Mientras la sola idea de imaginar un mundo sin WhatsApp ni redes sociales puede provocarte un episodio de ansiedad, pensando en cómo vas a comunicarte con los demás, o enterarte de qué está sucediendo, lo cierto es que los expertos en la materia comienzan a advertir acerca de sus peligros.
De hecho, no son pocos los que aseguran que estamos ante un riesgo grave, e incluso se atreven a comparar la adicción al móvil con la adicción a las drogas, una situación de la que tuvimos un interesante ejemplo con el último apagón de redes sociales y mensajería, que duró horas.
Si a eso le sumamos algunas estadísticas recientes alarmantes, como por ejemplo las que indican que 8,1 millones de españoles se consideran adictos al móvil, entonces puede que haya llegado el momento de plantearnos hacia dónde vamos como sociedad, y qué queremos inculcarles a los hijos.
Basta citar al reconocido psicólogo español Marc Masip, quien recientemente aseguró, en declaraciones a los medios, que “el móvil es la heroína del siglo XXI”.
Y no lo dice un improvisado en la materia, sino alguien que, como tantos dentro de la comunidad científica, siente temor acerca de cuáles serán las consecuencias de la exposición constante a la pantalla de un smartphone, durante varias horas al día, a lo largo de años y años.
Este argumento no está falto de sentido, al menos si echamos un vistazo a la cada vez mayor cantidad de clínicas de desintoxicación para adictos a la tecnología con las que podemos encontrarnos en la actualidad, como por ejemplo centro Vida Nova.
Es decir, hasta tal punto hay coincidencias en la forma en la que nos afecta la adicción al móvil, que el tratamiento para acabar con esa conducta errática no es otro que el mismo que se recomienda a fin de terminar con las adicciones a las drogas: la internación en un centro especializado.
¿Y qué se hace en estos centros de desintoxicación tecnológica? Básicamente, se pretende tenderle una mano, ayudar, a aquella persona que se encuentra atrapada en una conducta adictiva, en este caso relacionada con las tecnologías, de las cuales no pueden escaparse dentro de su rutina.
La clave de estos establecimientos está en que, dentro de ellos, el paciente está rodeado de otros que se encuentran en su misma situación, con quienes comprobar que están acompañados, que pasan un proceso más frecuente y común de lo que creían, y apoyarse mutuamente en la recuperación.
Y, por supuesto, a eso hay que sumarle lo más importante del caso, que es la presencia de profesionales especializados, expertos en el tratamiento contra las conductas adictivas, que indudablemente son los mejor preparados para guiar al paciente en su intento de recuperarse.
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