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osé Luis Martínez-Almeida
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osé Luis Martínez-Almeida

El manual de Almeida: cómo destruir tu reputación en dos meses

  • Almeida, jaleado por cierta prensa como el mejor alcalde del país, hunde su carrera al conocerse el papel del Ayuntamiento en una venta de material sanitario que hizo ganar millones en la pandemia a dos amantes del dinero fácil

domingo 17 de abril de 2022, 02:12h

17ABR22 – MADRID.- La mayoría de la gente recuerda 2020 con tristeza por los primeros meses de la pandemia. José Luis Martínez-Almeida debe de contemplar ese año con algo de nostalgia. Por entonces, todos querían al alcalde de Madrid. En realidad, no todos, pero algunos medios de comunicación estaban entusiasmados con él.

En una entrevista con Vanity Fair, la periodista le hacía esta durísima pregunta: “Se ha convertido en el político estrella de España. ¿Cómo lo vive?”. Se supone que bien, porque los titulares le adoraban. “¿Por qué todos aman al alcalde Martínez-Almeida, incluso la izquierda?”, se preguntaba sin ironía un titular de El Mundo. Algunos lo veían hasta sexy, porque ya se sabe que en política o estás hundido en la miseria o eres el rey de todas las fiestas.

Este año, Almeida ha conseguido un logro notable. En menos de dos meses, se ha venido abajo con estrépito. Su mirada es triste y parece acorralado. Los problemas le llueven por todos los lados. La guerra de Pablo Casado e Isabel Díaz Ayuso le convirtió en una especie de escudo humano de ambos y no podía defenderse atacando a alguno de los dos. Más recientemente, le ha dado la puntilla la investigación judicial del insólito sobrecoste de una partida de material sanitario comprada por el Ayuntamiento de Madrid, que fue destapada por elDiario.es. Todo a mayor gloria de las comisiones millonarias obtenidas por Alberto Luceño y Luis Medina, dos eximios representantes de esa clase alta madrileña que idolatra a Almeida. Como para no quererle si permite negocios de este nivel con los fondos públicos.

Si el hermano de Díaz Ayuso fue lo bastante listo para sacarse una comisión de al menos 55.000 euros (o 270.000, según otras versiones), en esta historia aparece otro familiar que estaba en el lugar adecuado. Un primo de Almeida sirvió de puente para que Luceño y Medina arramblaran con seis millones de comisiones. El primo no está siendo investigado y el alcalde tampoco, pero es legítimo preguntarse por el nivel de negligencia necesario para que el mayor Ayuntamiento de España sirva de plataforma para que dos personajes como esos se hicieran ricos en tan poco tiempo.

El mejor alcalde de España, según le llamaban algunos medios, ha resultado ser un primo de mucho cuidado. Eso en el mejor de los casos para él.

Almeida encaró la pandemia sin sentir la necesidad de protagonizar la oposición al Gobierno de Sánchez, como hizo Díaz Ayuso. Consiguió en julio de 2020 un pacto con toda la oposición con el objetivo de hacer posible la reconstrucción de Madrid. Un mes después, cometió el error de aceptar la oferta de Casado de convertirse en portavoz nacional del PP. Fue la forma en que el líder del partido buscó conjurar el bochorno por haber tenido que destituir a Cayetana Álvarez de Toledo como portavoz parlamentaria.

Sea por ego o por no saber decir que no a su jefe, se lanzó de cabeza a la crispada política nacional y se erigió en uno de los arietes del PP contra Sánchez.

El problema no era que le restara tiempo a su trabajo en el Ayuntamiento, sino que tenía que endurecer su discurso cada semana para estar a la altura de los arrebatos furiosos de su líder. Ya no podía decir que era el alcalde de todos los madrileños si afirmaba que el Gobierno de Pedro Sánchez era peor que una plaga de langostas voraces.

Luego, no supo quitarse a tiempo de en medio en el duelo Casado-Ayuso. La presidenta madrileña utilizó un intento frustrado de personas del Ayuntamiento con la misión de investigar los negocios de su hermano para poner a Almeida en la diana. Al agudizarse el conflicto, terminó atropellando al alcalde. Acabó dimitiendo del puesto de portavoz, aunque ya sabía que no iba a durar mucho tiempo en él.

Cuando le tocaba refugiarse en su despacho e ir reconstruyendo poco a poco su imagen, le vino encima un escándalo de corrupción del que no podía decir que no sabía nada. Hace quince meses, la Fiscalía Anticorrupción comenzó una investigación sobre un contrato del Ayuntamiento de Madrid de compra de mascarillas, guantes y test en marzo de 2020 por un valor de 11,9 millones. Una alto cargo de la corporación tuvo que prestar declaración, pero el caso se mantuvo en secreto hasta que informó de él este medio.

