La permanente repercusión internacional de la incomparable humildad del Papa hizo florecer “panqueques” que primero lo insultaron con ligereza y rápido cambiaron sus libretos para no desentonar con el mundo, naciendo mágicamente “admiradores”. No estoy señalando casos puntuales, serían numerosos los “conmovidos”. ¿Teatro barato? ¿Arrepentimientos? ¿Cargos de conciencia?
Dios bendiga y proteja a S. Santidad.
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Carlos Estrada *escritor y periodista de investigación (apolítico, sin fanatismos religiosos).
Buenos Aires, Argentina, 23 de marzo de 2013.