Siendo libre y volador
en mi mano tropezó,
sin poder ya escapar
me mostraba su temor.
Si al principio se asustó
yo le quise consolar,
y al darle mi calor
ya muy pronto se calmó.
Sin hacerme esperar
y en un tono muy cantor,
sentí yo que me habló
y me hizo despertar.
Sin ser ave es volador,
¿qué fue lo que mi mano cogió?,
quien lo quiera bautizar
puede llamarlo amor.