Incluso en un momento en que todos los gobiernos estaban desesperados por conseguir material sanitario, Alberto Luceño y Luis Medina dieron el pelotazo hasta niveles difícilmente aceptables. Sus contactos en el Ayuntamiento les permitieron inflar los precios de tal manera que obtuvieron comisiones del 60% en las mascarillas, del 81% en los guantes y del 71% en los test. Los guantes eran tan caros y de tan mala calidad que tuvieron que reducir algo las ganancias. Aun así, Luceño se quedó con cinco millones y Medina con un millón. “Pa la saca”, escribió Luceño a su amigo en el email que confirmó que se habían recibido los pagos.

Mientras morían miles de personas cada semana y el personal sanitario trabajaba sin descanso asumiendo todo tipo de sacrificios, un niño bonito de la jet set madrileña como Medina, conocido por sus apariciones en la prensa del corazón, se embolsaba un millón de euros por la cara en unos pocos días. Y todo gracias a su contacto inicial con un amigo suyo, Carlos Martínez-Almeida, que resulta ser primo del alcalde. Fue la puerta de entrada para acceder al Ayuntamiento, según la Fiscalía.

La primera reacción de Almeida fue la clásica en el PP madrileño. Responder a las críticas con un ataque directo. Afirmó que el Ayuntamiento era la víctima de un posible fraude –“nosotros somos los estafados”– y que estaba colaborando con la Fiscalía. Pero en realidad la auténtica víctima era él y el responsable, el Gobierno central. “Entiendo que para el sanchismo Madrid es una pieza de caza mayor y que hay una estrategia de acoso y derribo contra mí desde hace ya mucho tiempo y que da lugar a operaciones como las que se están produciendo ahora”, dijo en una entrevista en ABC.

No fue el Ayuntamiento quien se dirigió a la Fiscalía para denunciar esa posible estafa. Los dos comisionistas ingresaron los beneficios millonarios en sus cuentas de sendos bancos y las entidades alertaron a las autoridades por el volumen de dinero al no quedar muy satisfechas por las explicaciones recibidas. El Sepblac, que se ocupa de vigilar el blanqueo de capitales, y la Fiscalía empezaron a actuar. Para entonces, Luceño y Medina se habían ocupado de mover el dinero comprando diez coches de lujo (incluidos un Ferrari y un Lamborghini), un velero, tres relojes Rolex, una estancia de una semana en un hotel de Marbella y un piso.

Hoy la Fiscalía les acusa de los delitos de estafa, blanqueo de capitales y falsedad documental. Medina ya ha limpiado sus cuentas. Sólo le quedan 247 euros en una de ellas.

Curiosamente, cuando el motivo de la polémica eran los contratos de material sanitario realizados por el Gobierno central, el alcalde tenía un punto de vista diferente sobre las responsabilidades: “Cómo fue posible que el Gobierno de la nación no fuera capaz de comprar test fiables y en número suficiente y que por el contrario los tuviera que devolver, se hubiera gastado un dinero que es de todos los españoles y además, lo peor de todo, ni siquiera tenga el coraje de decir a los españoles lo siento, nos hemos equivocado”.

Almeida tiene ahora el coraje de decir que él no intervino en ninguna gestión y que a Luceño y Medina sólo se les facilitó una dirección de correo electrónico que ya se entregaba a todos los que se ofrecían a vender mascarillas o guantes.

Esta última versión ha quedado un tanto desbaratada al saberse el miércoles por elDiario.es que Almeida llamó por teléfono a Luis Medina el 26 de marzo durante las negociaciones del polémico contrato. “Ya me ha dicho Luis que le llamó Almeida”, contó Luceño en un whatsapp a Elena Collado, alto cargo del Ayuntamiento.

La fecha es relevante. Almeida había dicho que le había llamado después de realizarse el contrato para agradecerle una donación de 183.000 mascarillas, que en realidad no se produjo hasta mediados de abril. Es decir, primero le facturan cantidades exageradas, luego le dicen que le darán una propina de mascarillas y el alcalde se queda tan contento que les llama para darles las gracias tres semanas antes de recibir la donación.

Almeida está cubriendo todas las etapas de los políticos metidos en situaciones que pueden poner fin a su carrera política. Combina el gesto apesadumbrado con la firme negativa a admitir ningún fallo en las decisiones del Ayuntamiento. Le preguntan por Luceño y Medina y él saca a relucir a Mónica Oltra y Ada Colau.

Ya no es el mejor alcalde de España, sino el tipo que hizo posible que Luis Medina se comprara un velero de 300.000 euros con fondos públicos cuando los españoles no podían salir de casa ni para acudir al entierro de sus familiares.

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