En 2014, el mundo vivió un “éxodo mundial sin precedentes” debido al agravamiento de los conflictos en Siria y en numerosos países africanos, ante el cual las autoridades europeas siguen sin dar respuesta, según la Comisión Española de Ayuda al Refugiado (CEAR) durante la presentación de su Informe Anual y de la página web refugiadosmasquecifras.org.
En la presentación del informe, “Las personas refugiadas en España y Europa”, CEAR cifró en más de 55 millones las personas que han sido obligadas a huir de sus hogares por algún conflicto o persecución. Por primera vez, Siria se convirtió en el principal país de procedencia de personas refugiadas, con más de 3’5 millones. Frente a la pasividad de Europa, los países vecinos (Líbano, Turquía, Jordania, Irak o Egipto) asumieron el 97% de estos refugiados.
Por otra parte, la guerra civil en Ucrania originó el mayor éxodo en Europa desde el fin de las guerras de los Balcanes. El conflicto ha forzado el desplazamiento de más de un millón y medio de personas.
“Pese a esta dramática situación, la Unión Europea sigue sin facilitar vías legales para las personas que huyen de estos conflictos, lo que obliga a las personas refugiadas a arriesgar sus vidas en peligrosas travesías en el Mediterráneo”, aseguró Estrella Galán, secretaria general de CEAR. Como ejemplos de esta política que genera vulneraciones sistemáticas de derechos humanos, CEAR señala la fortificación de las fronteras europeas a través del incremento de vallas, uso de la violencia, devoluciones ilegales junto a la retirada de operaciones de salvamento en el Mediterráneo.
Ante estos datos, la organización califica el sistema de cuotas propuesto por la Unión Europea como “un avance, aunque claramente insuficiente”. “No se pueden fijar límites en el respeto al derecho internacional que determina la obligación de conceder refugio a las personas que huyen de un conflicto”, recalcó Galán, quien señaló que, según la agencia europea Frontex, más del 80% de las personas que llegan a Europa son potenciales beneficiarios de protección internacional.
CEAR recordó que desde el año 2000, más de 22.000 personas obligadas a huir de sus hogares murieron ahogadas en el Mediterráneo al intentar llegar a territorio europeo. Una cifra que en 2014 alcanzó las 3.419. “Si queremos que este número no siga creciendo este verano, Europa debe actuar de inmediato y no dilatar más la toma de decisiones”, subrayó la portavoz de CEAR.
España, a la cola del refugio
El informe de CEAR sitúa a España a la cola de Europa en el compromiso con las personas refugiadas, ya que recibió menos del 1% de las 625.000 solicitudes que llegaron a la Unión Europea. En 2014, España ofreció protección internacional a 1.585 personas, provenientes sobre todo de Siria y Ucrania, de las cuales sólo se les concedió el estatuto de refugiado a 384. CEAR llama la atención sobre el alto número de resoluciones desfavorables, que alcanzó un 56%.
“Son datos que muestran con claridad el escaso compromiso tanto de España como del conjunto de la Unión Europea con las personas refugiadas” destacó Nuria Díaz, coordinadora de Incidencia y Participación Social de CEAR.
Además, desde la organización lamentaron que, con la entrada en vigor de la Ley de Seguridad Ciudadana que pretende dar cobertura legal a las devoluciones ilegales en Ceuta y Melilla, supone un importante retroceso en el derecho de asilo.
“A pesar de la puesta en marcha de las Oficinas de Asilo en Ceuta y Melilla, las personas de origen subsahariano siguen siendo las grandes excluidas por no permitírsele el acceso a las mismas”, indicó Díaz.
Por último, desde CEAR mostraron su confianza en que la Unión Europea “recupere lo antes posible sus valores fundacionales” y de este modo no olviden su compromiso con las personas refugiadas.
“Yo soy feliz, pero mis vecinos están muertos”
La última intervención corrió a cargo de Suleikha Ismael, una refugiada somalí que huyó hace 8 años con el inicio del conflicto en su país. "No fue fácil para mí. Tuve que salir con mis hijos de Somalia por miedo a que los reclutaran a la fuerza. No salimos juntos por miedo a morir todos", explica Suleikha.
Esta refugiada agradece la oportunidad de vivir en Madrid, al tiempo que reclama a España y a la Unión Europea que respete el derecho de obtener refugio. “Yo aquí soy feliz, pero sé que muchos de mis vecinos han muerto en el Mediterráneo buscando una oportunidad como la mía”.