La investigación, realizada en una clínica de chimpancés en New Iberia (Luisiana), una de las pocas de ese tipo que quedan en EE. UU., utilizó a 10 de estos animales que no mostraron ningún efecto adverso y pocas señales de estrés tras 28 días de ensayos.
"Hemos desarrollado una herramienta muy prometedora para la inoculación de especies de simios frente a la cantidad de enfermedades mortales a las que se enfrentan en la naturaleza, pero el progreso continuo depende del acceso a un pequeño número de animales cautivos", aseguró el responsable de la investigación en la Universidad de Cambridge, Peter Walsh.
Esta es la primera vacuna administrada de forma oral contra una enfermedad desarrollada específicamente para conservar a simios en estado salvaje, ya que enfermedades como el ébola o el carbunco, además de la caza furtiva y la pérdida de bosques, suponen graves amenazas para estos mamíferos en su hábitat natural.
Después de décadas de uso de los chimpancés para ensayos de vacunas para humanos, los cambios legislativos en EE.UU. han provocado que poblaciones cautivas regresaran a su entorno natural al cerrarse instalaciones de investigación de chimpancés en el último país desarrollado donde las pruebas biomédicas en esa especia era legal.
Sin embargo, los investigadores señalaron la "horrible ironía" de estas reformas, que supusieron una victoria para los defensores de los animales, pero serán perjudiciales para los chimpancés y gorilas en su medio natural.
Eso se debe a que la vacunación para esos primates salvajes debe iniciarse primero en cautiverio para asegurar su correcto funcionamiento.
Por ello, los autores del estudio defendieron que el nuevo modelo de vacuna no podrá progresar hasta el punto de ser utilizado para inocular a los simios salvajes en peligro de extinción.