La gastronomía de Córdoba, España, es un reflejo vivo de su historia multicultural, donde se mezclan influencias romanas, árabes, judías y cristianas. Esta herencia culinaria ha dado lugar a una cocina rica en sabores, sencilla en elaboración y muy ligada a los productos de la tierra.
Entre los platos más emblemáticos destaca el salmorejo cordobés, una crema fría de tomate, pan, aceite de oliva y ajo, coronada con huevo duro y jamón. También sobresalen los flamenquines, rollos de jamón serrano envueltos en carne de cerdo y fritos hasta quedar crujientes. La berenjena con miel, recuerdo de la cocina andalusí, ofrece un contraste dulce y salado muy característico.
En cuanto a la carne, el rabo de toro estofado es una de las recetas más tradicionales, cocinado lentamente hasta resultar meloso y lleno de sabor. Para acompañar, los aceites de oliva de la provincia—algunos de los mejores del país—son la base de muchas preparaciones.
En repostería, los dulces conventuales, como los pestiños y el pastel cordobés relleno de cabello de ángel, conservan la esencia de la tradición.
Córdoba combina autenticidad, sencillez y sabor en una cocina que invita a disfrutar con calma, igual que su propia ciudad.
Estos manjares de la cocina cordobesa se pueden degustar en los restaurantes y tabernas que vais a encontrar, sobre todo en el barrio judío y lo largo de toda la ciudad. Entre ellos se encuentra Casa Pepe de la judería, Bodegas Campos y Bodegas Mezquita.
Tapear por Córdoba es una de esas cosas que no se puede uno perder.
También se puede degustar de numerosos platos e la cocina creativa; hay que dar una vueltecita, por la guasa cordobesa, Almatea y azulejos entre otros y para tapas, muchas de ellas exportadas al resto de España. Por favor pasarse, por El Juramento, La Jara, La Abecería, El Burladero y muchos establecimientos más.
Así que si vais por Córdoba la bella o Córdoba la llana, .ya sabéis, ¡Que aproveche”…