Doyle reconoce que engañó a una amiga para que invirtiera 700.000 euros en la compra del lienzo que más tarde revenderían a un precio muy superior.
Según el fiscal, Tom Doyle hizo creer a Kristyn Trudgeon que hacían falta 870.000 euros para comprar el Corot, y que él sólo tenía 170.000, aunque la verdad era que él ya lo tenía en su poder, después de pagar unos 600.000 euros. La mujer estafada empezó a sospechar de su amigo cuando conoció los antecedentes de su socio en relación con delitos relativos al robo de obras de Arte.
La rocambolesca historia empezó cuando un marchante de Nueva York dijo a los propietarios del lienzo que lo perdió tras llevarlo a un hotel donde se lo mostró a un británico que estaba dispuesto a comprarlo. Su explicación fue que “había bebido demasiado”.