Chesús Yuste ha presentado sus relatos irlandeses en Málaga

En sus propias palabras, “se trata de la Irlanda profunda, que se resiste a desaparecer en la uniformización de este mundo globalizado; un país que nos enamora por sus paisajes, por su cultura y por el carácter de sus gentes”. Yuste reconoce que sus relatos beben de El hombre tranquilo de Maurice Walsh que llevó al cine John Ford, dando origen a la comedia irlandesa tal como hoy la conocemos. De hecho sus dos libros se definen por un sentido del humor muy irlandés, “primo hermano de la socarronería aragonesa o de la retranca gallega”, según explicó.

Ejerció de presentador el escritor Juan José Téllez, director del Centro Andaluz de las Letras, que, tras glosar la trayectoria literaria de Yuste y la importancia de su blog Innisfree1916, “el más completo sobre Irlanda en español”, según Lonely Planet Magazine, rompió el hielo preguntando por el origen de esa pasión irlandesa. Yuste aprovechó para afirmar que, a través de su blog, que acaba de superar los dos millones y medio de visitas, había descubierto que ese amor por Irlanda aquejaba a mucha gente de todas partes, tuvieran sangre celta o no. Por eso dedicó un relato, El síndrome de Oisín, a explicarlo. Si se habla del síndrome de Stendhal para denominar una enfermedad psicosomática producida por un exceso de exposición a la belleza, ¿por qué no va a tener nuestra hibernitis un nombre igual de literario?, en este caso, inspirado en la leyenda de Oisín y Tír na nÓg (el país de la eterna juventud).

El volumen se compone de diez relatos, de diferente extensión, distintos géneros (desde un thriller político-policial como El sabor de la cerveza roja, hasta una comedia desternillante como El mensajero y el francotirador) o diversas épocas (desde los celtas de Tara hasta el milagro económico del Tigre Celta, pasando por el Levantamiento de 1916 o el conflicto de Irlanda del Norte), teniendo como hilo conductor el humor y las sorpresas propias de la micronarrativa.

Tras las intervenciones del público asistente, Chesús Yuste sacó su ya clásico bolígrafo verde para dibujar tréboles y firmar dedicatorias a sus lectores, pero no solo ejemplares de Regreso a Innisfree, sino incluso de La mirada del bosque a pesar de los años transcurridos.