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Álvaro Uribe arremete contra la mediadora del rescate de Pablo Emilio Moncayo

Bogotá acusa a Piedad Córdoba de haber permitido que la televisión oficial venezolana grabara el encuentro con el rehén

miércoles 22 de octubre de 2014, 11:21h
La polémica y el malestar del Gobierno colombiano y de los miembros de la misión humanitaria por la difusión de unas imágenes del rescate del sargento Pablo Emilio Moncayo tras doce años en poder de las Fuerzas Armadas Revolucionarias de Colombia (FARC) no ha frustrado la entrega de los restos del mayor Julián Guevara, muerto en cautiverio hace cuatro años.
La bronca verbal se materializó cuando el comisionado por la Paz, Frank Pearl, expresó en un comunicado el enojo del Ejecutivo de Uribe por el permiso que los garantes liderados por la senadora Piedad Córdoba dieron al canal oficial venezolano Telesur para grabar el encuentro con el rehén. «Lo que preocupa al Gobierno es que los secuestrados se muestren como animales de circo», dijo.

Perplejidad
La senadora reaccionó con perplejidad. Aseguró que no había periodistas ni cámaras y que la única grabación la hizo la guerrilla «al igual que en otras ocasiones». Monseñor Leonardo Gómez, representante de la Iglesia católica, lo confirmó. Córdoba consideró que el Gobierno debía haber esperado a escucharles antes de acusarlos porque fue una jornada de mucha tensión y tuvieron que emplearse a fondo para que el rescate fuera exitoso.

Aclaración
Por su parte, el canal cuestionado difundió desde la sede central de Caracas un comunicado para aclarar que los vídeos y las fotos recibidas en su correo electrónico tenían también como destinatarios a RTVE, Noticias Uno y Ecuavisa.

Mientras tanto, ajeno a la polémica, Moncayo repartía agradecimientos por las gestiones realizadas para devolverle a la vida. Mencionó a los presidentes de Ecuador, Venezuela y Brasil, pero no incluyó al colombiano Álvaro Uribe. Dentro de su serena alegría, no se olvidó de quienes quedan detrás, entre ellos el coronel Édgar Yesid Duarte Valero, secuestrado en octubre de 1998, y el sargento Libio José Martínez, capturado el 21 de diciembre de 1997. Y reclamó la ayuda de alguna ONG internacional para liberarles. Los familiares de los 22 uniformados 'canjeables' que continúan retenidos en las selvas insisten en que se concrete el intercambio humanitario.

Pero Moncayo, muy pausado, afirmó que le «dolió» que los tacharan de «guerrilleros sólo por el hecho de haber estado mucho tiempo secuestrados». «He llevado mi uniforme todos estos años por amor al pueblo de Colombia y a la institución a la que pertenezco», concluyó.

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