“40.000 esqueletos en el osario de Sedlec”

En 1870 se encargó a Frantisek Rint, que pusiese orden en la enorme cantidad de huesos conservados y amontonados, y fue bajo la dirección de este tallista que fue el que decoró y adornó toda la capilla con los huesos.

Debemos indicar que esta práctica, no muy extendida, no es única de esta capilla sino que entre otras estarían la capilla de los huesos de Evora, la de Faro, la Capilla de Santa María de la Concepción de los Capuchinos en la vía Veneto de Roma, etc.

Aunque para nuestra mentalidad y sensibilidad y percepción actual, es difícil aceptar diríamos estas capillas de huesos, no podemos obviar, que las realidades o actos que los humanos realizan o realizamos, pueden tener diferentes causas y motivos y razones.

Quizás, en esa época pensaron, a falta de espacio en el cementerio, y también, debido a todas las leyes que en general, antes o después, se produjeron en toda Europa, de dejar de enterrar a los muertos en las iglesias y terrenos colindantes en dicho siglo, quizás pensaron que era, diríamos “más misericordioso”, que los huesos, en vez de seguir estando apiñados, sin orden y concierto, quizás, razonaron que era mejor ponerlos y situarlos en las paredes, en este caso, incluso formando una lámpara y un escudo familiar de la familia que encargó este trabajo al tallista, anteriormente citado.

Por otro lado pienso que un articulista, debe mostrar, ante el potencial lector o lectora, no solo aparentar sabiduría y conocimiento y convicción, sino también sus dudas, e indico este enunciado, por lo siguiente, desconozco, cual ha sido la capilla primera, de y en Europa o del mundo, que realizó esta práctica, aunque sea, quizás con un pequeño adorno de huesos. Porque quizás, conociendo ese detalle, se podría rastrear la evolución de esta costumbre minoritaria. Realidad que invito a que abajo en los posibles comentarios, si alguien lo sabe lo indique, y, realidad que sugiero, que quizás, este tema de las capillas con huesos, por ponerle un nombre, merecería quizás un estudio con más detenimiento, una tesis doctoral, un libro que desconozco si se ha hecho como estudio general, etc.

Los hechos humanos, siendo el mismo, pueden tener, una diversidad diferente de causas y fuentes y razones e intereses, pero también diferentes finalidades. Estamos hablando de una capilla en la República Checa actual, o dicho de otro modo, en el centro de Europa. Ahora, relativamente cerca de allí, se han dejado, para “la memoria de los humanos y para que no se vuelva a repetir”, barracones, algunos con crematorios, en distintos lugares, de los campos de concentración y exterminio, que pulularon, no hace tanto, ochenta años, por media Europa.

Esta forma de “monumento”, primero, en homenaje a esas personas que murieron en esos campos de concentración, segundo, preguntarnos, cómo fue eso posible, tercero, que no se vuelva a repetir, es decir, un intento de análisis, para que los historiadores y otros especialistas de humanidades y ciencias sociales, nos indiquen causas y motivos y razones de esas acontecimientos, que denominamos campos de concentración y exterminio, genocidios en el mundo, y realidades similares, para que no volvamos a caer en las mismas situaciones, que nos pueden llevar, a resultados similares. Esta es la cuestión.

Estos osarios pueden tener diversas causas, pero es curioso, que al menos, los que conozco, surgieron en esta franja de dos o tres siglos, de la etapa moderna, que denominan así los historiadores de Europa, los que conozco existentes en el contexto del catolicismo.

En este caso, además, como hemos indicado, de realizar una obra de piedad, es decir, que los huesos no estuviesen amontonados, incluso, podría ser de respeto hacia esas personas, pues tienen las connotaciones, todas de tipo religioso y metafísico y espiritual, del contexto de su época. No debo indicar, que no me agrada, que los huesos de una persona formen parte o conformen un escudo familiar, pero tampoco podemos obviar, que el arte occidental, está lleno de cuadros, de personas, especialmente santos mirando una calavera, no diré el nombre técnico de este subgénero plástico, y hay quién dice que durante siglos, los ermitaños, algunos monjes, tenían la costumbre, de tener una calavera al lado de su aposento, para recordar, que él mismo tendría que morir, y al morir, tendría que dar cuentas al Buen Dios de sus actos. Es decir, inducir al arrepentimiento y la penitencia, y el recuerdo de los “novísimos” –dejo para usted investigue qué significa este concepto último-.

Quizás, hoy, que a veces, me pregunto, que la industria turística está tan desarrollada me extraña que no hayan realizado un tour por todas estas capillas de Europa. Al final, es una reflexión sobre la vida y la muerte. Quizás, de estas realidades culturales, porque al final, son eso, aunque sean excepcionales, nos debemos hacer algunas preguntas, entre otras, “que no podemos olvidar, que esta vida es corta, y que quizás, exista Otra”, por tanto, en esta vida, nuestros actos tienen importancia, no solo por las consecuencias para nosotros mismos, sino para los demás. Paz y bien.

http://personal.cim.es/filosofia / © jmm caminero (10-15 septiembre 2020 cr).