El enigma de Piedad Córdoba, la mujer detrás de las liberaciones de las FARC

A la exsenadora Piedad Córdoba se la ama o se le odia en Colombia. Esta abogada natural de Medellín y líder de la ONG Colombianos y Colombianas por la Paz (CCP), ha dedicado 15 años de sus 57 de vida en buscar la liberación de los secuestradosde las Fuerzas Armadas Revolucionarias de Colombia (FARC); tarea que le ha llevado a estar detrás de siete operativos de intercambio que ha supuesto la libertad para un total de 39 rehenes, entre los que se incluye el último grupo de 10 policías y soldados en manos de la guerrilla.

Ello ha brindado esperanza al más de centenar de familias que han sufrido en carne propia el secuestro de algún ser querido por los grupos armados que operan en el país suramericano, que según la ONG Fundación País Libre, suman un total de 400 personas retenidas a la fuerza, muchas de ellas presas en los diversos campamentos que las FARC levantan improvisadamente en la densa selva colombiana.

Sin embargo esa facilidad con la que Córdoba se mueve para acceder a la máxima cúpula de la narcoguerrilla y la amistad que le une al presidente venezolano, Hugo Chávez, a quien ha visitado en distintas ocasiones en Caracas, ha despertado el recelo Ejecutivo de Bogotá, tanto el del expresidente Álvaro Uribe como el de Juan Manuel Santos. Los mismos que le dieron concesiones para que actúe como mediadora entre el Gobierno y los rebeldes.

Un receló que en 2010 le costó a la exsenadora el cargo y 18 años de inhabilitación política, debido a los presuntas evidencias encontradas por el Ministerio Público en el ordenador del abatido líder de las FARC, Luis Edgar Devia Silva, alías “Raúl Reyes”, que la vinculan con un supuesto plan del grupo armado para debilitar al Gobierno y desarrollar un proyecto político a largo plazo.

De acuerdo con la Fiscalía se tiene constancia de una decena de correos de “Reyes” con una persona que firma y escribe bajo el seudónimo de “Teodora de Bolívar”, que sería nada más y nada menos la mismísima Piedad Córdoba.

Ella ha negado tajantemente las acusaciones de lo que se conoce como las “Farcpolítica”, aduciendo que todo se trata de una trampa para dañar su imagen de cara a la opinión pública. Como cosa curiosa y pese a la gravedad de las imputaciones, la Corte Suprema de Justicia no ha abierto hasta la fecha una investigación sobre este asunto, lo que le añade más interrogantes a la enigmática figura la líder de CCP, que insiste en retomar la agenda del “Caguán” para recomenzar las negociaciones de paz entre la guerrilla y el Gobierno, interrumpido en 2002.

Tras apuntarse otro tanto con la liberación de los últimos 10 uniformados en poder de las FARC, todos ellos con más de una década de cautiverio a cuestas, ahora la exsenadora se ha propuesto a encontrar a los desaparecidos del conflictos para devolvérselos a su familia, y velar por la integridad de los guerrilleros recluidos en distintas cárceles del país, presionando al Ejecutivo de que la autorice a visitar a los presos. Iniciativa que si bien recibió el visto bueno de la Casa de Nariño, terminó siendo vetada por considerar que el gesto es más una medida política que humanitaria, lo que provocó que más de 500 reclusos iniciaran una huelga de hambre para permitir la entrada de Córdoba y su ONG en los penales.

Mientras continúa con su campaña, apoyada por un grupo mujeres polémicas y de calado internacional la Nobel de la Paz 1992, Rigoberta Menchú, la presidenta del Consejo Mundial por la Paz, la brasileña Socorro Gomes; o la nieta del revolucionario mexicano Emiliano Zapata, Margarita Zapata; Piedad Cordoba continuará sembrado dividiendo a los colombianos entre el amor y el odio hacia esta mujer llena de claroscuros que representa la esperanza para muchos y la traición para otros.