Maduro, enfundado en una guayabera roja y con la molestia reflejada en el rostro, insistió con energía que «aquí hay un solo comandante en jefe, un solo presidente. Nosotros estamos subordinados a él, somos los soldados militantes de la causa de Chávez». La víspera, casi de madrugada, compareció en el hospital, donde afirmó que el mandatario «sigue con la asistencia de una cánula (traqueal) para apoyarse en la respiración y se comunicó con nosotros por distintas vías escritas para darnos las orientaciones».
Según el número dos del chavismo, se reunieron durante cinco horas y añadió que Chávez estuvo «muy enérgico, con mucho ánimo y mucha vitalidad y queríamos transmitirlo a pesar de la hora». No obstante, las numerosas declaraciones no tranquilizan a la oposición, que ayer se congregaba en las calles para pedir más transparencia, detalles sobre el cáncer y una definición sobre la toma de posesión.
Incluso hay sectores que denuncian al Gobierno -en funciones mientras el mandatario no asuma formalmente su cargo- de dar un «autogolpe» de Estado.