Rando ha dado una inteligente vuelta de tuerca, al aparcar los temas dramáticos de la prostitución, el hambre o la guerra, para ofrecer y plasmar la belleza de la Naturaleza con un planteamiento plástico de armonías cromáticas, de composición audaz en la que se percibe el espacio intermedio entre lo representado.
En esta ocasión Jorge Rando toma como eje central la naturaleza, siempre bajo la impronta de ese expresionismo tan personal que ha caracterizado su obra hasta convertirle en uno de los referentes más influyentes de este movimiento.
Se trata de visiones oníricas donde colores y formas se subordinan al imaginario del artista. Pinturas que narran enigmáticas escenas en las que el pintor trata de representar las sensaciones producidas por el influjo de su entorno vital.
Estas nuevas creaciones se pueden definir como visiones de un lirismo poco menos que inquietante,
Bucólicas escenas plenas de un particular romanticismo donde la impronta del neo expresionismo se deja notar en este artista malagueño.