Tripartidismo

De todos modos, lo que, a mi juicio, es indudable es la tendencia de voto reflejada de una forma bastante clara e inequívoca, en relación con los tres partidos mayoritarios.

En las elecciones generales existen varias posibilidades en función de los porcentajes de votos logrados por estas tres formaciones políticas. La sorpresa relativa la ha dado Podemos al posicionarse en esta tríada. Lo que puede pasar es que ninguna de las tres formaciones políticas gane con mayoría absoluta. Si sucede esto existe la posibilidad de gobernar en solitario con apoyos puntuales y concretos. También existe la opción de formar pactos para poder gobernar con mayor comodidad. En mi opinión, la mejor estrategia es que no se conformen pactos, ya que cada partido político debería gobernar con los escaños que consiga. De otra manera, los votantes se pueden sentir decepcionados, porque no se les ha consultado previamente.

Respetando las diversas opiniones al respecto, considero que no es algo negativo en sí mismo este tripartidismo. Me parece positivo, ya que es la voluntad expresada de los ciudadanos, si esto se confirma en las propias elecciones generales. Además, el que exista una dispersión de muchos partidos es algo entendible y democrático, pero no creo que ayude en gran medida a la solución de los graves problemas económicos y sociales que tiene planteados este país. Parece que el posible efecto bisagra entre partidos desaparece, quizás, con el tripartidismo.

En cualquier caso, si populismo o demagogia es pretender que exista justicia social, educación y sanidad gratuita, y otra serie de derechos implícitos en el denominado Estado del Bienestar amparado por los artículos de los Derechos Humanos, bienvenido sea el rótulo clasificador. En este sentido, es pensable que el programa del partido ganador será, creo, el que explicite en su programa político escrito, una amplia serie de medidas que afronten con procedimientos realistas, los retos referidos al desempleo y a las pensiones, que son cruciales para salir de la situación en la que está esta nación.

También es cierto que en la actividad política puede haber bastantes cuestiones de un programa que se apliquen a la realidad con acierto y buenos resultados, y otras que no. Pero en todo caso, de lo que se trata es de avanzar, por una senda de aumento sustancial y rápido del número de trabajos de calidad creados por todo tipo de empresas, y por emprendedores.

Considero que la clave reside en emprender una acción política que está basada en el sentido común y en el beneficio de todos los ciudadanos, especialmente, de los que están sufriendo más la crisis y la falta de empleo. Esto es lo prioritario en una primera fase. Además, se deben aplicar procedimientos de reactivación económica para producir más con la colaboración de la Unión Europea, y con la participación de la comunidad latinoamericana. También habría que intensificar mucho más el intercambio comercial, con los gigantes asiáticos y grandes potencias emergentes que son China y la India. Con estos dos países, únicamente, se abre un mercado potencial de unos 2500 millones de habitantes.

(*)José Manuel López García es doctor en Filosofía y Profesor