el 100% de los casos). Dediqué decenas de años a complicadas y extensas averiguaciones, documentando lo necesario acerca del mundo animal; reuní testimonios de expertos, me he infiltrado en todo tipo de lugares para conocer entretelones y pasé largas temporadas en inmensas estancias criadoras de bovinos.

Defiendo a los animales sin fanatismo, inclinándome a lo científico y respeto a quien piensa y obra diferente. Los toreros españoles y los expertos en jineteadas de la Argentina son admirables en fortaleza física, parecen hechos de “goma”, sufren terribles accidentes, se curan rápido y vuelven al ruedo con más entusiasmo.

Maltratadores y Defensores (Parte II)

En honor a la verdad, el maltratador de animales y los que viven del sufrimiento de seres de escala zoológica diferente,  caso de industriales peleteros, dueños y empleados de mataderos de pollos, chanchos, vacas, etc., expertos en jineteadas, toreros, cazadores deportivos o furtivos, veterinarios eutanásicos de centros municipales de zoonosis (“reguladores” de poblaciones de perros y gatos sin dueños)  y millones dedicados a trabajos parecidos, son seres especiales que desde la cuna habrían mamado indiferencia e insensibilidad por el sufrimiento animal. No me sentiría digno recogiendo aplausos y dinero manchado con sangre de inocentes, diferente es un combate entre dos hombres entrenados que asumen riesgos y boxean deportivamente en un ring o peleadores de estilos orientales antiguos no deportivos y muy veloces, que usan pies y manos desnudas  deformadas por años de golpes en makiwaras y romper piedras, que ingresan a circuitos ilegales en ciertos países para enfrentamientos de rápida y devastadora definición.    

Las corridas de toros en España y México (respecto a otras zonas me reservo opinión), como las jineteadas en Argentina, no pueden ser erradicadas de inmediato. A pesar de repetidos fracasos de boletería, en España continuarían inscribiéndose matadores.  Seguramente, con el paso del tiempo se reducirán los profesionales,  será escaso el público adicto,  pocas las matanzas y aislados los eventos,  todo rumbo a la extinción.

Los proteccionistas no debemos olvidar que la raza humana está en decadencia moral y a diario lastimamos a nuestros semejantes y atentamos contra la Naturaleza (de diferentes maneras), entonces no se puede esperar demasiado de profesionales de “capa y espada” y de las autoridades que -tradición aparte-, han encontrado un negocio interesante en la tauromaquia. La clave está en desalentar a los niños y que las mujeres tampoco asistan a estos espectáculos, paralelamente tratar que se aprueben reglamentos menos crueles y, si en el camino aparecen gobernantes y legisladores sensibles que no autorizan la proliferación de actos de barbarie en sus jurisdicciones,  la labor estará más que cumplida.

No quiero ser más de lo mismo ni que otros piensen como yo (cada persona con su verdad  y aferrada a su vocación). No puedo decir al delincuente “usted no debe robar”, antes tengo que predicar con el ejemplo y mostrar al que actúa diferente que no soy su enemigo; puedo hacer ver que hay actos que no deberían cometerse (si realmente son dañinos) y sugerir pautas básicas de comportamiento, siempre desde la consideración, salvo no respeten mi vereda, vulneren mis derechos o quieran imponerme reglas sin exhibir antes autoridad ética y moral (más o menos lo mismo).  Podemos aconsejar a no fumar porque no ayuda a la buena salud, nunca insultar al fumador; sin recurrir al fanatismo podemos sugerir a los jóvenes que desaprueben el maltrato animal, pero no que ataquen o insulten a un torero (conste: decir que no es valentía torturar a un animal y que es acto criminal matarlos por placer o “tradición” no es insultar); no es correcto decir mi religión es la mejor, cambia tu oficio de tornero por periodismo, sería injusto pedir a un torero que deje la profesión.

