Fallece en Barcelona el escritor Francisco González Ledesma

Se dice de este escritor, periodista y abogado, que ya en el colegio donde estudiaba contaba historias a cambio de un bocadillo. Tuvo como profesor a Guillermo Díaz-Plaja, uno de sus mentores. Su vocación literaria, prematura, lo llevaron a la Editorial Molino a la que entregaba sus originales. Más tarde sería la Editorial Bruguera la receptora de guiones de historietas y novelas del Oeste, otra de sus especialidades, que escribía una a la semana con el pseudónimo de Silver Kane. Así pudo costearse la carrera de Derecho.

A los 21 años ganó el Premio Internacional de novela Josep Janés, por su novela “Sombras viejas” siendo miembros del jurado Somerset Maugham y Walter Starkie, pero el régimen franquista prohibió la publicación por rojo y pornógrafo. He oído estos días que, vistas las cosas desde la perspectiva actual, “se podía considerar hasta un honor”.

Ejerció la abogacía y el periodismo, lo que le proporcionaría un conocimiento exhaustivo de la sociedad catalana y de la sociedad en general, donde se mezclan la política, las finanzas, la alta y baja sociedad, la calle, la corrupción y un larguísimo etcétera que contribuyeron a que sus novelas tuvieran ese dinamismo trepidante que comienza en la primera página y engancha al lector hasta el final.

Fueron muchos los galardones y distinciones conseguidos a lo largo de su vida como fueron muchos los títulos de sus obras: “Crónica sentimental en rojo” Premio Planeta 1984, “Expediente Barcelona”. “Las calles de nuestros padres”, entre otros.

Tuve la oportunidad de conocer al escritor en 1997 en el transcurso de un congreso de FEPET, federación de escritores y periodistas de turismo de la que ambos éramos miembros. Se celebraba en la ciudad de Vicenza, Italia, en la región del Veneto. Yo, entonces no conocía a Francisco, pese a haber sido galardonado con el Premio Planeta en 1984, ni siquiera lo supe entonces pese a haber compartido mesa y conversación en varias ocasiones donde tuve la oportunidad de escucharle y disfrutar de su, siempre, amena e inteligente conversación. Fue algún tiempo después cuando a través de otro colega, Francisco Gavilán, quien me informó, con cierto rubor, que él mismo, que había hablado a Francisco González Ledesma de sus libros, de sus proyectos y de su trayectoria profesional, él se había limitado a decirle que era escritor y abogado pero sin decirle que ya había obtenido el Planeta. Entonces descubrí yo también que era el que ponía voz a un viejo programa de radio que se llamaba “Hablan las piedras” y que yo no me perdía. También era guionista del mismo. En fin, un hombre sencillo y natural que pese a haber cosechado numerosos premios y distinciones nunca hizo alarde de ello.

Más tarde coincidiríamos en otros viajes por Extremadura y Asturias y siempre se mostró cordial y amable, derrochando la misma sencillez que le caracterizaba.

Le apasionaba, cómo no, el cine y el cine negro en particular, donde solía acudir a los diferentes certámenes que se organizan en España como también en el extranjero.

También tuve la oportunidad de hacerle una entrevista para un programa semanal en COPE ZAMORA donde entrevistaba a personajes interesantes como él. Le llamé por teléfono y hablamos el tiempo suficiente para que los zamoranos conocieran a alguien con inquietudes y con una gran trayectoria profesional y literaria. Escucharle era un privilegio pues, además de los temas, siempre apasionantes que trataba, tenía una voz sonora, muy radiofónica y muy agradable al oído.

Francisco González Ledesma nos ha dejado y ha puesto título a su última crónica. Hasta siempre amigo. Descansa en paz.

(*) Concha Pelayo. Escritora. Miembro de AECA