En el programa obras de J. C Bach, Brahms, Fauré, Debussy y Ravel, fueron interpretadas con sumo rigor, contundencia y sutileza por este dúo de pianistas ya consolidado.
Interesante y precursora la Sonata de J. C. Bach. Apasionantes los famosos y variados valses de Brahms Opus 39. Deliciosa e imaginativa la suite Dolly de Gabriel Fauré. Enormemente inteligente la Petite suite de Claude Debussy, y fascinantes las 5 piezas infantiles que componen la obra Mi madre la Oca de Maurice Ravel.
Fuera de programa los pianistas interpretaron una pequeñas obra rítmica y trepidante de Dimitrri Kavalevski y un aria profunda y conmovedora de Juan Sebastián Bach, que dejó en suspenso al auditorio.
Reconfortante ver la numerosa asistencia de público, incluidos numerosos niños que se mantuvieron totalmente ensimismados a lo largo de un extenso programa, sin descanso intermedio, de más de una hora y cuarto de duración.
Muchos aplausos merecidos y entusiasmo general. Y es, que digan lo que digan, la música clásica, cuando se hace bien, es fascinante y cala en el corazón.