La misión del  proteccionista es socorrer animales para curarlos o mejorar su calidad de vida, no ir a una corrida autorizada a ejercer violencia (sí hacer un abrazo simbólico y distribuir folletos explicativos). Hay que inculcar compasión por los animales y buscar que se tome conciencia que los espectáculos sangrientos no cultivan a las generaciones de este siglo; tenemos derecho a aplaudir al que hace obras buenas y en último caso ignorar al que se para en otra vereda, lo que no quiere decir que deba aceptarse la ligereza de opinólogos que critican desde la comodidad de un sillón y personalmente no salvan vidas humanas ni de animales;  sería estúpido y nos convertiría en desubicados sociales cuestionar al que no se preocupa por millares de caballos maltratados (por ejemplo) por dedicarse a rezarle a un Tótem en su tribu, socorrer niños pobres en las calles o luchar contra la deforestación, como un señor cura que pretendería torcer el camino de los que defienden a los toros porque a él le agradaría ver torturar y matar animales en público ¿Merece consideración quien descalifica obras altruistas como trabajar para disminuir el innecesario y evitable dolor animal

Fanatismo Inútil  (Parte  III)

Sólo un ignorante puede pretender “prohibiciones generales inmediatas”.  Es imposible que un grupo de fundamentalistas cambie el orden del mundo; las obras buenas no se construyen de un día al siguiente, todo lleva su tiempo, la cuestión es no aflojar. Explico: no se pude despojar a los pueblos de sus deportes, tradiciones o costumbres más profundas, pero sí trabajar para mejorar aspectos (reglamentos) de las mismas. Las jineteadas y corridas de toros me parecen despreciables y no constructoras de valientes, pero están en la sangre de generaciones de expertos y de seguidores, lo que no resiste discusiones.

En el campo de lo supuesto: si una “varita mágica” cortara en este momento las Fiestas taurinas, España entraría en una crisis que la llevaría al desastre. En un futuro no cercano será diferente porque el hombre lentamente está tomando conciencia del sufrimiento animal y las cosas se irán acomodando. De las jineteadas y corridas de toros viven millares de ganaderos y son muchos millones los toros de lidia criados únicamente para morir en la arena, también se crían caballos para esos eventos y en conjunto son fuente de ingreso de dinero de grandes empresarios, de fabricantes de todo tipo de elementos, incluyendo espadas, banderillas, rejones, puntillas, muletas y trajes típicos, se promocionan comerciantes de diferentes rubros, consiguen beneficios los ayuntamientos (intendencias municipales, alcaldes y jefes de gobierno según las regiones), gobernadores, políticos, etc., que ven engordar las arcas públicas (no detallaré); el turismo aumenta, los hoteles y restaurantes trabajan con más cantidad de clientes,  obtienen ingresos económicos centenares de organizadores, cuerpos de veterinarios, numerosas industrias venden toneladas de alimentos y productos medicinales, hacen sus negocios publicistas, preparadores de animales, acondicionadores y reparadores de recintos,  arreadores (tropilleros o como quieran llamarlos), peones de mantenimiento,  de limpieza, transportistas, empleados de boletería y de seguridad,  constructores, torneros,  carpinteros, pintores, decoradores, albañiles, locutores,  periodistas especializados, jueces de pista,  frigoríficos, puesteros de artículos tradicionales  y millares de personas y empresas imprescindibles que son motor del  circo.

Los que nacieron para ser toreros no podrían dedicarse a otra cosa, millones de reproductores y animales destinados a esos eventos no pueden desaparecer de golpe,  si “indultan” a todos en las Ferias  ¿qué se puede hacer con esos animales?  La prohibición total de eventos taurinos dejaría sin trabajo a varios millones de personas, quebrarían fábricas e industrias, el turismo se vería reducido, las arcas públicas sufrirían pérdidas incalculables y todo se desestabilizaría, entrando en mayor crisis este país europeo que arrastra imparable problema de desocupación  con reservas en posible decadencia.

Pasarán muchos años para que estas tradiciones (no fuentes de “cultura”) vayan desapareciendo; por el momento el accionar de los proteccionistas (no fundamentalistas) debe centrarse en que los habitantes  -en especial las nuevas generaciones- no concurran a acuarios, circos, zoológicos, fiestas taurinas y espectáculos donde se ejerza crueldad con animales; hay que trabajar para que se reglamente mejor todo este descontrol de tortura  y sangre. Poco a poco irán cerrando estadios, los criadores buscarán otros negocios, el número de animales de lidia disminuirá, serán menos los profesionales de la espada, los adictos a eventos taurinos descenderán y los turistas y público curioso se apartarán de espectáculos que negocian con dolor animal.

