Es que de su violín, todo puede surgir, como de una mágica caja de sorpresas. De pronto un fragmento de música clásica, luego un tango y a continuación la música incidental de alguna famosa película.
Es Eduards Triviño Vildósola, el mayor de dos hermanos, nacido en Chillán y que hace un año atrás comprendió que la capital del país era su indicado lugar de proyección. Tanto en lo educacional como en lo artístico.
Fue así como llegó un gran esfuerzo familiar, a vivir a una pensión en Santiago, para completar sus estudios de Enseñanza Media en el Instituto Nacional; y para testear sus conocimientos musicales adquiridos en su natal Chillán, y nada mejor que hacerlo en el Conservatorio de la Facultad de Música de la Universidad de Chile (aceptado en el nivel 6 de un total de 11, para violín).
Un talentoso joven, que hoy gracias a su 6,5 de promedio escolar y a sus excelentes resultados en las pruebas de selección a la universidad, se manifiesta felizmente matriculado en Ingeniería Civil Industrial, carrera que estudiará en la Pontificia Universidad Católica de Chile, tras haberse adjudicado todas las becas que esa casa de estudios ofrece.
Piensa que las ansias de superación, no tienen límites. Demuestra que el trabajo todo lo puede, o mejor dicho en un idioma institutano: “labor omnia vincit” (el trabajo lo vence todo).
Pero para saber más de él, compartiré fragmentos desprendidos de una distendida conversación en torno a unos refrescantes jugos en el caluroso mediodía santiaguino. Comentamos temas acerca de la familia, la educación, el trabajo, las vocaciones, la música, nuestro querido Instituto, en resumen; de la vida… Esto fue algo de lo que hablamos:
¿Cuándo apareció este interés por la música?
Desde niño siempre me interesó la música. Tal vez como desde los 4 años. En un principio tocaba en el grupo de la iglesia de mis padres; triángulos y después guitarras y teclados. Ya en mi colegio Adventista, opté por el violín a los 9 años. Luego ingresé al Conservatorio de Música de Chillán a los 12 años.
¿Por qué te atrajo el violín, cuando habitualmente los jóvenes prefieren guitarra, bajo, batería, teclados?
Porque cada vez que me quedaba escuchando o viendo una orquesta, pensaba que el violín era un instrumento especial por sobre todos los otros, muy especial. Con el violín se me hace fácil expresar mis sentimientos a través de unas cuantas notas.
¿Tu dedicación a la música te ha privado de disfrutar otras instancias de lo que se suele vivir a tu edad?
De todas maneras. Mis espacios libres han sido casi todos ocupados por el violín (3 horas diarias de estudio). Pero a pesar de ello, puestas en una balanza, han sido más las satisfacciones que las privaciones. Por la música llegué a Santiago, por la música llegué al Instituto Nacional y por la música llegué a la Universidad.
¿Por qué elegiste el Instituto Nacional para terminar tus estudios de Enseñanza Media?
Porque una vez trasladado a Santiago para estudiar en El Conservatorio, tenía que buscar colegio. Un día transitando con mi madre por La Alameda, me cautivó esa insignia que yo tantas veces había visto en fotos y revistas; y le dije que en ese colegio quería estudiar, que yo también quería llegar a tener ese uniforme. Sería un sueño pertenecer a un colegio que sale en los libros de Historia de Chile. Siento que fue un logro mayor, ingresé en base a mis notas previas, y también por mis conocimientos musicales. Al momento de quedar matriculado, también “me matricularon” en la Orquesta Sinfónica del IN el mismo día (risas).
¿Qué te motiva a ser ingeniero?
Encuentro que desde chico presenté aptitudes creativas. Con imaginación ideaba elementos y organizaba a mis primos en juegos de niños. Con el correr del tiempo, me he dado cuenta que me motiva “crear”, y el campo de la ingeniería creo que me dará los espacios para hacerlo.
Se dice frecuentemente que música y matemáticas son un binomio muy compatible. (El baterista de Queen, Rogers Taylor era Doctor en Astrofísica. En nuestro plano local, el director de Beatlemanía, Mario Olguín es Magister en Matemáticas. Por nombrar algunos). ¿Lo sientes así?
Pienso que ambas ramas tienen algo en común. Y es que para dedicarse a ellas se necesita una aplicación muy estricta. La música se basa en tiempos, en ritmos y en espacios, es decir se apela a criterios matemáticos para poder desarrollarla.
¿Cómo te proyectas? ¿Te das cuenta hasta donde puedes llegar?
Músico hasta el fin… Me gustaría poder ayudar por intermedio de mi arte a una mejor convivencia entre la gente. Y como ingeniero me gustaría trabajar en la elaboración de proyectos que vayan en ayuda del bien común. Siempre me han interesado las personas. Hay muchos necesitados; también mi familia en Chillán se formó en base a grandes esfuerzos de mis padres.
Fue un grato momento en el oasis que representa para mí el “Café Mosqueto” y una gratísima conversación, con este carismático hermano de colegio; que me permitió conocer algo más de su vida.
Finalizo con una anécdota personal. Hace un mes vagando por Internet, me encontré con algunos videos musicales en que conocí a Eduards Triviño; y dos días después el destino lo puso en la vereda por la cual yo transitaba…