El fallido homenaje a Pinochet

Más de 40 años después, la sombra del fallecido ex dictador Augusto Pinochet se proyecta sobre el país y vuelve a dividir a los chilenos. Esta vez por un homenaje que se acaba de realizar en Santiago, organizado por la Corporación 11 de Septiembre (la fecha del golpe de Estado que lideró Pinochet contra el presidente constitucional Salvador Allende, en 1973). Tanto Pinochet como el clan de oficiales retirados del Ejército que le secundó, fueron en su día debidamente calificados y clasificados como terroristas por los familiares de las víctimas de la represión (más de 3.000 ejecutados o desaparecidos).

El acto conmemorativo que se anunciaba para esa fecha, lo consideró y no sólo la oposición, como «una apología a la violencia y al terrorismo de Estado». Una provocación cívico militar.

El homenaje consistía principalmente en la exhibición de un documental titulado «Pinochet», que destaca el contexto político previo al golpe de Estado de 1973, para enseguida mostrar «la gran obra» del régimen militar que duró 17 años, debidamente maquillada, durante la “década perdida”. Para mostrar la película, los organizadores alquilaron el céntrico teatro Caupolicán de la capital chilena, donde proyectar el documento. El local con un aforo de unas 5.000 personas era suficiente para cumplir los cálculos de público asistente que según los organizadores iba a superar los 4.000.

Las organizaciones de derechos humanos presentaron un recurso judicial para impedir la realización del homenaje, en el que argumentaron que los tratados y pactos internacionales sobre derecho humanitario suscritos por Chile sancionan las manifestaciones de panegírico a quienes cometieron crímenes horrendos contra la humanidad. Aunque contra Pinochet fueron entabladas más de 300 querellas criminales por los miles de casos de ejecutados o desaparecidos en su dictadura, nunca fue condenado y falleció en libertad en diciembre del 2006.

«En cualquier otro país del mundo, quien hace alegoría o reivindica al genocidio o al terrorismo de Estado puede incluso ir a la cárcel», reclamó Lorena Pizarro, presidenta de la Agrupación de Familiares de Detenidos Desaparecidos, quien además emplazó al gobierno actual a pronunciarse al respecto.

Pero el gobierno del conservador Sebastián Piñera hizo saber que, aunque no es partidario de estos actos, los «respeta». Según el ministro portavoz, Andrés Chadwick, la administración de Piñera «no favorece ni colabora ni participa ni es partidario de este tipo de homenajes», pero «obviamente los respeta, porque se celebran sin contravenir ninguna ley».

Un hombre ecuánime como Manuel Délano profesor de comunicación de la Universidad Adolfo Ibáñez, dio con el tono preciso de la calificación del homenaje al declarar a un periodista de la agencia francesa AFP: "Un acto así no se podría celebrar en Alemania, por ejemplo, donde no se puede homenajear a Hitler" y añadió.. .“claro que si legalmente en Chile se permite celebrar estos actos, moralmente no se debería. Cuando una sociedad no ha cerrado aún sus heridas producidas por las horribles violaciones de derechos humanos perpetradas por Pinochet, donde aún quedan personas buscando, después de 40 años, a sus familiares desaparecidos, escarbar sobre el dolor de las víctimas es un crimen."

Las organizaciones de derechos humanos daban por descontado que los tribunales de justicia no impedirían el acto de los partidarios de Pinochet, más aún después de que unos días antes tanto el gobierno regional de Santiago como la policía del régimen actual informaron a la justicia que no había impedimentos legales ni de seguridad para la exhibición del film, que se haría en «un local privado y cerrado».

Por todo ello las víctimas de la dictadura y la oposición política a Piñera acusaron al gobierno de «respaldar» el acto de homenaje al exdictador, al mismo tiempo que convocaron una contramanifestación en la que los partidarios de Pinochet y sus detractores se volverían a ver las caras en la calle.

Las organizaciones de derechos humanos daban por descontado que los tribunales de justicia no impedirían el acto de los partidarios de Pinochet, ya que unos días antes tanto el gobierno regional de Santiago como la policía del gobierno actual informaron a la justicia que no había impedimentos legales ni de seguridad para la exhibición del film, que se haría en «un local privado y cerrado».