Como está la situación en países de economía golpeada, los gobernantes (muy asesorados) no sólo obtienen ganancias, sino saben que permitiendo estos eventos hay descarga de tensiones y los espectadores olvidan padecimientos, es decir, incentivando la concurrencia a canchas de fútbol,  competencias de box,  jineteadas, corridas de toros, etc., los ciudadanos son hábilmente manejados para que soporten con más calma épocas de crisis, se planteen en la sociedad otros temas de discusión (por ejemplo, debates por ídolos  preferidos), los individuos menos exigentes encuentren cierta distracción y “conformidad”  en medio de la penosa tormenta y los “sanos” entretenimientos taurinos sirvan como  soporte para desdibujar la realidad.

Doble Crueldad en Algunos Eventos (Parte IV)

Me baso en hechos que he constatado como periodista de investigación y experto en asuntos de animales (domésticos y fauna salvaje), he analizado informes recibidos de fuentes inobjetables, comentarios de ganaderos de mi amistad, recogido datos entre europeos amantes de las corridas de toros y sumé en la balanza sólo un 10% de versiones de defensores de los animales (no todos son objetivos), revisé decenas de filmaciones

En reiteradas ocasiones han denunciado públicamente la presentación de ejemplares de poco peso, casi juveniles y mansos, algunos “afeitados”, desluciendo a los expertos por el show macabro de hundir espadas en carne  que no se defiende, blanco fácil, animales que mueren entregados. No serían pocos los casos donde toros muy fuertes y nerviosos entran a la arena con sus capacidades reducidas (detallaré muy por arriba), por otro lado los caballos de rejoneo no llevan peto de protección para tener mayor movilidad al eludir embestidas (la instrucción equina es mi pasión).  Dicen que los rejoneadores aman a sus caballos, pero en el “campo de acción” son los hombres los que quieren lucirse (aunque lo desmientan), pasando a segundo plano sus corceles entrenados para desafiar a los toros y a escasos centímetros esquivarlos una y otra vez mientras los astados tratan de incrustar sus pitones en los  imponentes cuerpos de raza española (aparentemente mayoría).

Investigación realizada y observación de decenas de equinos y jinetes deja en claro que trabajan compenetrados, como diría mi maestro Zen “forman un Todo”, lo que se logra después de dura y especial preparación en obediencia y movimientos prolijamente calculados  para no desequilibrarse uno al otro evitando riesgos. Realizan avances medidos, retrocesos, frenadas, giros espectaculares, artes enseñadas directamente por los rejoneadores,  caballos que pasan a tener valor incalculable en euros porque son máquinas perfectas en reflejos en el momento de encarar y esquivar, posibilitando al jinete vencer la resistencia de los toros; responden al pensamiento humano (comunión con el entrenador), razón por la que los expertos más famosos no los venderían.  Lamentablemente -según dos veterinarios consultados que trabajaron en casos que recordaron con tristeza-, si los caballos son heridos en una embestida, primero se  busca que el público no advierta la gravedad, segundo los retiran al trote sin tener en cuenta los terribles dolores de los animales, saludan “victoriosos” (no siempre es así) y tercero hubo casos que algunas víctimas heridas fueron “emparchadas” y horas después habrían intervenido en otras corridas, lo que resulta casi imposible de creer y no me consta  porque hay que tener demasiada sangre fría para movilizar a un animal lesionado buscando recaudar más dinero y aplausos.

