Me voy a La Manga a descansar

Creo que un intelectual, un trabajador de la mente, un pensador, un columnista de periódicos también tiene derecho. A menudo pienso que me gustaría desparecer para siempre pero no como Frida Kahlo, desaparecer de las obligaciones, del día a día, de la monotonía de este Madrid maravilloso pero un poco agobiante. Sé que el que les cuente este hecho es un poco petulante o que no viene a cuento, pero los periodistas amigos se dedican a comentar la actualidad y la actualidad es muchas veces reiterativa y pesada, “pas de nouvelle, bonn nouvelle” dicen en Francia y puede ser verdad, el que no haya noticias puede llegar a ser la mejor de las noticias.

El trabajo mental, créanme es agotador, no trabajamos con las manos, nos movemos poco, podemos llegar a sentir aburrimiento o quizá mejor dicho hastío o hartazgo de hacer siempre lo mismo. Lo mejor quizá que tenemos o lo menos malo es lo que sale de nuestro interior, de ese mundo que es alma humana que atesora recuerdos muy lejanos, emociones, sentimientos que pueden irse rememorando y que son como un perfume, un rumor musical que empapa de una humedad vivificante a aquello que toca. De esa materia he construido mis mejores obras de teatro, mis mejores novelas, mis mejores artículos. Del recuerdo de la infancia luminosa, de la juventud embriagadora, de la madurez y su intensa producción, de la vejez ya y sus recuerdos.

El mar constituye un elemento inherente a nuestro cuerpo, el mar de donde vinimos, el agua que somos.

Me gustaría llevarles a todos ustedes conmigo, sacarles de la rutina, de sus afanes, de sus inquietudes, de sus penalidades, de su ritmo trepidante o de sus aburrimientos, trasladarles a la luz mediterránea, a su templanza, a los almendros floridos, al silencio, esos lugares donde aún anida lo más hermoso de la vida, donde la paz y el silencio solo lo pueden romper el murmullo suave de la brisa o el límpido sonido de alguna gaviota.

Un lugar donde olvidar lo que el mundo es, lo que vida ha hecho de nosotros, un lugar para encontrarnos con nosotros mismos, donde recuperar la energía perdida, un lugar donde sentir la presencia de todos aquellos que se fueron y que hacían nuestra vida tan llena de sentido y tan alegre. Un lugar donde descansar.

(*) Germán Ubillos Orsolich

Nació en Madrid y es Premio Nacional de Teatro. Premio Guipúzcoa de Teatro, Premio Provincia de Valladolid de Teatro, Premio Julio Camba de Periodismo, Premio “Correo Español – Pueblo Vasco” de Periodismo, Premio Ciudad de Zamora de Periodismo, Finalista Premio Nadal de Novela, Guionista de Televisión Española Espacios Dramáticos. Es autor de varias novelas entre ellas: “Largo Retorno” (Con filme de Pedro Lazaga y música de Antón García Abril) “Proyecto Amenazante”, “Cambio Climático”. “Cambio Climático – Los Supervivientes”, “Cambio Climático – El Retorno” (Trilogía),(Ed. Entrelíneas Editores), El viajero de sí mismo”, “Malín”, “La Peste Negra – Vida más allá de las estrellas”, “La calle de los Amores” (biografía), “El hielo de la Luna”, “Los desiertos de Marte”, “La calle de los amores “(Memorias).- Ed. Belgeuse, “ Más allá del Purgatorio (Novela), Ed Belgeuse , “La Infancia Mágica “ (Biografía).- Ed. Belgeuse Es autor teatral y algunas de sus obras son: “La Tienda” (Ed. Escélicer)- Premio Nacional de Teatro, “El llanto de Ulises” (Ed. Escélicer)- Premio Guipúzcoa, “El Cometa Azul”, “Gente de Quirófano” (Ed. La Avispa) Premio Provincia de Valladolid, “Los globos de Abril” (Ed. Escélicer)