Hace no mucho tiempo se sabía ya que existía la película “Pinochet”, pero el homenaje del pasado domingo, “11 de septiembre” no había sido convocado hasta hace un mes. Y todos esos actos aprobatorios del gobierno de Piñera eran más bien globos sonda con un doble objetivo: ver con lupa la reacción de la oposición a Pinochet y descubrir a la vista de todos un nuevo perfil de actualidad, disfrazado todo de un acto histórico meramente conmemorativo como los franceses recuerdan la toma de la Bastilla sin dañar a nadie.

Represión y detenidos en Chile durante homenaje a Pinochet

Como la oposición había predicho, el día del homenaje a Pinochet se produjo el inevitable enfrentamiento y también la represión de la policía contra los grupos de la izquierda que ya de víspera se hallaban en las calles adyacentes y en una plaza cercana al teatro Caupolicán.

En las pancartas de la demostración de protesta grandes fotografías de víctimas de la dictadura (muertos o desaparecidos), velas encendidas, y letreros de “Dictador, asesino y siempre ladrón”. Algunos esperaban que el gobierno de Piñera adivinaría el choque que se veía venir y prohibiera el acto para evitar males mayores. Pero ya desde esas horas la movilización era tan abrumadora que lo inevitable se palpaba en el ambiente.

Los recursos rechazados por la Justicia y enfrentamientos verbales que antecedieron a la acción, fueron catalogados por un veterano corresponsal de prensa como "un nuevo dolor" para toda la comunidad demócrata de Chile que sufrió de alguna manera, hace casi medio siglo los zarpazos del cóndor.

Haciéndose eco de ese sentir popular Félix Madariaga, dirigente de la Corporación de Defensa de los Derechos del Pueblo, hizo un último llamado al gobierno para evitar la realización del acto.

El vocero de la Asamblea Nacional de Derechos Humanos, Humberto Trujillo, dijo que el sentido de esa primera protesta, era dar a conocer al mundo que no queremos que se reivindique a un asesino como Pinochet. Sería una manifestación pacífica.

Es difícil saber si los enfrentamientos eran evitables o no, pero de todos modos la propia policía los hizo inevitables, al cerrar el paso de los que protestaban y tratar de contenerlos por la fuerza como ayer. Y como entonces se emplearon gases lacrimógenos de un nuevo tipo como este domingo, porras, chorros de agua altamente tóxicos de color amarillento. Se ensayaba sobre cobayas no entrenados en este tipo de enfrentamientos.

Y lo que en principio iba a ser una manifestación pacífica altamente simbólica, se convirtió en un nuevo capítulo añadido de la era Pinochet, dirigido por el patriarca desde el cielo o desde el infierno. Nadie creía en la oposición que algo así podía ocurrir.

Pero el acto de homenaje había sido tan minuciosamente planeado y preparado nacional e internacionalmente por los herederos de Pinochet, “Corporación 11 de septiembre” no quería de ninguna manera echar marcha atrás.

Entre los que reclamaban su derecho a exhibir el documental y respaldaban el homenaje estaban los parlamentarios oficialistas, entre ellos el senador de RN, Carlos Kuschel, y los diputados Alberto Cardemil, María Angélica Cristi, Iván Moreira y Jorge Ulloa.

El presidente la “Corporación 11 de Septiembre“, el ex teniente del Ejército, Juan González, íntimo de Pinochet, conversó con los medios y señaló además que la conmemoración contaba con numerosos invitados internacionales, como el alcalde de Miami, Tomás Regalado; el presidente de la Liga Demócrata del Estado de Florida en Estados Unidos, Eladio José Armesto; el inglés ultraderechista Lord David Montgomery -quien viajó en representación de Margaret Thatcher, el abogado español Jaime Alonso, el nieto de Blas Piñar y muchos otros.