Indudablemente, los que torean a pie arriesgan la vida y los rejoneadores se exponen menos, pero si soltaran a los toros sin un preparado previo, sin posibles dolores en los riñones, sin tener reducida la capacidad de respiración, disminuida la visión, presuntas dificultades en el apoyo de patas y sin heridas de banderillas (arpones) que los debilitan por dolor y pérdida de sangre, pocos toreros saldrían ilesos. No generalizo, igual nadie va a reconocer los hechos por los intereses económicos que se juegan detrás de cada contienda y para no afectar la mal llamada dignidad del matador. Hice amistad con hombres retirados del ruedo y con empleados dedicados a pulir pitones y otras cosas,  los que me dieron  interesante información. Dejo aclarado que desconozco si se trata de prácticas comunes, exageraciones o casos aislados, pero he observado muchos animales con ciertas dificultades que, por lo que conozco de ganadería, no son naturales.

A colación:  Las jineteadas argentinas -preparación que observé de cerca  centenares  de veces, sumando datos de arreadores de caballadas-, se realizan con repugnante maltrato en el ruedo y total impunidad; la rebeldía se obtiene en base a castigo atados en palenques, además en diferentes pueblos pude comprobar que algunos "criollos" aplican medidos toques de electricidad sobre metal en la boca, métodos despiadados que después la mayoría dice "desconocer"  (no generalizo, excepto el innegable salvajismo frente al público con  azotes cruzados que llegan a la cara y piquetes de espuelas de pihuelo largo en panza y cuello).

Cotiza alto el caballo que más corcovea nervioso, gran número en su trayectoria sufre fracturas en las extremidades, otros en el cuello o son sacrificados por diversas razones, parte oscura que el espectador común desconoce;  si el animal mata a un jinete podría terminar garroteado en corrales o apuñalado y si se vuelve manso va al frigorífico porque sólo interesan los de  carácter arruinado. Las jineteadas no son “tradiciones” (he andado bastante en estancias y como hijo de familia patricia por línea paterna investigué este asunto); en los establecimientos de campo se domaba con paciencia y en momentos libres los peones competían amistosamente para ver quién se sostenía más tiempo sobre equinos ariscos (me comentaba un tío llamado Ciro), pronto esos animales eran usados para cabalgar y otras tareas rurales. En la actualidad (antes era igual)  los que aplican maltrato son echados de las grandes estancias y van a trabajar  a los denominados  “campos de doma” (léase: jineteadas de circo), competencias públicas  por dinero que  han  prostituido  lo que nació como  amanse con paciencia y cariño;  hoy buscan exhibir animales de rebeldía permanente y eso sólo se consigue con castigo, pero los organizadores cuentan la milonga cambiada y por micrófono dicen que “los caballos para jineteadas son los que mejor viven” (que prueben ellos esa vida), después le rezan a la Virgen y a Dios pidiendo “salud y prosperidad”. Por supuesto, en estos espectáculos van  prendidos intereses de ganaderos y  poderosos empresarios, competidores profesionales, organizadores, juzgadores (...)  y millares de personas que viven del dolor animal,  jugando un papel importante autoridades políticas que avalan por algún beneficio.  A esta altura del partido no interesa si es tradicionalismo o circo, tampoco pretendo que las cosas cambien de inmediato porque se verían afectados millones de  "engranajes" necesarios,  sólo  mejorar reglamentos, que no  autoricen oficialmente la multiplicación de eventos y que el público  deje de aplaudir actos de crueldad, de esa manera en un futuro no cercano, será deporte extinguido. (Con el respeto que merecen los que se juegan la vida en cada jineteada, la palabra deporte encaja más que "tradicionalismo 

Marco de Situación  en España, México y Francia (Parte V)

Información presuntamente procedente del Ministerio de Cultura de España, indicaría que los festejos taurinos descendieron más del 12% entre 2011 y 2012,  situación que ha ido en picada desde hace algunos años.  Aseguran que se habrían celebrado 3.295 eventos en el 2008  a diferencia de 1.197  en el 2012, descenso del 40%. Aparentemente, Andalucía y Madrid concentrarían la mayor cantidad de espectadores.

El presidente de la Real Federación Taurina de España (datos de prensa) atribuiría el descenso a la crisis económica que atraviesa España, es decir, no estaría reconociendo la influencia del avance proteccionista. Cada día que pasa son más los que rechazan la tortura y matanza de toros y tampoco disfrutan presenciar caballos de rejoneo destripados (accidentes que por suerte son aislados).

