Desde las vanguardias de principios del siglo hasta las expresiones más contemporáneas. Esta distribución permite entender, no solo la diversidad de estilos, sino también la influencia mutua entre las corrientes y los artistas que las representaron. La exposición incluye obras de los principales exponentes de esas tendencias, como Picasso, pionero del cubismo, también representado por María Blanchard, el surrealista Dalí o Joan Miró, cuya obra abarca desde el surrealismo hasta una abstracción personal y lírica. En la sala dedicada al costumbrismo de los años veinte destaca el retrato de la mujer y las dos hijas de Joaquín Sorolla de buen tamaño y, como siempre de precioso colorido.
Entre los artistas más contemporáneos también destacan Juan Genovés, Pablo Palazuelos, Cristina Iglesias y Soledad Sevilla, cuyas obras representan un abanico de enfoques y estilos que han contribuido a la diversidad del arte español del último siglo.
En la última sala se presentan tres grandes obras de Miquel Barceló en las que mezcla materia y pintura. La mayor parte de las piezas expuestas forman parte de la Colección Masaveu, una de las colecciones privadas de arte más importantes de España que comenzó en la década de 1960, gracias a la visión y pasión de Pedro Masaveu Peterson, un empresario y mecenas asturiano de origen catalán que dedicó gran parte de su vida a adquirir y conservar obras de arte con el fin de preservar el patrimonio cultural español. Otras proceden de la Fundación María Cristina Masaveu Peterson y de la colección personal de Fernando Masaveu, actual presidente de la Fundación.
La diversidad de estilos y movimientos artísticos representados en la exposición es uno de los puntos fuertes de este proyecto. Desde el modernismo hasta las vanguardias, el expresionismo abstracto, el surrealismo y las corrientes minimalistas, el recorrido ofrece una visión completa del arte español del siglo XX
El enfoque educativo de la muestra es otro de sus aspectos destacables. La comisaria, María Dolores Jiménez-Blanco, ha seleccionado las obras de manera que no solo se aprecie su valor estético, sino también su relevancia histórica y cultural dentro del contexto del arte español del siglo pasado. A lo largo del recorrido, el espectador encontrará explicaciones que contextualizan cada obra dentro de su respectivo movimiento o corriente artística, lo que facilita la comprensión de los diversos enfoques y estilos que se desarrollaron en ese periodo.
Esa facilidad para abarcar un periodo artístico tan amplio es quizás una de las claves del éxito por lo que es conveniente reservar con suficiente antelación, algo que no es habitualmente necesario en esas salas, cuya capacidad es limitada, dado que el espacio de cada una de ellas es reducido. Como el aforo es limitado hay que esperar a que el público vaya abandonando para permitir el acceso a nuevos amantes del arte moderno.
Es una de las exposiciones más interesantes del actual panorama artístico madrileño.