El Premio Nobel de la paz Adolfo Pérez Esquivel había condenado el acto homenaje a Pinochet desde principios de junio

Además, el líder de la organización desmintió otros rumores en contrario y aseguró que el Presidente Sebastián Piñera estaba invitado. "Se le envió una invitación hace un mes para ver la posibilidad de que asistiera y también para que su Gobierno estuviera al tanto".

El exteniente Juan González, quien durante la semana fue el cabeza visible de una férrea defensa del evento, había señalado que "nosotros tenemos el derecho de que esto se realice en paz y en tranquilidad y no vamos a hacer violencia, queremos exhibir este documental. Ellos son los que nos tienen tan amenazados que hemos tenido que tomar algunas medidas para que la gente pueda tener la seguridad de llegar el domingo 10 a la premiere de la película".

Entre esas medidas se informó que se había comprobado la contratación de guardias privados y servicios de seguridad que proliferan no sólo en Estados Unidos aunque abundan los exmarines musculosos, con licencia para disparar sobre blancos humanos. La coordinación con Carabineros e Investigaciones la debía llevar un alto mando tan silencioso como secreto. y el recurso de protección que presentaron para asegurar la realización del acto aprobado.

Y se acusó antes del domingo 10 a la oposición de amenazar a los organizadores del homenaje y en concreto a la presidenta de la Agrupación de Familiares de Detenidos Desaparecidos (AFDD), Mireya García y a la abogada de la Corporación de Promoción y Defensa de los Derechos del Pueblo, Alejandra Arriaza. Y se hablaba incluso de una acción judicial contra ellas, cuyo tipo se ignora. Se seguían los métodos de los manuales DSN, la Doctrina de la Seguridad Nacional que copiados de los cuerpos de seguridad de los Estados Unidos, que fueron la biblia de todas las dictaduras de América Latina que siguieron a Pinochet.

El homenaje dio comienzo a las 11 a.m. hora local (3 p.m. GMT) con poco más de un centenar de asistentes.

Con el correr de las horas, se sumaron más partidarios de Pinochet, pero los organizadores estuvieron lejos de conseguir la cifra de 4.000 asistentes a la proyección del film “Pinochet” que habían calculado y anunciado.

El acto se inició con un breve discurso de Eladio Armesto y Pauline Gerrati, historiadora que forma parte de la organización.

El único representante de la familia Pinochet fue el nieto del ex dictador, Augusto Pinochet Molina, quien afirmó que “el homenaje de hoy es un acto para honrar a la historia". "Quiero agradecer a Dios y a todos los chilenos diciendo que el año 73 este país dio un grito fuerte y ese grito fue libertad. Todo eso fue liderado por mi abuelo pero todos ustedes ayudaron. Luchen siempre por la libertad, nunca la pierdan", terminó.

Luego fueron subiendo al escenario algunos ilustres invitados internacionales, lo más florido del neonazismo europeo y latinoamericano.

Fueron muy aplaudidos los españoles Jaime Alonso, uno de los abogados que hundió al juez Baltasar Garzón (contra el que presentó la ya conocida querella por investigar los crímenes de Franco). Le siguió Miguel Menéndez Piñar, nieto del notario ultra Blas Piñar, exministro del general Franco, fundador de “Fuerza Nueva”, que recogió la herencia de la Falange española y sus procedimientos. También estaban Joseph Torres, presidente de la Juventud Cubana en el exilio y el diputado uruguayo Bruno Boschiero, que representaba a la Liga del Norte de Italia; el coronel retirado argentino Guillermo César Viola y otros.

Menéndez soltó una agudeza irónica como que “estoy seguro que en Chile hay muchos Garzones a los que hay que desenmascarar”. Y adivinó porque en la lucha de los contramanifestantes, en las afueras del teatro se podía ver a muchos “Garzones chilenos” que tuvieron que enmascararse poniéndose una capucha negra para no ser luego identificados por la policía de Piñera y arrastrados a una comisaría.

El film duró dos horas y al final los asistentes aclamaron ruidosamente aunque algunos críticos aseguraron que en el documental "Pinochet", el director Cristian Zegers, había utilizado sin permiso abundantes imágenes de otra película en la que el cineasta Miguel Littin homenajeó al ex presidente Salvador Allende.

