“La movida madrileña y la Movida”

Debo indicar que no participé directamente en ninguno de esos movimientos, en los cuales se mezclaba la música, los bailes y otras cosas, que quizás han dejado muchas heridas y muchos traumas, en multitud de personas. Posiblemente, por edad, si hubiese vivido y existido en Madrid, habría participado, pero algo bueno tiene que tener vivir en provincias, que las cosas, tanto de un color o de otro, buenas o menos buenas, suelen llegar a los mares y costas de las provincias mas tarde.

Hay quién habló de anexo a este concepto “la famosa ruta del bacalao”, que era como un circuito de viaje, de fin de semana, en el cual, llegaba hasta las costas, y, en medio distintos locales y fiestas, y, distintas prácticas, no todas morales, no todas racionales, no todas saludables en muchos sentidos, que quizás hayan dejado heridas permanentes en muchas personas, lo digan o no…

Para muchos, nuestra sociedad estaba demasiado rancia, por haber estado durante lustros en un sistema sociopolítico obsoleto o rancio o no-democrático o acartonado o envejecido. No soy capaz de juzgar la enorme cantidad de valores, vectores, factores, relaciones, funciones e interrelaciones que afectan a un tema social. A uno, como éste que tanta importancia tuvo en su momento. Y, que para muchos fue el principio de muchas cosas, para otros, quizás, tuvo tintes no siempre positivos. Porque el problema de las fiestas, es que muchas personas, después vuelven a sus casas, esa tarde o noche o al día siguiente, y sigue su vida normal, y, otros, se van acercando más y más a las Urgencias de los Hospitales. Casi siempre, olvidamos estudiar todos los fenómenos en todos sus niveles. factores estructuralistas de las realidades...

De algún modo, podríamos indicar que la Movida Madrileña, se copió de alguna manera, en cada provincia y localidad, en pequeño, aquello de las reuniones de decenas o cientos de jóvenes, para hablar y beber en una plaza o en los aledaños del lugar, aquello que de alguna manera ha continuado durante décadas y años, con distintos nombres, quizás, sea una consecuencia de todo ello… Litrona o semejantes.

La finalidad y la función, si tiene alguna del articulismo o columnismo literario de opinión personal. Donde se enclava este escrito o este texto, es que la sociedad permite a las personas que deseen o puedan o quieran, y, que los equipos directivos de medios de comunicación, permiten publicar, que hagan reflexiones sobre multitud de temas. Quién haya escrito y publicado mil artículos o mil columnas, pongamos por caso, en cinco o diez años, ha tenido que tratar cientos de temas diversos y diferentes. Y, por tanto, es imposible que ninguna persona sepa de todos los temas y de todas las cuestiones. Y, que llegue a la esencia y al final de todo y de cada cosa.

Pero la sociedad ha inventado este artilugio, sabiendo que el que escribe-publica no es experto en ese tema, y, el que lee dicho texto, sabe que lo leído no está hecho, generalmente, por ningún experto. Pero se crea entre ambas personas y ambas direcciones, una especie de corriente alterna, el primero no se sabe omnipotente en su sabiduría, el segundo, sabe que el que escribe no es experto, y, que entre ambas líneas de la dirección del texto, se puede crear comunicaciones respetuosas. Que cada uno debe dar argumentos y razones, siempre con el respeto al otro, a lo escrito y a la persona. Este es el pacto no firmado, pero sabido. Si no es así se rompe la baraja.

Muchos articulistas, les cuesta mucho escribir que no son expertos en un tema o en esa cuestión. A mí, no. No soy experto en costumbres sociales, haya leído mucha o poca historia, sociología, psicología, filosofía, antropología, antropología cultural y afines. Pero no soy en el tema de la movida. Existen, según me han indicado tesis doctorales y trabajos académicos, que han estudiado este fenómeno, que yo desconozco si ese dato es cierto. Con lo cual, existirán razones y estudios pormenorizados…

Pero no podemos olvidar y obviar dos tipos de cuestiones, que se camuflan y se engañan y se esconden, pero como articulista debo indicar, porque durante tiempo he ido observando. Ahora ya que ese fenómeno en su origen ha pasado décadas, hay que hacerse dos preguntas:

Primero. ¿Sin negar la necesidad de despertar que se tenía de conceptos y costumbres y usos sociales, si también dejó la movida, que se expandió por todo el territorio, demasiados hábitos negativos, en muchas personas, que han ido heredando y continuando?, ¿se llenaron, los fines de semana, en muchos centros hospitalarios, con muchas personas, con patologías graves, debido a esas fiestas, superhedonistas, sin autocontrol racional y moral suficiente que han dejado después secuelas en muchas personas, que han arrastrado durante muchos lustros…?

Segundo. ¿Ese fenómeno fue tan natural y tan sin organización, fue un proceso social natural, o fue en parte, gestionado e incentivado por grupos de poder de la sociedad y de nuestra sociedad, para que masas ingentes de población joven, digamos desde los quince a los treinta y pico años, estuviesen ocupados y preocupados más de esos neoepicureismos y neohedonismos y neosensualismos modernos, y, no llevarán sus reivindicaciones a cuestiones más, más estrictamente sociopolíticas…?

¿Fue la movida madrileña, extendida hasta el último rincón de esta península ibérica, un fenómeno espontáneo y natural, lógico después de lustros de más cerramiento de costumbres, pero también, fue incentivado, potenciado por fuerzas, para que la sociedad y el país, no cayera en movimientos sociopolíticos radicales…?

¿Fue una manera, racional y profunda y efectiva, de moderar los potenciales peligros de radicalizaciones políticas, en unos años de tanta complejidad, económica y política y social, moral, e, incluso religiosa, y, desde luego de costumbres…?

¡En fin, no sé contestar, pero quizás de todo hubo…! ¡Los investigadores sociales tienen un gran campo de investigación…!

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