En España habría mucha inquietud entre los ganaderos (criadores) y otros que ven perder público y ganancias en las “Fiestas Bravas”.  Atribuyen el problema a la  “crisis que atraviesa el país”, a sabiendas que un 70% se debe al accionar de defensores de los animales.

Atención a esta trastienda: algunos servidores de Internet están retirando las fotografías donde aparecen toros heridos o muertos en la arena y ciertos medios de prensa comprometidos no las incluyen, lo que podría obedecer a la intervención -e “inversiones”- de empresarios poderosos que tienen centrados sus negocios en la tauromaquia y no quieren que en las redes sociales naveguen pruebas de los actos sangrientos.

Prohibición para las  Corridas de Toros  (3 de mayo de 2013)

Hermosillo, Sonora- “El pleno del Congreso local aprobó por unanimidad, la Ley de Protección a los Animales para el Estado de Sonora, que prohíbe la realización de corridas de toros en la entidad, entre otras cosas”.
Un diputado del Partido Verde Ecologista de México (PVEM) presentó la iniciativa para la creación del nuevo marco legal, que fue respaldado en su totalidad  por las bancadas del  PRD, Nueva Alianza,  PVEM, etc.
 “ La Ley de Protección a los Animales para el Estado de Sonora tiene como objetivo fundamental regular la protección a los animales que se encuentren en la entidad”.
Art. N° 8 de la legislación establece: “queda prohibido en el estado de Sonora otorgar permisos, licencias y cualquier tipo de autorización municipal para la realización de corridas de toros, novillos y becerros, así como para los rejoneos".
“Asimismo, quedan excluidos de los efectos de la ley las peleas de gallos, las charreadas y los jaripeos, siempre y cuando se realicen conforme al reglamento expedido por las autoridades  municipales, establece el documento aprobado”.

Siguiendo los pasos de Sonora, el Estado de Tamaulipas estaría a punto de prohibir los eventos taurinos, decreto impulsado por diputados a favor de una reforma en la Ley de Protección a los Animales,  a solicitud de defensores en el 2012.

Manifestaciones en Francia

De acuerdo a trascendidos, el 21 de septiembre de 2012 el Consejo Constitucional Francés, la más alta jurisdicción francesa aprobó la legalidad de las corridas de toros, desestimando  una demanda presentada por defensores de los animales.  

En la ciudad de Ales, sur de Francia, cada año se celebraría una Feria Taurina, entonces  respondiendo a una convocatoria del Comité Radicalmente Anticorrida (CRAC), el sábado 11 de mayo pasado, aproximadamente 5.000 manifestantes (cifras discutidas por el oficialismo), tuvieron que ser contenidos por la policía para que no se enfrentaran con los participantes de una corrida de toros,  conflicto que se repitió el domingo 12 de mayo cuando llegaron alrededor de 2.000 y nuevamente la policía tuvo que evitar que se produjeran choques entre activistas enojados y espectadores. 

Hubo significativo avance en la lucha contra el comercio y uso de pieles, muchos circos han quebrado y los que quedan no pueden entrar en innumerables pueblos en todo el mundo, de manera que es hora que los gobernantes -que especulan con obtener votos futuros para perpetuarse en cargos públicos-, estudien la situación y no sigan adelante autorizando corridas de toros que se ha comprobado siembran indignados en España, México, Francia y otros lugares. Estamos en el siglo XXI y estas exhibiciones públicas de barbarie hacen retroceder al  hombre al sangriento Circo Romano.

Carlos Estrada * escritor, periodista de investigación, dedicado a actividades ecuestres, asesor en asuntos equinos de centro cultural y tradicionalista y de establecimientos rurales  conocidos, entendido enseñanza, técnicas de rehabilitación, comportamiento y derecho internacional animal, con numerosos trabajos publicados,  impulsor de incautaciones de más de 600 caballos del maltrato y actos de cuatrerismo, etc.  Documentada trayectoria pública desde 1970.

Buenos Aires, Argentina, 17 de mayo de 2013.

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