El presidente de la “Corporación 11 de septiembre” afirmó que… “el documental “Pinochet” marca una distancia con las películas que hacen ellos, como Machuca, Los Archivos del Cardenal o Quién Mató a Víctor Jara, que tergiversan la historia. Este documento tiene la ventaja de que es una verdad total, porque no está hecho con ciencia ficción de artistas, sino que está mostrando la verdadera historia que sucedió en Chile y con los protagonistas que la hicieron".

Ahora los cineastas tienen que ver si la parte de imagenes plagiadas del film homenaje al presidente Allende de Miguel Littin son también mentira o ciencia ficción, en cuyo caso también “Pinochet”, quedaría marcada como una falsificación de la historia. O bien el exteniente González habló de memoria sin darse cuentas que Pinochet es un refrito que huele a podrido.

Y tras anunciar que, estaban a la venta a la salida copias del documental en DVD a 10 mil pesos cada, todo terminó con el himno nacional chileno. Pero además de todo eso el homenaje tenía un final informativo pues según el exteniente González, puede considerarse como un acto fundacional para todos los seguidores de Augusto Pinochet, porque es más que posible que preceda al anuncio de la Corporación a corto plazo de un movimiento político agrupado bajo el nombre de Avanzada Nacional.

Pero contra el presidente Piñera, en la primera reunión de la Asamblea Intercontinental de Servicio, Paz y Justicia (Serpaj), el Premio Nobel de la Paz 1980, el arquitecto argentino Adolfo Pérez Esquivel, fue categórico al repudiar el proyectado homenaje al ex dictador Augusto Pinochet.

El fundador de Serpaj afirmó que Pinochet fue uno de los dictadores que más daño han hecho al pueblo chileno y a Latinoamérica, sobre todo en su participación en la Operación Cóndor. El Premio Nobel mostró su desacuerdo con el acto de homenaje que organiza la “Corporación 11 de Septiembre”

“Le están haciendo un homenaje a un dictador, a un hombre que violó todos los derechos humanos tras su golpe de estado en 1973. Es un homenaje a la tortura, a la desaparición de personas, a la destrucción del estado de derecho. Lamento que le hagan un homenaje a un hombre que pudiera hacer tanto daño a su país y gran familia latinoamericana. Tendría que haber sido procesado, y por eso lo mandó a detener el juez Garzón, y después el gobierno británico lo puso en libertad por intereses políticos, pero no por ser inocente”.

Denuncias de vecinos del sector señalaron que la policía protegió a un grupo neonazi que comenzó a golpear a ex torturados por la dictadura.

"Este es el acto de los genocidas, de los violadores de derechos humanos. Es el acto donde el gobierno ha resuelto estar del lado de los genocidas", afirmó la presidenta de la Agrupación de Familiares de Detenidos Desaparecidos, Lorena Pizarro.

Fueron detenidos alrededor de 50 manifestantes, algunos heridos y otros fuera de combate por los gases lacrimógenos y se pidió ayudas a la Cruz Roja desde tres estaciones de policía.

Entre los heridos figuraban varios cámaras españoles de un equipo de televisión, cuatro o cinco periodistas del grupo y un corresponsal europeo, que no quiso dar el nombre.

Se advirtió la presencia de grandes vehículos hidrantes en tanques que contenían algún tipo de ácido de color amarillo y fuerte olor a azufre, con el que lanzaban grandes chorros a presión realmente paralizadores. Los denunciaron observadores de Derechos Humanos y Amnistía Internacional.

La observadora Verónica Brito, confirmó a ANSA que también hubo denuncias de barreras cargadas de electricidad para evitar el paso de los contramanifestantes.

Los asistentes al acto debieron salir del teatro en buses que los Carabineros pusieron para su traslado, pues afuera los esperaban gran cantidad de manifestantes que resistían los embates del agua tóxica y los gases. Era imposible que pudieran huir sin ser alcanzados en aquel carnaval de brutalidad más que para escapar a, los insultos de los contramanifestantes.