Durante los últimos años hemos venido escuchando cada vez más a menudo las explicaciones de los daños atribuibles a la exposición solar. En los niños esto adquiere mayor relevancia, por tratarse de pieles más sensibles.
Hay algunas medidas simples a tomar y de mucha importancia a futuro, ya que hablamos de daños con efecto acumulativo. Por ejemplo: usar bloqueadores y fotoprotectores desde antes de iniciarse y hasta después de concluído el verano (incluso en días nublados). En viajes a la playa, no salir con los menores a tomar sol entre las 11 am. y las 17 pm. Si se está en la arena, usar quitasol, tomando la precaución que los rayos solares al caer se refractan y se desvían en todas direcciones, penetrando por los costados del quitasol, por lo cual proteger de todas maneras a los niños con gorros y poleras y éstas de colores claros. Poner especial cuidado en los niños de tez muy clara.
Aunque se rotule que el bloqueador es resistente al agua; volver a aplicarlo cada 3 horas. Y no malgastar dinero en aquellos de factor muy alto, ya que no van a tener el doble o triple de efectividad; bastará con un factor 30. Además no usar bloqueadores del verano anterior.
Sólo respetando estas recomendaciones podremos decir con tranquilidad y alegría: ¡¡¡Bienvenidas Vacaciones!!!